Por Alberto Ávila Morales.-
Pregunto a quien pueda responder.
Gracias a mi padre que, habiendo militado en el bando perdedor y padeciendo una dura represión, me auguró que dado el resultado de la famosa y ¿sacrosanta cruzada nacional? nuestra educación cívica, política y democrática iba a tener mucho que desear, me fui haciendo un curioso observador (a distancia) de los distintos personajes, colores y actuaciones de nuestros próceres: Un total cacao mental.
Aun así he de decir que cometí el irreprochable y maravilloso acto de votar alguna vez ─bendita juventud─. Pero siendo el raro observador que he comentado antes, he llegado a la conclusión de que el espécimen llamado político no deja de ser un vulgar ‘jornalero del voto’ a cualquier precio.
‘Es por ello’, como decía un famoso cómico nuestro; y dada mi total desinformación y caos cerebral, que pregunto a quien pueda responderme.
Creyendo que el funcionario de guante blanco (máximo funcionario) que nos gobierna, ese que dice como una gracieta trágica que no hace lo que prometió pero que hace lo correcto (¿para quién?), y algunos otros de menor calado pero igual desvergüenza; y pensando que ellos también son funcionarios pagados por el pueblo (alguno se sube el sueldo incluso hasta el 27%): ¿Por qué ─pregunto─ a los del escalón pequeñito se lo bajan? Mire usted qué cosa.
Por favor, denme una respuesta que no sea totalitaria.
(Primavera, 2017)