Patriotismo es buscar el bien común por encima de intereses propios y cálculos partidistas.
Y patriotismo no es agitar las emociones patrias para sacar partido propio o ajustar cuentas con el adversario.
Patriotismo es apostar y arriesgar por aquello que se entiende como lo mejor para el país.
Y patriotismo no es sacar el dedo por la ventana para seguir la corriente.
El gobierno de Felipe González ejerció patriotismo cuando apostó por mantener a España en la OTAN, a pesar de los riesgos que asumía para sí mismo.
El gobierno de Zapatero ejerció patriotismo cuando apostó por el diálogo para lograr el fin de ETA, pese a los graves ataques que le acarreó.
El gobierno de Pedro Sánchez ejerció patriotismo cuando limitó derechos fundamentales en un Estado de Alarma, a sabiendas de los costes que pagaría.
Y este gobierno ejercerá patriotismo cuando tenga que adoptar las decisiones necesarias para superar el conflicto político en Cataluña, con la misma convicción y la misma determinación
La derecha española habla y gesticula sobre la patria, pero no ejerce el patriotismo.
Por cálculo partidista, se opusieron al Estado de Alarma que salvó miles de vidas.
Por cálculo partidista, obstaculizaron la llegada de 140.000 millones de euros vitales para recuperar la economía y los empleos.
Por cálculo partidista, se niegan a renovar los órganos constitucionales que sustentan nuestra democracia.
Y por cálculo partidista, han negado apoyo al Gobierno de su país cuando un gobierno extranjero agredió nuestras fronteras.
Pero este comportamiento no es nuevo. Fraga pidió la abstención en aquel referéndum sobre la OTAN, aun siendo atlantista convencido y aun sabiendo lo que se jugaba España. Aznar se negó a excluir la lucha antiterrorista de la refriega partidaria. Y Rajoy aplicó aquello de Montoro, “¡Que se hunda España”!, durante la crisis financiera.
No. La derecha española habla de España, de la nación y de la patria, pero no es patriota. Enarbolan las banderas más grandes. Presumen de rojigualda en sus coches y en sus pulseras. Proponen escuchar el himno en las escuelas. Pero anteponen sus intereses a los de la patria, una y otra vez.
Los socialistas no presumimos de patriotas. Ni nos apropiamos de los símbolos de todos. Pero cuando España se la juega, siempre estamos ahí, apostando y arriesgando por el bien común.