noviembre de 2024 - VIII Año

Memoria, historia y anticipación del futuro

40 Aniversario de Izquierda Socialista

El autor resume aquí su intervención en la clausura de las Jornadas conmemorativas de los 40 años de Izquierda Socialista celebradas en Madrid los días 11 y 12 de septiembre de 2021

La exvicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo

Se han celebrado el 11 y el 12 de septiembre unas jornadas conmemorativas de los cuarenta años de Izquierda Socialista. Son muchos los años transcurridos y los acontecimientos vividos durante todo este tiempo. El historiador Guillermo León Caceres intervino en estas jornadas; es autor de una obra dedicada a analizar los avatares vividos durante el llamado ciclo de Suresnes y que se titula, significativamente Peleando a la contra. Una historia de izquierda socialista 1976-1997 y está publicada por el Centro de Estudios Políticos y constitucionales.

Fue enormemente enriquecedor el diálogo entre el historiador y el Presidente José Luís Rodriguez Zapatero. Zapatero intervino después de Guillermo León y le animó a él, y a los historiadores, a profundizar en el  período posterior desde el 97 para acá. Han pasado casi 25 años desde la salida de Felipe Gónzalez de la secretaria general del PSOE. El propio Guillermo León ha estudiado el período posterior del 97 al 2000 marcado por la elección de Joaquín Almunia y las primarias que eligieron a Jose Borrell. Después llegaría una nueva generación encabezada por J.L.R. Zapatero. Guillermo y otros historiadores tienen una tarea apasionante por delante y no deberían dejar caer en saco roto la recomendación de Zapatero.

Izquierda socialista ha ido acumulando un gran patrimonio ideológico a lo largo de estos años. Además de la tesis de Guillermo León  contamos con  múltiples artículos  de Antonio Chazarra y Ana Noguera, de Mario Salvatierra y  de los compañeros de Argumentos Socialistas dirigidos por Pepe Manzanares. Estas y otras aportaciones, han ido acumulando un patrimonio cultural considerable sobre temas como la memoria histórica, la laicidad, el republicanismo, la multiculturalidad y el feminismo. Entre todos los que han escrito sobre estos temas con rigor y con profundidad sobresale José Antonio Pérez Tapias. Fue una satisfacción tenerle entre nosotros el domingo 12 de septiembre. Era una forma de mostrarle el cariño y el agradecimiento de los compañeros de izquierda socialista por su valor y su acierto al encabezar la candidatura de Izquierda socialista a la secretaría general del Psoe en junio del 2014. Como dijo con gran acierto Vicenn Garcés las puertas de izquierda socialista están abiertas para él, si un día quiere volver a retornar a la vieja casa.

La tarea de Izquierda socialista en pocas ocasiones ha sido tan reconocida como en las palabras del compañero Zapatero. Hay algo profundo en su reflexión que nos invita no sólo a recordar el pasado sino a pensar el presente e intentar imaginar el futuro. Zapatero intervino en estas jornadas presentando por Juan Antonio Barrio de Penagos. Barrio se refirió a su libro El dilema donde Zapatero explica cómo vivió la crisis del 2008, como fueron evolucionando los acontecimientos hasta producirse la entrevista con J.Biden, entonces Vicepresidente norteamericano donde le impelía tomar medidas expeditivas, crueles y dolorosas, para salvar el Euro.

El expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero y Juan Antonio Barrio de Penagos

Como bien planteó Manolo de la Rocha, haciendo historia contrafáctica: ¿qué hubiera ocurrido si las autoridades europeas hubieran aplicado una política económica distinta?  Es una pregunta que muchos nos hacemos visto lo ocurrido posteriormente con Grecia. Una pregunta que tiene sentido en este momento que concluyen los 16 años de Angela Merkel.

Esa política austericida marcó el final del gobierno de Zapatero y provocó un creciente malestar social que se fue acumulando hasta llegar al estallido del 15 de mayo del 2011. Han pasado ya más de diez años y la presencia de Zapatero en la asamblea de Izquierda socialista me hizo recordar lo vivido en aquellos meses. Para muchas personas de mi generación Zapatero había representado una voluntad política de izquierdas que se había plasmado en medidas audaces como la retirada de las tropas de Irak; el matrimonio homosexual; la ley de memoria histórica; la negociación para conseguir el final de Eta.

Todo este legado fue combatido por las derechas acusándole de guerracivilismo, de rendición ante el terrorismo, de acabar con la familia, de tener un concepto de nación discutido y discutible; fue tan denostado y tan estigmatizado por la derecha  que provocó el efecto contrario al que pretendían;  en las elecciones del 2008 fueron muchos los electores de otras fuerzas de izquierda que decidieran concentrar el voto en el Psoe para evitar la vuelta del Partido popular.

Todo esto ocurrió entre el 2004 y el 2008 pero en el 2011 todo había cambiado. Llegaba una nueva generación que ante la política de recortes de derechos y ante el cierre de expectativas y ante, no lo olvidemos, la incapacidad de los sindicatos para revertir la situación, decidieron articular un discurso donde se producía una equiparación entre el Psoe y el PP. Estaban en su derecho y podíamos entender sus motivos.

Sin embargo a los que habíamos vivido lo ocurrido años antes nos parecía injusto. Valorábamos que nuestros hijos acudieran a las plazas, que buscaran nuevas formas de intervención política pero sentíamos en el alma aquella equiparación, aquella equivalencia, aquella indistinción entre la derecha de Rajoy y la izquierda de Zapatero. Se ha dicho que en las plazas del 15M estaban los hijos de los socialistas. Evidentemente había mucha más gente pero también estaban nuestros hijos y vivíamos con admiración la movilización que habían logrado pero no podíamos reprimir el pesar por la  injusticia que se estaba cometiendo ante el legado de aquellos años.

No sé como valorarán los historiadores del futuro todos aquellos hechos pero personalmente sentí una enorme satisfacción el pasado domingo en la Avenida de América. Muchos de los asistentes respondían con  agradecimiento a Zapatero por sus entrañables palabras sobre Izquierda socialista pero en mi caso, reconociendo ese sentimiento, prevalecía el otro, el que quería  manifestarle nuestro agradecimiento por la valentía y audacia que había demostrado en momentos decisivos.

El exportavoz de I. S., Antonio García Santesmases

Por ello pienso que la derecha política y cultural, la derecha mediática e ideológica, no se equivoca al afirmar que con Zapatero empezó todo. Esta opinión no sólo la comparte la derecha. Una parte muy importante de los cuadros políticos de la época del felipismo la asume; por ello intentaron corregir el camino, intentaron enterrar aquellas políticas para que el “PSOE volviera a ser el PSOE”, lo que  que a su juicio significaba abandonar la memoria republicana, el laicismo, el federalismo y cualquier veleidad de autonomía en política exterior.

Esa posición refractaria a una cercanía excesiva a los sindicatos y radicalmente contraria a los gobiernos de coalición de izquierda está ahí y se expresa continuamente en los medios de comunicación. Son muchos los que esperan una oportunidad para acabar con esta política que para ellos es una auténtica pesadilla. Algunos no pueden más y optan por darse de baja en el Partido socialista; otros , esperan que se produzca una debacle electoral para promover la gran rectificación.

¿Se producirá esta debacle? Puede ocurrir. Lo sucedido en Madrid nos debe hacer pensar. El uno de mayo del 2021 acudían a la manifestación, convocada por las dos grandes centrales sindicales, los tres candidatos de las fuerzas de izquierda y varios ministros del gobierno de coalición, del primer gobierno de coalición de izquierdas tras la guerra civil. Tres días después la derecha y la ultraderecha arrollaban en las urnas.

Los resultados de Madrid muestran que hay una derecha conservadora muy movilizada en contra del gobierno. Una derecha que tiene fuertes soportes mediáticos y una gran presencia social. Es cierto que Madrid siempre ha sido una plaza difícil para la izquierda pero este tema se ha agudizado en los últimos tiempos.

Madrid y Valencia siguieron caminos paralelos durante mucho tiempo. Perdieron el gobierno autonómico en el año 1995 y habían perdido los ayuntamientos de Madrid y Valencia en el 91. Hoy la derecha arrolla en Madrid pero no ha logrado, por el momento, extender esta victoria al conjunto de España. No es descartable que pueda ocurrir en el futuro pero tampoco es inevitable. Depende mucho de lo que ocurra en las próximas elecciones andaluzas.

En este inmediato futuro son muchas las batallas políticas que nos esperan. El mayor error sería pensar que lo que para nosotros es deseable lo es para la gran mayoría. No es así. Quizás, como dijo Andrés Perelló al hablar de la memoria histórica, la razón acabará por prevalecer. Me gustaría tener esa confianza pero no dejo de pensar en las palabras de Antonio Gramsci, oportunamente recordadas por otro de los intervinientes en las jornadas, por el compañero Antonio Ruiz, impulsor de la revista Escrits de la Esquerra socialista de Catalunya. Decía Gramsci que cuando lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer se produce un vació que puede ser ocupado por monstruos de distinto tipo.

Muchos monstruos han aparecido en estos tiempos de Trump y de Jonhson, de Salvini, de Orban y de Bolsonaro; esperemos que algunos de los que esperan su oportunidad como Le Pen no lleguen a triunfar y confiemos en que Anne Hidalgo pueda aglutinar a la izquierda francesa y dar una salida por la izquierda a la crisis de la república.

Con estos deseos -espero que no sean infundados- termina esta breve crónica de lo vivido en las Jornadas de izquierda socialista. Han sido días de debate y de reflexión, de memoria y de reconocimiento, de nostalgia y de esperanza. Días en los que hemos recordado a los que ya no están y a los que tanto debemos como a Fernando Morán y a Ignacio Sotelo. Con ellos he discutido en tantas ocasiones sobre el pasado y el futuro que nunca dejo de recordarles.

Jornadas que sólo han sido posibles por un equipo dirigido por la pericia y la paciencia, por el buen hacer, de Manolo de la Rocha. Vaya aquí mi agradecimiento al equipo que ha hecho posible este encuentro.

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