Mi cerebro es el caos, mis ojos la destrucción,
mi esencia la nada.
Gustavo Adolfo Bequer
(150 aniversario de su muerte)
Aquellos que vieron en el movimiento independentista una oportunidad para superar la crisis económica, pero también sistémica del 2008, esos no volverán. Aquellos que se posicionaron a favor del procés independentista, como castigo a lo que consideraban un reparto injusto de la financiación interterritorial, esos no volverán. Aquellos que se apuntaron a la nueva tendencia, porque así se percibían más progresistas, esos no volverán.
Sin embargo lo más significativo resulta que la mitad de los catalanes no independentista, sigue siendo bastante pasiva, indolente me animaría a afirmar, y salvo contadas excepciones, no muestra interés, ni sensación de ser víctima de una imposición nacionalista, y se podría decir que asume la situación, y manifiestan que, como me dijo un colega, si se llega a darse la situación, ya tomaremos la decisión de irnos o quedarnos. Más bien muestran un conformismo acomodaticio y de renuncia.
El análisis situacional nos conduce a pensar que existe una fuerte tensión en la sociedad, aunque no estoy seguro de definirlo como un conflicto, sino, más bien en una tensión que tiene que ver con la identidad percibida y alejada de cualquier análisis racionalista y conforme a la realidad (1).
Antes del 2010, el apoyo a la secesión no superaba el 20% de los catalanes (2). A partir de entonces comenzó a desarrollarse una tensión continuada que llegó a su máxima expresión con el accidentado proceso de aprobación de un nuevo Estatuto de Autonomía, aprobado por los catalanes en 2006 a través de un referéndum. El Tribunal Constitucional español, siguiendo un recurso impulsado por el PP (entonces en la oposición), anuló en 2010 algunos artículos, lo que provocó un amplio rechazo en la política catalana. Las políticas de austeridad y el mayor control central del gasto público a partir de 2010 estimularon en Cataluña, impulsados por el gobierno presidido por Artur Mas con la “inestimable” colaboración de la Asamblea Nacional de Cataluña y de Omnium Cultural, organismos que fueron utilizados como herramientas válidas para enviar mensajes populistas de agravio fiscal similares a los de otros nacionalistas en territorios contribuyentes netos (como con el UKIP frente a la UE y la Lega Nord en relación con Italia).
Pero a diferencia de Escocia, que es menos próspera que la media británica y donde el independentismo tiene una fuerte base en la clase trabajadora, Cataluña hoy no es sólo una de las regiones más ricas de España, (ocupa el 2º lugar en la economía española, cuando antes del procés se encontraba en primer lugar), sino que el nacionalismo catalán tiene más apoyo entre rentas altas, las clases acomodadas y en partidos de derecha catalanista. Las apelaciones de sus líderes a los enormes beneficios económicos que tendría romper con España al dejar de ser contribuyente neto al presupuesto del Estado se asemejan incluso de forma literal a algunos de los lemas de la campaña del Brexit y puede, por tanto, percibirse como egoísta y contrario a la solidaridad.
La mayoría de la fuerzas políticas independentistas y colectivos de izquierda reclaman el derecho a decidir, pero a mi juicio, constituye un grave error, convertirlo en una expresión perfecta y acabada de la democracia (3), llamada a sustituir los presuntamente obsoletos mecanismo de la democracia e intentar reconvertir el sistema, en la denominada por algunos, democracia directa y no representativa, lo que en la praxis es costoso, difícil de implementar y no ofrece garantía de ser mas justo socialmente. La posible solución en tal caso pasaría por una reforma constitucional, para transformar el actual sistema por otro federal ajustado a la realidad del siglo XXI.
En cualquier caso, el panorama post electoral que nos ha dejado el pasado 14 de febrero en Cataluña, pone de manifiesto que el porcentaje del censo electoral ha dado un 25% a las fuerzas independentistas y a pesar de la abstención ha colocado como primera fuerza política al socialismo, quien podría alcanzar seguramente un acuerdo, con el alma no catalanista de En Comú Podem (confluencia de Unidas Podemos en Cataluña) y asumir la gobernanza con un modelo similar al que rige en España a nivel nacional.
Arrastrados a una crisis socioeconómica y sanitaria, llegada de la mano de la Pandemia que se ha cernido sobre todo el planeta, Cataluña no puede permitirse ahondar en una crisis bucólica, romántica y emocional identitaria, la cordura política aconseja realizar un esfuerzo en favor de la gobernanza y de la ciudadanía. Insistir tautológicamente puede ser un recurso aprovechable como herramienta de comunicación, pero cabría preguntarse, si lo que se persigue es una sociedad mejor y más iluminada o el oscurantismo trufado de patriotismo atávico.
En estas circunstancias, se abre además una brecha táctica en la coalición política gubernamental, Iglesias cuestiona desde el gobierno la normalidad democrática, se ufana por llegar primero con el mensaje de igualdad, para legislar una ley transgénero, pero antes del 8 de marzo y un largo etc. Y entonces nos alcanzó el ritmo y la jerga apoteósica, llamada el Rap y se intentó callar al cantor.
Si se calla el cantor
calla la vida
porque la vida,
la vida misma es todo un canto.
Horacio Guaraní
Sin duda la libertad de expresión se encuentra en la esencia misma de la democracia y del mundo de las ideas, y es por ello por lo que hay que gritar hasta que se modifique la ley que defienda sin tapujos ese derecho humano inalienable, hay que borra la ley mordaza y legislar en favor de la palabra. Sin embargo, Pablo Rivadulla Duró, conocido artísticamente como Pablo Hasél, no es un símbolo bien escogido para esta ocasión. Pablo, defensor de la vía armada hacia el socialismo, un socialismo como el de la vieja Albania como modelo… es un músico que proviene de la clase acomodada, con un carácter agresivo, que lo ha conducido a acumular 5 condenas, no ha entrado en la cárcel por hacer uso crítico y legitimo de su libertad de expresión para denostar a los Borbones, a los representantes del capitalismo y la oligarquía, al poder político o a la iglesia, está en la cárcel por agredir a un periodista al que insultó y roció con un líquido de limpieza y por amenazar a un testigo de un juicio contra unos guardias urbanos de Lleida. En el año 2019, la Audiencia Nacional suspendió la ejecución de la sentencia durante tres años, ya que la condena no superaba los dos años y al momento de los hechos, luego se sucedieron otros delitos de injurias, es cierto, que aquí se podría fallar a favor de su libertad de expresión, pero sin los antecedentes citados, tal vez hubiese sido exonerado.
En cualquier caso, los sucesos violentos que se han venido sucediendo en muchas ciudades de España y en especial en Cataluña, están impulsados por un nutrido grupos de participantes, una melange compuesta por algunas organizaciones anarquistas, de entre las 120 que actúan en el territorio español, pertenecientes al conocido como triangulo Mediterráneo, integrado por grupos antisistema de Italia, Grecia y España y el objetivo es la desestabilización, así desde el caos podrá venir la revolución, estos colectivos podrían ser los más cercanos a las posiciones de los raperos, que sirven de altavoz al mensaje que aboga por la necesidad de una revolución y si no puede ser por las urnas que sea por las armas. A estos se le suman y como dueños de casa marcan el perfil, los Comités de Defensa de la República (CDR) y han determinado, indiciariamente, la existencia de un nuevo grupo vinculado a actos terroristas, el Equipo de Respuesta Táctica (ERT), a los que se les suma Tsunami Democrátic, Cataluña First Egain.
A estos, podemos añadir el movimiento Okupa y otros antisistema no anarquistas, algunos cercanos a ciertos integrantes de la CUP, pero como si eso fuera poco, se añade un colectivo significativo compuesto por menores, des- ideologizados, donde prima el desorden, los disturbios, la violencia y el vandalismo, como expresión de una tribu urbana, desarrollada a la sombra de familias acomodadas, pero a su vez con marcado desinterés sociopolítico. Esto colectivos así conformados, que levantan las banderas de la libertad de expresión, en realidad acrecienta la lucha para desmantelar la democracia, tal como se entiende hoy.
Un panorama político que culmina con la celebración del 40 aniversario del golpe de estado frustrado, aquel 23 F de 1981, y unos partidos políticos que se abstuvieron de participar y criticaron la conmemoración y ante lo que surge un claro interrogante, ¿acaso se decantaban esos partidos por preferir el golpe? Mi percepción, es que a veces se confunde el hambre con las ganas de comer.
La situación actual, con aquella década de los 80, tienen poco de parecido, entonces el nacionalismo catalán participó en la redacción de la Carta Magna, se trataba de superar la dictadura, por aquel entonces el encendido discurso de Santiago Carrillo y la participación de la Pasionaria, certificaban el anhelo de superar para siempre el nacional catolicismo franquista.
Notas:
1.- Jordi Amat. crítico literario y ensayista español especializado en las culturas catalana y española de los siglos XX y XXI
2.- Según datos del INSTITUTO ELCANO
3.- Manuel Cruz. 28/9/2020, WEB Federalistas de Esquerra