abril de 2025

Illa, nuestra esperanza

Recordemos algunas cosas. El 30 de enero de 2020, La Vanguardia publicaba que “ocho personas en torno a una mesa, en conexión con Waterloo, decidieron que la legislatura estaba agotada y que se convocarían elecciones tras la aprobación de los presupuestos” Torra, que estaba en esa mesa sentenció que la legislatura ya no tenía recorrido. Los presupuestos fueron aprobados en abril. Las elecciones no se convocaron, la mayoría del parlament fue incapaz de elegir un nuevo President, y ha tenido que se ser un juez, después de una chapuza de convocatoria  de Pere Aragonés, el que las ha tenido que convocar.

No fueron capaces de elegir un President y ahora firman un documento entre ellos declarando que en ningún caso van a pactar con el PSC, con un candidato, que hay que recordar, colaboró estrechamente con Romà Planas el hombre de Tarradellas en Paris. Para Catalunya el retorno de la Generalitat era condición previa, y el PSC tuvo la generosidad de sacrificar el protagonismo de Raventós, al que le correspondía el liderazgo como ganador de las elecciones de 1977. La victoria de Pujol, con el caso de Banca Catalana,  supuso el comienzo del victimismo y el acoso al botifler, como muy bien queda reflejado en el último libro de Jordi Amat: “El hijo del chofer”. El acoso a Obiols, cuando los “futuros independentistas” le acorralaron a las puertas de parlament, supuso un punto de inflexión en la historia del PSC con sus permanentes dos almas, y que Iceta consiguió, con la ayuda de Rubalcaba, superar con la Declaración de Granada. Ahora que el PSC regresa, de la mano de Sánchez, con un gesto amable y moderado, hablando de superar el conflicto, y olvidarse de la épica del 1 de octubre, a Esquerra le vuelven a temblar las piernas, deja al lado el supuesto pragmatismo y firma un documento con los partidos independentistas, para hacer un cordón sanitario al representante de la socialdemocracia europea, uno de los motores que van a poner a disposición de España una ingente cantidad de recursos.

Jordi Amat, de lectura obligada para entender Catralunya, advertía en un libro del 2017, titulado “La conjura de los irresponsables” del riesgo de la polarización, de querer mantener a la ciudadanía en una tensión emocional permanente, y avisaba de lo negativo de esa polarización y el desastre que suponía el disenso constitucional. Pareccía que habíamos llegado a la posibilidad de restaurar heridas, y buscar consensos más allá de las declaraciones unilaterales, buscar un nuevo modelo de financiación. Sin el PSC no es posible un tripartito de izquierdas que muchos deseábamos. La irrupción de Illa, y la posibilidad de que se concretaran las encuestas, ha vuelto a poner a ERC frente a su espejo, echar por tierra su pragmatismo para abrazar nuevamente la DUI de Puigdemón.

Ahora solo nos queda esperar a que Illa obtenga una amplia victoria capaz de hacer sentar a una mesa al alma de izquierda (si es que alguna vez la tuvo) para que no sea Canadel el que disponga quien va a gobernar la Generalitat. Illa eres nuestra esperanza.

Publicado el 12/02/2021

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Archivo Entreletras

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