En una combinación demasiado habitual de ignorancia y mala fé, un buen número de portavoces de la derecha política y mediática intentan en estos días contraponer el éxito de la política exterior de nuestro país, “lejana respecto a las necesidades de los españoles”, con los “problemas reales de la ciudadanía”.
Se reprocha al Gobierno y a su Presidente, en consecuencia, estar más atento a “la nube”, a “las atracciones de Eurodisney” y a “los montajes de cartón piedra” propios de las cumbres internacionales, que a la “política real que afecta a las personas”, y que se cuece aquí y solo aquí, en el escenario político doméstico, según ellos.
Exigen al Presidente, incluso, que “vuelva a la cruda realidad” y abandone, por tanto, la supuesta “irrealidad” de las reuniones con mandatarios extranjeros.
Se trata de análisis tan malintencionados como pacatos. Distinguir hoy en día entre política exterior e interior al hablar de las cumbres europeas o de la OTAN es pura entelequia. Ignorar la influencia decisiva de los acuerdos internacionales sobre el devenir económico y social interno es de una ceguera absoluta.
Y tratar de restar mérito y trascendencia a los últimos éxitos del Gobierno de España en política exterior no solo es absurdo, sino mezquino.
El liderazgo de Pedro Sánchez en las últimas cumbres de la Unión Europea y las felicitaciones recibidas por nuestro país desde las mayores democracias del mundo, a cuenta de la formidable organización de la Asamblea de la OTAN en Madrid, equivale a oro puro en términos de prestigio e influencia internacional.
Ha sido la organización de la cumbre de la OTAN que ha redefinido la estrategia de la alianza. Ha sido el liderazgo en la compra colegiada de vacunas y el ritmo récord de inmunización en nuestro país. Ha sido el impulso del “Plan Marshall” propuesto por nuestro Presidente y traducido después en el Plan europeo de Recuperación y los millonarios fondos Next Generation.
Ha sido hacer de España el primer país europeo en cumplir con los hitos de condicionalidad y con la recepción de las ayudas europeas. Ha sido la felicitación de la presidenta de la Comisión por la eficaz evacuación de los refugiados afganos. Ha sido el reconocimiento constante a la profesionalidad de nuestras misiones militares internacionales.
Ha sido la iniciativa del Presidente Sánchez para afrontar la ineludible reforma del mercado energético en Europa. Ha sido el logro de una “excepción ibérica” para que a españoles y portugueses nos cueste más barata la electricidad. Ha sido la constante referencia internacional de nuestro país para los avances en calidad democrática -como las leyes de igualdad-, en conquista de nuevos derechos -como la eutanasia- y en justicia social -como la reforma laboral-.
La confianza que España gana en Europa y en el mundo se traduce en influencia en los escenarios internacionales donde se deciden marcos regulatorios, intercambios comerciales, inversiones, ayudas…
De hecho, gracias a la consideración y la influencia creciente del Presidente Sánchez entre los socios en la Unión Europea, en la OTAN y en otros foros internacionales, hoy contamos con fondos millonarios para financiar nuestras prestaciones sociales, las ayudas a las empresas y las grandes transformaciones de la digitalización y la lucha contra el cambio climático.
Gracias a la positiva proyección internacional de España, hoy podemos recortar en 3,5 puntos la inflación que sangra la capacidad adquisitiva de los españoles, y podemos reducir en 20 céntimos el precio de cada litro de gasolina, y podemos reducir la factura de la electricidad a los hogares y las empresas, y podemos pagar el ingreso mínimo vital, y los bonos energéticos, y los bonos de transportes…
Cada éxito de este Gobierno en la política exterior se traduce en ventajas y oportunidades para el conjunto de la ciudadanía española. Hace mucho tiempo que nuestro vecinos y socios franceses, alemanes, italianos o estadounidenses aprendieron la lección.
Lo lamentable es que el afán de dañar al Gobierno ciegue tanto a algunos como para denostar los éxitos de una política exterior que a todos importa y a todos debiera concernir.