El Ateneo de Madrid siempre ha sido un abanderado de la igualdad de derechos, por eso sorprende la lectura de un artículo en estas páginas con motivo de un cambio de localización del cuadro dedicado a Clara Campoamor que pasó de la pared de la Presidencia, donde la acompañaba, con todo mérito Julio Caro Baroja, otro destacado ateneísta, a la galería de retratos., aunque de forma irregular porque todavía no está formalmente entregado ese espacio de una obra que lleva un año terminada y pendiente de torpezas administrativas para poder disfrutar de ella.
El Ateneo nació de la verdadera ideología liberal, reivindicando el derecho a la igualdad de todos los hombres, mujeres o varones, al inicio del trienio liberal; el verdadero liberalismo que defiende la libertad de expresión, que en estos momentos está maltratada en su seno en nombre del “neoliberalismo” tras el que se disfraza el veterocapitalismo donde hallan alojo los “parvenus” que con harina tapan el pelo negro de su patita, como en el conocido cuento infantil de “el lobo y los siete cabritillos” al que le va bien al principio, pero luego acaba mal
Su artículo 13 ha sido el imán de atracción de muchos socios, algunos hoy con más de medio siglo a sus espaldas y no pocos tres cuartos, que “reconoce y ampara el derecho de todo socio para profesar o emitir cualquier suerte de ideas políticas, religiosas o sociales, por radicales que sean u opuestas a las profesadas por los demás”. Y aun añade: “En este respeto, se consideran nula toda resolución asocial que pueda implicar coacción o restricción de esta plena libertad de opinión”. El deterioro del último año ha engendrado de cara a las elecciones del 31 de este mayo formando un grupo electoral “En Defensa del Reglamento” para recobrar la esencia amenazada durante todo este año reiniciando así la senda de la legalidad.
Las Agrupaciones y las Secciones promueven la oferta cultural propia del Ateneo donde también se honra recordando a los socios triunfantes frente a la discriminación por “cualquier causa personal o social” desaparecida antes de que la Constitución de la II República erradicara la que sufrían las mujeres, de lo que es paradigma la socia Clara Campoamor cuyo cuadro honraba el despacho de la Presidencia del Ateneo donde también se ostenta el facsímil de las firmas de los 92 creadores de aqule priier Ateneo cerrado por Fernando VII en 1823.
Muchas fueron las mujeres que recibieron un aprecio social por parte del Ateneo que la sociedad les negaba. Concepción Arenal no llegó a ser socia del Ateneo, pero su actividad siguió la senda del P. Fray Benito Jerónimo de Feijóo, también gallego, cuyo capitulo “En defensa de la mujer” en su Teatro Universal se anticipó al de muchos extranjeros que muchos ignorantes consideran los promotores del feminismo en todo el mundo.
Logramos de la Xunta de Galicia la financiación del libro “La mujer del porvenir” en edición no venal que se repartió entre los socios y asistentes a la conferencia “Tres gallegos” y que por cesar en el cargo de Secretario primero del Ateneo la actual presidencia mantiene secuestrados los más de mil quinientos ejemplares pirandellianamente “en busca de lector” muchos de cuyos argumentos hoy son agua pasada y nos permite la satisfacción del progreso logrado pero otros nos deja un sabor amargo de ver su vigencia por la oposición de la extrema derecha, y aun la más centrada, siempre cavernícolas.
Partimos de Feijóo y tras Concepción Arenal llegamos a Pardo Bazán, ganadora del premio del centenario de Feijóo otorgado por la Diputación de Orense. Dª Emilia defendió los derechos de la mujer por vía literaria siendo por ello más popular que los ensayos de Arenal pero la universalización de ambas refleja su común mérito del proyecto de igualdad.
Muchas mujeres de fuste pasaron por el Ateneo, socias o no. El 31.01.1884 Cánovas de Castillo, ateneísta y presidente del Consejo de Ministros y del Ateneo inauguró la actual sede. Poco después, el diecinueve de abril Rosario de Acuña sería la primera mujer en dar una conferencia celebrada por la sociedad liberal y denostada por la cavernaria que hoy parece emergente. El camino se había abierto en el Ateneo y lo recorrería Pardo Bazán; frente a las Academias que le negaban su asiento en el Ateneo presidió la Sección de Literatura tas ser una de las primereas socias.
En breve, dentro de las actividades de la Agrupación Clara Campoamor recordaremos a otra feminista, también gallega y hoy desconocida por los ignorante pseudofeminista, Sofia Casanova. Fue periodistas y ensayista, autora de cuentos y también de teatro, “La madeja” fue estrenada por Galdós; hablaba cinco idiomas y fue corresponsal de guerra durante la revolución bolchevique, la I GM, y la II GM, ABC cancelaría su contrato cuando, con respeto a la verdad, informó de los abusos delos nazis en Polonia; La II GM frustraría el proyecto de Cotarelo y Maura de proponerla para el Nobel de Literatura. Fallecería en Polonia de donde era su marido y donde nacieron sus hijos.
Carmen de Burgos, “Colombine”, también ha sido objeto de recuerdo, así como Victoria Kent otra cuyo feminismo es meritorio pese al error estratégico de oponerse al sufragio femenino. El recuerdo de todas es vivo dentro de las actividades de Secciones y Agrupaciones, pese a los directivos ignaros que soportamos. Pero también durante el período anterior celebramos una exitosa exposición sobre las mujeres científicas dentro del proyecto de incorporación femenina a las ciencias y la tecnología organizada por la Catedrática de Materiales de la UCLM Dª Gloria P. Rodríguez Donoso recibirá el Premio a la Mujer Investigadora en Castilla-La Mancha el próximo día 6 en Cuenca.
Hablaremos pronto también de otra feminista, Juana de Vega, también gallega; aya de Isabel II que no logró que fuera una reina progresista. Su casa en A Coruña, espiada y vigilada por la policía, fue centro de reuniones liberales “sospechosas”. Eso no cambia.