octubre de 2024 - VIII Año

Pensar, ahora…

Es un reto, o una singularidad rara. No se estila pensar. Para poner un whatsapp, no hace falta pensar, basta con reaccionar, pronto aunque sea mal, con humor mejor que con seriedad, con una letra, en aras de la brevedad, y sin fuste, en pro de la hilaridad. Es lo que hacen los monos: reaccionar a estímulos, sin más pretensiones.

Al mono le sale natural, porque su estado normal es de alteración: están en lo otro, en lo que pasa fuera, donde ellos son protagonistas, porque no tienen otro escenario. No tienen intimidad, ni su acción proviene de un proyecto. Como mucho, hay intencionalidad adherida a un instinto o a un condicionamiento pavloviano. Casi nada, más allá de lo inmediato.

Este posicionamiento puramente reactivo es impropio del hombre. Es más, estar alterado, estar en lo otro como los monos, exige renunciar a la condición de ser hombre para “amonarse”, embriagarse con lo externo y operar como un agente reactivo fulminante, intrascendente y casual, sin pretender coherencia, ni atenerse a las consecuencias.

Para pensar, es preciso retirarse al retrete del alma, meterse uno dentro de sí, bucear en el archivo de la propia biografía, ver qué encuentra similar al presente, como antecedentes en la experiencia existencial previa y qué sugerencias le hace. O bien, enfrentar la novedad como problema nuevo a resolver, con técnicas y estrategias congruentes con la trayectoria existencial que la persona trae.

Todo esto exige tiempo, silencio y respeto a uno mismo. Es decir, en contraposición a la alteración del mono, pensar es el proceso del ensimismamiento, el país donde habita la coherencia y la autenticidad del yo, allí fragua la identidad de la persona y se va acumulando la biografía personal, la condensación de la historia del yo.

Por su parte, cuando alguien responde desde su mismidad, los demás encuentran la expectativa que traían, a juzgar por los hábitos de conducta, ya conocidos de antemano, del sujeto interpelado. Sabían a qué atenerse y lo han encontrado. No hay frustración posible, aunque haya sorpresas, porque conocían al sujeto y éste ha respondido en sintonía con su estilo, su ideología, sus costumbres y creencias. La respuesta del sujeto proviene de quién es, de cómo es y de cómo acostumbra a ser, aunque resulte novedosa. Nueva pero coherente, armónica con el pasado, adaptada al presente y previsora respecto al futuro. Igual, pero siempre diferente. Es la antinomia del hombre y su esencia.

Hoy día, hay sujetos que no piensan porque nunca lo han necesitado, están acostumbrados a disfrutar incluso de lo insustancial y fútil; sin pedirlo. Han cosechado beneficios sin cuenta; tienen más cosas que las que pueden desear; nunca han enfrentado la necesidad como problema; no están habituados a desarrollar estrategias para zanjar una situación carencial, ni siquiera incómoda; su zona de confort es el consumo sin límite, gratis total y sin contrapartida, porque todo son derechos, o prebendas. En ese marco, ¿qué falta hace pensar?

El no-pensador es un individuo masificado, aristofóbico, no sólo desprecia a los mejores, detesta también cuanto ignora y carece de hábito de esfuerzo para incorporar saberes, actitudes constructivas y afán de superación. No puede ser pesimista, ni realista, ni idealista, ya que vive en la orgía del consumo, en Jauja, una ciudad donde todo es fácil y viene de bóbilis, bóbilis.

Aquel cartesiano pienso, luego existo, ya no vale. Ahora, las ocurrencias provienen al revés: soy…, luego reacciono, para seguir siendo. No importa que el atributo que adjudique el soy sea un cargo efímero, una circunstancia graciosa, cualquier contingencia azarosa. A falta de identidad, cualquier atribución viene bien. Y el reacciono consiste en no reparar en modos, ni en lógica, ni en congruencia, ni en consistencia; reacciono a lo loco, si es preciso; reacciono, para engañar si es menester; reacciono, con tal de resistir y sobrevivir.

Si un reactivo, alienado e inmerso en lo otro, llega a ser ministro de Seguridad Social y necesita que el Estado le preste 350 millones para enjugar las bajas por enfermedad, reacciona con la ocurrencia de suprimir las bajas más largas, las del cáncer que ahora no acaban con la muerte gracias a la radio y la quimioterapia. —¿Que tales tratamientos son muy agresivos para el enfermo?, ¡qué le vamos a hacer!, no se me había ocurrido—

Si el reactivo llegara a presidente del gobierno y tuviera que resistir como sea, puede encargar a los terroristas la redacción de las leyes de seguridad. Es otra ocurrencia, muy ingeniosa para sí, aunque resulte letal para el rebaño. —¡Qué importa, si continúo!—

Si los “particularismos” que llama Ortega en su España Invertebrada, reclaman más potencia para acelerar sus fuerzas centrífugas, reactivamente, hay que complacerlos, darles lo que piden para que no se encrespen, no nos vayan a plantar cara. —¿Que la solución de hoy es el desastre de mañana?, ¿quién lo ha dicho? Yo trabajo aquí y ahora, sin horizontes complicados—.

En caso de que los jueces condenaran casos de corrupción del propio partido, eso no sería óbice para continuar. Dimitir sería una reacción perniciosa para los propios intereses. Para evitarlo, ya está previsto el sistema que declarará nulo el procedimiento como anticonstitucional. Ni siquiera aunque se trate de la propia esposa, alter ego del propio yo, será preciso tener reacción alguna diferente. Podemos resistir porque estamos siete a cuatro votos, a favor.

Si hay que excarcelar a los terroristas que mataron a más de 800 personas inocentes, los excarcelaremos, con tal que sus secuaces nos sigan apoyando. Hecha la ley, hecha la trampa. Al mismo tiempo y sin dar voces. Que la oposición está a verlas venir. Tampoco está en el pensar, ni en discernir, ni en sospechar triquiñuelas de trileros. Más bien es reactiva también, que para eso cobran 8.000€ por cabeza, (o, ¿cabezazo?) al mes.

En aquellos tiempos de la dictadura, la información discurría del fútbol a los toros. El pueblo sabía casi todo de Gainza, Puskas y las carreras de Gento, sin olvidar al Litri, Paco Camino, el Cordobés, Curro Romero o Dominguín. Hoy, el fútbol sigue en candelero, aunque haya corrupción, y mucha; y los toros se han sustituido por el caso, las desgracias y tragedias del vulgar acontecer diario. Pero, además, si hay que ocupar los medios informativos públicos para que no se conozca más que lo que —me— conviene, se ocupan. Y, a los demás, se les subvenciona o amenaza, con el fin de que las reacciones de la masa sean sintónicas con —mis— ocurrencias.

Mientras, la masa está “amonada” gracias a viajes espléndidos, visitas celestiales, el glamur del Falcon, los besos de Macron y von der Leyen, el escenario teatral del despacho de Mohamed VI, el despliegue de banderas de Xi Jinping y la bendición apostólica de Bergoglio. Todo excelso y sonriente, que una imagen vale más que una parrafada, porque mientras el hemisferio derecho se impresiona, el izquierdo queda fuera de juego y la reacción del cerebro medio es inmediata.

Como esperanza y con permiso del Constitucional, sólo nos queda la Justicia en su ensimismamiento.

COMPÁRTELO:

Escrito por

Archivo Entreletras

El club de algunas “damnificadas” literarias: ¿revolucionarias actuales?
El club de algunas “damnificadas” literarias: ¿revolucionarias actuales?

Entradillas: Si la realidad inspira la literatura y la literatura se apoya en la realidad… ¿de qué manera la mujer…

Roberto Bolaño, póstumo y contundente gancho de izquierda
Roberto Bolaño, póstumo y contundente gancho de izquierda

La personalidad creadora del autor de Estrella distante se deja sentir en sus obras. La singular óptica con la que…

‘Jardín de invierno’, de María Jesús Mingot
‘Jardín de invierno’, de María Jesús Mingot

Jardín de invierno María Jesús Mingot Prólogo: Teodosio Fernández Rodríguez Editorial Reino de Cordelia, 2023 Págs. 181   La reciente…

57