noviembre de 2024 - VIII Año

Ni Ética, ni Estética

La Ética pretende garantizar el orden en los hábitos y costumbres para obtener un bien plausible sea para la convivencia entre personas, sea a favor de la vida pública del Estado. Las virtudes éticas, como la justicia, la amistad y el valor están informadas por un sistema de principios enraizados en la inteligencia y la razón, como son la sabiduría en general y el saber de la prudencia, en particular. En consecuencia, desde Sócrates, la Ética es autónoma, obedece a las leyes de la razón, frente a la Ética heterónoma, asociada a la moral religiosa.

España, un país de más de 48 millones de habitantes, carece de riquezas naturales; la gran fuente de riqueza es el trabajo de sus ciudadanos, en los tres sectores: primario, pesca y agricultura, secundario, la industria, y terciario, los servicios. La alta presión fiscal que soportamos los españoles permite sostener un Estado mastodóntico, grandioso e inmenso, que supera con mucho al aparato del Estado alemán, que funciona más o menos mal como el español, o mejor que peor, y atiende al doble de personas.

Sin embargo, los españoles, desde hace 20 años, pagamos 3.000€ mensuales a 119 ex senadores y ex diputados que siguen viviendo a rebufo de haber ocupado escaño, que tampoco es un trabajo extenuante. Esta partida asciende a casi 86 MM de euros. Una tacita de café en los presupuestos generales, pero una lacra en el comportamiento ético de quienes se aprovechan del laissez faire típico de quienes creen que el dinero público no es de nadie. Esto sería como vivir del cuento.

Los ex presidentes de Gobierno, tipo González y Rodriguez, reciben 75.000€ anuales de por vida, sumables a otros 100.000€, si entran en el Consejo de Estado. Estas prebendas no son compatibles si se reintegran a la actividad privada, como han hecho Rajoy en su registro de la propiedad y Aznar en su asesoría de empresas. Pero todos disponen de coche oficial con conductor, escolta y secretaria particular, con cargo al presupuesto general… Otra tacita de café bien cargado y, con la ley en la mano, un buen tortazo a la Ética, dado que no es razonable que alguien cobre, vitaliciamente, por los servicios prestados durante ocho o diez años de su vida. Es otra contabilidad.

Mucho más estruendoso es el orificio en el presupuesto que hacen algunos de los ex presidentes de comunidades autónomas. Todos tienen la opción de Rodriguez Ibarra de acumular los 100.000€ del Consejo de Estado a su cesantía como ex presidente de la autonomía que sea. Los molt honorables cobran 100.000€ durante los cuatro años inmediatos a su cese y, luego, a partir de su jubilación. Los ex lehendakaris cobran durante un año el 40€ del sueldo, más otros 8.000€  y, a partir de su jubilación, el 50% de su sueldo de lehendakari. Menos mal que no todas las autonomías tienen la misma desfachatez; pero, viendo la tabernera que perdía, Isabel Díaz Ayuso ha previsto copiar el modelo, para no ser menos. Por tanto, aquí necesitaremos varias cafeteras para satisfacer a tantos ex, multiplicados por 17 + 2, que las ciudades africanas no se conformarán con las migajas que caigan de la mesa del rico Epulón, aunque no haya Epulón, ni sea rico; pero, hay ubre de la vaca para hacer café con leche.

Con la ley en la mano, la señora ministra actual de Sanidad, pidió a la Asamblea de Madrid, donde a la sazón era diputada, el plus de dedicación exclusiva, mientras estaba de baja laboral en el centro sanitario donde trabajaba como anestesista. Así redondeaba un salario de más de 5.400€ al mes, asamblearios. Emolumentos de la baja, aparte. Así, se puede vivir en Alfonso XII, con vistas al Retiro por el Este y al Jardín Botánico por el Oeste y seguir siendo comunista.

Estos son indicios de un tipo de prácticas que, sin duda, buscan la tranquilidad de ánimo de los cargos electos, bien la de los cínicos que despreciaban las convenciones sociales, bien la de los epicúreos, que la buscaban en el placer, la satisfacción de las pasiones. Ambos, cínicos y epicúreos, están muy alejados de la impasibilidad estoica y de la mesura racional de la Ética, habida cuenta que España es un país de trabajadores, que se ven obligados a detraer parte del sudor de su frente, para que otros se abaniquen y calmen sus anhelos y ansiedades.

La Estética, es el tratado de la sensibilidad. Baumgarten, del grupo racionalista de Leibniz-Wolff, la considera una forma de conocimiento inferior, un arte de pensar honestamente, análogo a la razón, pero más confuso. El juicio estético es un juicio de valor, pero sin pretensiones, ni precisión; distinto del juicio axiológico, aunque refleja un cierto agrado o desagrado con respecto al objeto enjuiciado. Es un juicio inmediato y simple sobre las apariencias.

Engracia Rivera, diputada de Sumar por Sevilla, cobraba 4.100€ como miembro del Tribunal Económico Administrativo del Ayuntamiento. Estaba de baja, mientras desarrollaba una intensa vida de partido en Izquierda Unida. Las apariencias no engañan, porque provocan el vómito.

La Generalidad catalana ha sido condenada a pagar 24MM de euros a 26 ayuntamientos con destino final a guarderías. Con la anuencia plena del gobierno central, gasta sin control en embajadas, para las que carece de competencias, y no le interesa la conciliación familiar, ni el desarrollo de los futuros nacionalistas. Todo sea por mor de los siete votos de marras. Es bochornoso, ¿no?.

Ximo Puig, de la otra Generalidad, tiene un plus de actos repulsivos: dio protección a Mónica Oltra que, a su vez, protegía a su priápico marido, acusado de beneficiarse a una chica menor, amparada bajo custodia pública. También, el Sr. Puig daba subvenciones a su hermano para que difundiera el catalán por Aragón… Además, recientemente, le han encontrado un alijo de más de 700MM de euros otorgados, graciosamente, a empresas fantasmas que habrían de desarrollar funciones que, habitualmente, realizan funcionarios públicos de plantilla. Sensitivamente, todo esto huele que apesta, ¿verdad?.

El Bachiller Patxi López ha reconocido que los pactos con Junts se redactan de aquella manera… (sic). Sin embargo,  los asesores de Moncloa se cuentan por centenares y algunos puede que hasta tengan carrera universitaria, aunque hayan copiado sus tesis. Estas trapacerías, estéticamente, dan asco. Creo.

Así pues, la Estética será un modo de conocimiento elemental, simple y de poco calado; pero, arroja certidumbre visceral, de raíces profundas. Es la verdad orgánica.

Para no quedarnos instalados en el problema, perdidos en la inopia, buscando soluciones, recalo en el Reino Unido de la Gran Bretaña, allí donde los reclutas tiran del carro para ir a enterrar a sus reyes, sin que nadie proteste por la degradación del ser humano. Los ingleses, digo, saben mucho de robar y desde hace siglos, porque fueron capaces de nombrar Sir a Drake, por ser un buen pirata. Bueno, pues ellos cuentan con un organismo, el Serious Fraud Office, independiente del gobierno, que se apoya en la Bribery Act para luchar contra la corrupción. Esta institución puede pedir la factura de la botella de vino, consumida en una cena privada, celebrada en el 10 de Downing Street y obliga a los políticos a dar cuenta, anualmente, de su gestión.

El poder necesita contrapesos para no desbarrar. Los electores debemos vigilar el uso que se hace de nuestro voto y no confiar en la Ética particular de nadie, según  recomienda la Estética, verdad orgánica, con todas sus limitaciones. Es un reto a conseguir, porque hechos son amores y no…lamentaciones.

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