En Madrid pasan muchas cosas. Hierve burbujeante la cultura. Estoy en la que llamo el Ágora Sial. Todos los días, suceden, uno tras otro, presentaciones de libros.
Carlos Villavieja, novelista sabio, aterriza en Madrid, en este ágora de la cultura. Su obra nueva es “Una morada en el viento”. Es una novela histórica, es un libro de viajes externos, geográficos. Es, sobre todo, una novela de viajes interiores, viajes de crecimiento.
Estoy con Carlos Villavieja y recojo sus palabras.
La culpa pone sentido en el caos.
La obra se plantea como un viaje de continuo naufragio. Un viaje en el caos, porque eso es, a juicio del novelista, la vida.
Cuando resulta imposible evacuar a otros la culpa, o echarla al olvido, o sanarla con el perdón, la experiencia de la vida se hace insostenible y solo cabe la apelación a la muerte.
Mejor vivir persiguiendo a los culpables que asistir estupefactos a la visión del abismo.
Una morada en el viento
La vida solo es asumible si contamos con una burbuja que nos aisle del caos. Ese es el sentido de esta novela.
Es el carromato de los nómadas, la vivienda provisional que todos habitamos.
Encarna la lucha existencial del individuo para sobreponerse a la adversidad del universo que es inexorable e inconmovible por naturaleza.
Carlos Villavieja y el perro de Goya
Siglo XXI, el genio de Goya nos sigue inspirando. Y su obra, extraña y magnífica, El perro, no cesa de provocarnos.
¿Qué pasa en ella?
Carlos Villavieja nos conmueve con su interpretación que vive en el corazón de su novela. Dice así:
– A veces, mientras escribía las aventuras y afanes de los personajes de mi novela, pensando en eso de entender la vida como un viaje en el caos, como una experiencia naufragio, me venía a la mente esa famosa pintura de Goya, El perro.
El perro proyecta hacia arriba su mirada, como viendo algo que solo él sabe ver.
Para darse existencia desde la inexistencia.
Dar vida al proyecto que nace en utopía, es hacernos a imagen de esa idea. Es un acto de creación íntima del ser.
Y es la construcción del carromato que avanza a lo largo del abismo, aislándonos de la contemplación del caos.
Colofón
Es una novela de enjundia, las veinte caras de un hermoso prisma. Hay que sumergirse en su lectura. Tal vez, en una recoleta estancia en el campo, en los días de niebla de la Navidad.
¡Qué magnífico regalo!