noviembre de 2024 - VIII Año

La simbología oculta de la Pava de la balsa: Un enclave mágico

En el centro de Águilas (Murcia)

Detalle de la escultura

No cabe duda de que entre todos nuestros monumentos “La Pava de la balsa” es uno de los más populares que tiene Águilas. La encontramos incluso dentro del refranero local siendo común decir la frase de: “tienes más años que la Pava de la balsa”. Durante mucho tiempo se ha discutido si la imagen que representaba este ave era  de un pato o una pava. En este sentido destacaba la ingeniosa respuesta conciliadora de Bartolo Muñoz Marín del colectivo cultural “La Amistad” apuntando   que en invierno era pava para estar abrigada y en verano pato para refrescarse.

La figura será instalada a finales del Siglo XIX durante el mandato de Eladio Calero Sánchez (1895-1897) con motivo de decorar la parte central del nuevo jardín que se había puesto al remodelarse la antigua plaza, siendo el origen de la actual Glorieta. Lo hará para sustituir otra anterior que se había deteriorado instalada el año 1893. El escritor Antonio Sánchez Cáceres decía que la dono un veraneante madrileño.

En aquel momento pocas casas del pueblo disponían del agua corriente, siendo esta suministrada a los vecinos por aguadores, por lo que se puso una cañería que venía desde la Fuente del Caño hasta la balsa, aprovechando la pendiente. Una interesante noticia que recoge la prensa regional nos resuelve las principales dudas que desde siempre los aguileños nos hemos preguntado sobre la escultura.

Las Provincias de Levante 13/8/1895
“En la fuente de la Glorieta va a colocarse un bonito surtidor, que representa un cisne, el que acaba de llegar de Madrid”.
El coste de la misma se conoce por un apunte de las cuentas de gastos municipales

Acta Municipal 19/10/1895
trescientas noventa pesetas, por coste de un cisne de hierro instalado para el salto  de agua en la fuente de la plaza de la Constitución”.

Acta Municipal del 19 de Octubre de 1895 con la factura de la fuente

Haciendo un análisis de la información aportada puede obtenerse varias conclusiones. La primera sería la fecha precisa que ofrece el periódico de cuando se puso la pieza de 1895. Otro aspecto interesante es  que el material para fundirla fue hierro forjado. El lugar donde se encargó fue en Madrid, lo que está relacionado con el animal que representa, que como se dice es un cisne. La capital tenía la denominada como la “fuente del cisne” en la Plaza Santa Ana, frente al Teatro Español, que era obra del escultor de la capital José Tomás (1795-1848). Este había realizado su formación en la Academia de  San Fernando y era escultor de Cámara de Carlos IV. En Jaén se había puesto una réplica en 1892, en  la Plaza del Deán Mazas, conocida como la “fuente del Pato”. La disposición del jardín donde se encontraba con la escultura servirá de modelo para la Glorieta de Águilas, buscándose la simbología que tenia. No prosperó en absoluto aquí con ese nombre. El humor propio de los aguileños hará que se le conozca como “la pava de la balsa”, frente a los señoritos del pueblo que la nombraban como el “pato de la fuente”, optando a nivel popular por el término de pava como burla por la impresión que al principio debió de causarle a la gente cuando la vio,  aludiendose además que estaba en una balsa como las usadas para regar bancales.

Fuente del Cisne en la Plaza de Santa Ana de Madrid

Una de las características principales de los trabajos de este artista son las alegorías, como puede observarse en los bajorrelieves de medicina del Colegio de San Carlos  de Madrid, la escultura al valor del obelisco a los Héroes del Dos de Mayo, en la Plaza  de la Lealtad junto al Paseo del Prado, o la del Río Manzanares en el monumento a Felipe IV en la Plaza de Oriente. Este concepto queda claro también para este caso.   El conjunto de la obra lo forma una culebra que trata de morder el cuello de un cisne para matarlo, obligando al ave a estirar su  largo cuello al tiempo que levanta el ala derecha, en un movimiento asustado, abriendo  el pico por donde sale el surtidor de agua. La obra,  que parece representar la lucha entre el bien y el mal podría tener una interpretación más esotérica. Habría una dualidad, el Cisne encarna un ave solar, símbolo de la vida y la verdad, mientras que la serpiente está relacionada con la luna, la noche y lo invisible, por lo tanto, podría estar indicándonos el conocimiento oculto. La imagen sería una alegoría al dulce canto del cisne que según cuenta la tradición emite antes de morir, pareciendo esconder un misterio  que quiere compartir para que no desaparezca, por esos el ave sabedora del triste destino que le depara,  no muestra ninguna huida, si no que alza todo lo posible su cuello para que nada le impida que cumpla con su cometido, intentando que comprendamos, que es  lo que quiere revelar. Uno de los aspectos que nos muestra es la resurrección plasmada en el huevo de la vida, que nos hace renacer. Las calles convergen en un círculo donde está la escultura, que encierra la efigie en un cascarón protector donde se encuentra la sabiduría. Habría que romperlo para poder acceder a todos sus secretos, haciéndonos libres. El símbolo que se representa tiene una naturaleza esotérica identificable con la masonería.  Indicar en este sentido, que sería una lucha que se produce entre el conocimiento (serpiente) contra todas aquellas fuerzas que pretenden ocultarlo (cisne).

La asimilación de nuestro monumento con esta organización no parece nada ilógico. Durante el último cuarto del Siglo XIX en Águilas existieron varias logias masónicas  de las que formaron parte los principales componentes de la sociedad de la época. Lo mismo pasa en Jaén, donde hubo una importante tradición en este sentido. La elección que hicieron para ubicar la fuente en plazas principales, como la Glorieta     en Águilas, la Plaza de Santa Ana en Madrid o la Plaza del Deán Mazas en Jaén, es una práctica habitual de ocupar el espacio urbano con representaciones de sus símbolos principales como una muestra de poder. Indicar que la etapa en que se instala la original en Madrid (1839) es un periodo que coincide con los cambios políticos que ocasionará el Motín de la Granja (1836) que supone la llegada del liberalismo progresista al poder con nombres de la masonería ocupando el puesto de ministros de Estado, como José María Calatrava o Álvarez de Mendizábal, con numerosos miembros de la organización en el gobierno. Debe de apuntarse al respecto que en un principio estaba en el patio del convento de San Felipe la Real,  que precisamente con las desamortizaciones eclesiástica que realizará Mendizábal será derribado (1838). Es entonces cuando se colocará en el nuevo paseo de la Castellana. Un curioso apunte en el periódico “El Castellano” de Julio de 1844 con motivo de la remodelación de su  base apuntaba que “ha perdido esta sus antes bien calculadas proporciones” lo que  tiene relación con el ordenamiento armónico del universo que caracteriza la fraternidad masona, demostrando una evidente relación.

Fuente del Pato en la Plaza del Deán Mazas de Jaén

La fuente del cisne de Madrid se retiró en 1865 para dejar tránsito a los carruajes al aumentar el tráfico en la Castellana. En un principio se pensó ponerla en la plaza de Olavide en Chamberí. Lo que se hizo fue trasladarle a la Plaza de Santa de Ana en septiembre de 1868, donde se  le pondrá en una rocalla a la moda de la época. Por entonces  es cuando se produce la revolución de “La Gloriosa” que derrocará a la reina Isabel II. Los principales generales que propiciaron este levantamiento Juan   Prim y Francisco Serrano serán masones. Del mismo modo lo serán numerosos diputados de los que formaron las Cortes Constituyentes ese año, iniciándose la  relación entre masonería y republicanismo en España. Esto provocará de nuevo la identificación de la escultura con el colectivo masónico, siendo por esto elegida para ponerse primero en Jaén y luego en Águilas por la influencia de esta orden. Lo demuestra el hecho de que en Águilas se instaló siendo alcalde Eladio Calero, miembro de la logia masónica la Flor del Valle, teniendo la corporación municipal además durante el último cuarto del Siglo XIX diversos miembros de la institución.

Otra señal de  naturaleza masónica puede verse en la división que presenta el jardín en ocho calles, las cuales se dirigen al espacio central donde está la escultura. La concepción geométrica del universo es uno de sus principios. El trazado de la ciudad de Washington donde las avenidas forman un octógono, se realizó usando este criterio por haber pertenecido muchos de los fundadores de la nación a este grupo. En Águilas el concepto principal sería el de cuadratura del círculo, por la forma de la Plaza. Indicar que esta fue terminada también  bajo la alcaldía  de Eladio Calero, por lo que se produce una nueva conexión que viene a ratificar dicha teoría. El cuadrilátero resultante cuenta con ocho calles radiales que conducen a un ónfalo central,  donde   se concentran y coexisten dos fuerzas universales de carácter opuesto que rivalizan. Igualmente desde una proporción geométrica forma ocho cuadrantes de cuarenta y cinco grados en torno al círculo central. La Glorieta sería una rosa de los vientos donde cada una de las ocho calles que atraviesan son las cuatros direcciones y sus cuatro puntos intermedios coinciden con los puntos cardinales, indicando que rumbo seguir. Todos estos misterios  impregnan de manera especial  el ambiente de este bello rincón de una manera mágica, acentuado por la fragancia de las flores del jardín.

Imagen de niños en la Pava de la Balsa de Matrán

En su larga historia puede destacarse como anécdota cuando se escapó un elefante de un circo metiéndose en la fuente de la que no podían sacarlo o cuando Juan “El Pernías”, famoso por sus andanzas de beodo, escapando del entonces inspector de la policía Jacinto Buitrago se refugió en la balsa abrazando al monumento, por lo que  Buitrago para resolver el asunto simuló que sacaba la pistola amenazando con usarla, refiriéndole Juan que  tuviera cuidado no fuera que si la usaba matara a la pava del disparo. Del mismo modo debe recordarse la ocasión que el polifacético comerciante Emiliano Navarro  “El Emiliano”  le puso como inocentada un huevo armando revuelo entre los viandantes cuando se lo decía.

Igualmente decir que cuando la parada de Taxis estaba en la Glorieta el agua para limpiarlos la cogían de la misma balsa, habiendo también un tiempo en que era también usada para regar las plantas del jardín de la Glorieta. Este mismo espacio era el elegido por los aficionados para la celebración de títulos de fútbol al principio pero luego se cambio por quedarse pequeño. Las ocasiones que se limpiaba era normal que los niños se metieran resbalándose  en la ova del suelo manchándose por lo que los padres daban una buena regañina.

Por encima de todo, la pava de la balsa tiene un enorme valor sentimental para los aguileños quienes la visitan siempre que pasan  una temporada fuera del pueblo.     Ha sido desde siempre un punto de referencia para quedar,  especialmente para los enamorados, siendo tradición la de  tocar el agua de la fuente después de besarse cuando se comenzaba una relación de novios para así darle prosperidad. Por ello era frecuente ver antiguamente muchas parejas besándose delante de la escultura.

Indicar, antes de acabar que por su deterioro la imagen original fue sustituida en 1987 por una copia en bronce hecha en un molde de cera de la original con motivo de una remodelación que se hizo de la Glorieta, no conociéndose el paradero de esta primera. Esto no ha hecho que pierda su esencia manteniéndose en el tiempo, la nostalgia de numerosos recuerdos y vivencias que alberga para tantas generaciones de aguileños.

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Escrito por

Archivo Entreletras

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