noviembre de 2024 - VIII Año

La columna romana / ‘Redes sociales’

Resulta que el futuro no es lo que era. De hecho hay quien opina y yo el primero, que hemos cambiado muy poco o nada desde los tiempos de la Roma clásica. No amigos, no lo digo en broma. Pretendo convenceros a través de esta “columna romana”  y demostraros que somos mucho más romanos de lo que creíamos. El otro día hablábamos de cine y cosas romanas y hoy hablaremos de redes sociales hace dos mil años. Con seguidores, sí señor, con followers y todo.

Seguidores, lo que se dice seguidores, ya los tenían nuestros abuelos romanos, al menos, los ricos o importantes, sólo que ellos a sus followers los llamaban simplemente  “clientes”. Aquellos que tenían seguidores, se llamaban “Patrones” en vez de influencers y, entre ellos y sus seguidores había una serie de deberes y obligaciones que recuerdan bastante a la relación que tenía El Padrino de la peli (Francis Ford Coppola, 1972) con los “clientes” que acudían a pedirle favores el día de la boda de su hija, como cuando el impresionante Marlon Brando/ Vito Corleone decía aquello de:

“Algún día, acudiré a ti y tendrás que servirme. Pero hasta entonces, amigo, acepta mi ayuda en recuerdo de la boda de mi hija”…

Y es que se pueden tener seguidores sin tecnología ni móviles. Los clientes/followers tenían que acudir a la casa de su patrón por la mañana tempranico, antes de hacer nada más, para ver si el patrón les necesitaba para algo y también si querían pedirle algún favor, una mediación, justicia, trabajo, dinero… a cambio debían apoyarle incondicionalmente en sus asuntos, ya fueran estos políticos, votándole por supuesto, o devolviéndole favores o incluso defendiéndolo hasta físicamente si fuera necesario actuando como guardaespaldas. Cuanto más importante era un hombre, más clientes/seguidores tenía. Pero eran seguidores de verdad, físicos y reales. No bots.

Cuando el patrón terminaba de atender a sus clientes y salía de su casa, era acompañado por todos ellos al Foro para que se viera lo importante y popular que era. Es decir, que los seguidores de entonces tenían que caminar “siguiendo”, following, realmente a su influencer, mientras que ahora solo se trata de darle a un botón una vez en tu vida, vamos que no es lo mismo. Imaginaos ir por la plaza mayor con todos vuestros followers siguiéndoos, entrando en el banco, yendo a por pan… vamos un lío, como para pillar mesa en una terracita…

Claro que las redes romanas no eran digitales, pero sí que eran parecidas a lo nuestro de alguna manera. Hoy, o estás en las redes, como un vulgar pescao, o no eres nadie. Hoy ya no se mide quién eres por lo que tienes, como decía el sabio Cervantes, sino por los seguidores que tienes.

Así que, amigo, recuerda, cada día, que eres romano y que tengas pocos o muchos seguidores, lo importante no es quién te sigue, sino que sepas a dónde vas. Ave, te saludo.

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Archivo Entreletras

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