Dice Feijóo que su cena con fiscales fue “institucional y correcta”.
Pero se trató de una cena privada sin agendar, sin transparencia, sin conocimiento público, con invitados seleccionados. Por tanto, antes que a un acto institucional, la cena de Feijóo se asemeja mucho más a una conspiración.
Dice el diccionario de la Real Academia Española que una conspiración supone “concurrir a un mismo fin” o “unirse contra un particular para hacerle daño”. Pues eso.
Tampoco parece que la cena famosa pueda calificarse como “correcta”. Convocar a tan alta magistratura para hablar mal del Gobierno de tu país. Infringir el Código Ético de la Fiscalía, que prohíbe cualquier acción “que pueda ser percibida como una afectación a su independencia e imparcialidad”.
Se le pueden aplicar muchos adjetivos a tal conducta, pero no creo que “correcta” sea una de ellas.
Sobre todo si se tiene en cuenta que el principal protagonista del encuentro se prodiga día sí día también con reproches al Gobierno por nombramientos de confianza en el CIS, en el CNI o en Correos. Especialmente si se acusa de continuo, y falsamente, al Gobierno de “colonizar” las instituciones.
¿Nombrar a profesionales de confianza para responsabilidades de Gobierno tras ganar unas elecciones no es correcto? ¿Pero conspirar con fiscales contra el Gobierno tras haber perdido unas elecciones sí lo es? En fin…
Ciertamente, no es justo poner el foco tan solo sobre Feijóo. Porque no cenaba solo. Varias de las personas que compartían mesa y mantel con Feijóo ocupaban y ocupan altísimas responsabilidades de Estado.
Y en mesa de tanta altura, según las informaciones que han trascendido, se pretendió deslegitimar al Gobierno votado por los legítimos representantes de los españoles, conforme a las reglas constitucionales que algunos se empeñan en desconocer, o ignorar premeditadamente, o desafiar.
Porque, según esas informaciones, algunos de los presentes pusieron en duda, en alta voz y sin aportar prueba o fundamento serio alguno, la limpieza misma de las elecciones democráticas en nuestro país. Y la constitucionalidad de las leyes aprobadas por las Cortes Generales. Y la categoría moral de los aliados del Gobierno, como si los ultras con los que se alía quien presidía la cena pudieran dar lecciones de moralidad y convivencia…
Nada nuevo, por cierto. Cada vez que la derecha ve frustrada su expectativa de conquistar el poder por las buenas, acude a la conspiración y la desestabilización. Ya lo dijo Luis María Ansón…
Pues sí, el 28 de mayo les va a salir mal. Y las elecciones generales de fin de año, también. Esperemos que disfrutaran de las viandas, al menos.