Carnavales de Ivrea, Piamonte (Italia). Edición 2018 en Carnaval histórico de Ivrea
Por más que te deshojes para demostrar que la rosa de Rilque no encierra ningún sueño bajo tantos párpados Rosa Orozco
El Piamonte, literalmente esa atractiva región al pie de la montaña, tiene magia. Su encanto no se limita a Turín, sino que hay otros lugares llenos de misterios y tradiciones por descifrar, por conocer y por experimentar donde las montañas conviven con la llanura del Po y hasta con arrozales… Un buen ejemplo puede ser la ciudad de Ivrea, que hoy cuenta con unos veinticinco mil habitantes, repleta de encantos naturales y artísticos, de leyendas, de tradiciones y de historia. Fue fundada por los romanos con el nombre de Eporedia y alcanzó un gran esplendor y relieve en la Edad Media. En ella pueden contemplarse magníficos cuadros de Defendente Ferrari o un retablo de Claudio Francesco Beaumont y donde, también, está presente la huella del arquitecto Filippo Juvarra.
Quizás lo más característico sea su Carnaval, que se viene celebrando desde 1808, y es de una gran belleza, plasticidad y originalidad. En él confluyen dos leyendas, que aunque hunden sus raíces en la historia, deben no poco, a la imaginación popular. Una es la exaltación de la ‘mugnaia’, mientras que la otra alude al enfrentamiento entre el pueblo y las tropas napoleónicas.
¿Qué es el carnaval? Una fiesta de honda raigambre popular que tiende al divertimento y a los excesos, donde todo se pone patas arriba y donde a veces hay lugar para el desenfreno y para las transgresiones. Por estos pagos, también, lo denominamos carnestolendas. Hay múltiples ejemplos de carnavales burdos y populacheros pero el de Ivrea se caracteriza por su elegancia y su finura, que lo convierten en único y atrae visitantes de todo el mundo.
Se cuenta que en 1194 el pueblo de Ivrea se rebeló contra el señor feudal del lugar que ejercía un poder despótico sometiendo y humillando a sus súbditos. Por esos años existía una costumbre ‘barbará’, el ‘ius primae noctis’, es decir el derecho a la primera noche, más conocido como ‘derecho de pernada’ en virtud del cual el señor feudal podía arrastrar hasta su cama, el día de su boda, a las campesinas, si así le placía. Llamarle a esto derecho no deja de ser un contrasentido y una ejemplificación de las infamias que los poderosos han venido perpetrando a lo largo de los siglos.
Cuenta la leyenda, que la mugnaia aprovechó la revuelta popular para cortar la cabeza de Ranieri de Bramante, que así se llamaba el señor feudal, y exhibirla desde la almena.
Pronto en el imaginario colectivo, la molinera se convirtió en una heroína popular. El derecho de pernada no es otra cosa que una violación salvaje, un abuso y una humillación lacerante. De ahí la simpatía que despierta la mugnaia y su papel protagonista en los carnavales de Ivrea. Cada año, una mujer desempeña este papel y no repara en gastos para estar ese día a la altura de las circunstancias. Por otra parte, también, se conmemora en estas fiestas el enfrentamiento del pueblo contra las tropas napoleónicas invasoras.
Ha de destacarse el cuidado exquisito de los atuendos para lo que no se repara en gastos. Son dignas de ser mencionadas diversas costumbres de todo tipo, algunas gastronómicas, como las ‘fagiolata di castellazzo’ suculento plato de alubias, que acompaña a esta fiesta popular y dónde el cerdo es uno de los componente principales ante la inminente llegada de la Cuaresma. Naturalmente todo el pueblo puede degustar gratuitamente, este exquisito plato.
Sin duda, lo que ha dado más fama, lustre y esplendor al Carnaval de Ivrea es la conocida como ‘Batalla de las Naranjas’, lo que resulta tanto más curioso ya que estos cítricos no se cultivan en el Piamonte y han de ser transportados desde el sur de Italia y desde Sicilia. Las naranjas ponen una nota de color, olor y sabor a este singular e incruento enfrentamiento en el que sin embargo, se puede terminar con un ojo amoratado. Es muy divertido y espectacular, contemplar como los ‘arancieri’ o lanzadores de naranjas, las utilizan como si fueran saetas contra las carrozas de los invasores.
Todo el pueblo, de una manera u otra, participa en esta emblemática fiesta. No faltan, ni siquiera, los gorros frigios con los que se cubren la cabeza los denominados ‘ángeles revolucionarios’, es decir, el pueblo que se opone a los invasores franceses. Toda Ivrea participa entusiasmada, como se puede ver en los desfiles donde están presentes representantes de todos los Rioni o barrios de la ciudad, portando sus enseñas, distintivos y emblemas.
En estos desfiles no falta la música y, acuden bandas de lugares, a veces, muy distantes junto con las de Ivrea. Son frecuentes los vivas y los gritos entre los que destaca ¡Viva la mugnaia! que jalonan los desfiles y los incruentos enfrentamientos…
La molinera, ataviada con sus mejores galas, reparte golosinas, caramelos y dulces a su paso. El carnaval en todas partes es sinónimo de libertad. En Ivrea, sin embargo, los distintos elementos que contiene están pautados e incluso ritualizados y, hay que tener sólidos conocimientos antropológicos e históricos para poder descifrar cada una de las piezas que como un gigantesco puzle lo configuran.
Todos los habitantes de Ivrea identifican a los personajes históricos y legendarios que van desfilando. A unos los vitorean y ensalzan a otros los vituperan y rechazan. Existen, incluso, algunos que son particularmente queridos y populares, los que portan las banderas de los barrios y los que son garantes de la libertad de los ciudadanos, como por ejemplo, el ‘Sostituto Gran Cancelliere’ o el ‘Magnifico Potesta’.
Ha habido diversos viajeros que se han maravillado con el Carnaval de Ivrea y que han plasmado sus impresiones. Como por ejemplo, Helena Attlee, experta en jardines, que en su libro ‘El país donde florece el limonero, (la historia de Italia y sus cítricos)’, describe en sus páginas la alegría, el jolgorio y la vitalidad de ‘El combate de las naranjas’ así como de la profunda huella que dejó en su ánimo.
Numerosos eventos han nacido para conmemorar, para interpretar hechos históricos o legendarios pero pocos, tienen la fuerza, la raigambre y el colorido del Carnaval de Ivrea que es, además, una de las fiestas más antiguas.
Con sus destellos de luz y color el Carnaval de Ivrea parece un espejo lleno de magia, de gracia y buen gusto, que acaba contagiando a todos los que lo presencian. No es difícil constatar que viajeros atraídos por su fama, una vez metidos en ese ambiente de participación contagiosa, se suman a los ‘arancieri’ arrojando ellos mismos las naranjas que están esparcidas por el suelo.
El Carnaval de Ivrea, es una experiencia que merece ser vivida, invitamos expresamente a los lectores de Entreletras a que dentro de unas semanas participen en él y no se sentirán defraudados.
Quisiéramos hacer como colofón unas breves consideraciones: Se ha dicho que el siglo XX, ha sido el siglo de las mujeres. Su lucha por la visibilidad, por ocupar espacios públicos, por la igualdad y por conquistar sus derechos ha sido y, sigue siendo, necesaria pese a los pasos firmes que se han dado y las reivindicaciones conseguidas.
Todavía resta, sin embargo, un largo camino por recorrer. Los medios de comunicación nos siguen informando cada día de lacras incrustadas en nuestra sociedad, residuos de una sociedad patriarcal que se resiste a la liberación de la mujer y que subsiste en forma de agresiones, violaciones, humillaciones y un repugnante control.
Existen ejemplos históricos, encomiables pero excepcionales… pero la realidad ha sido y es, por desgracia, algo bien distinto. Tal vez por eso, la figura de la mugnaia ha penetrado profundamente en el inconsciente colectivo como emblema de vindicación.
Cuando desde las murallas enseña la cabeza del violador, del déspota y del que ha ejercido, impunemente, la violencia contra la mujer… las está resarciendo de las humillaciones sufridas.
De todas las figuras del Carnaval de Ivrea, sin duda, la protagonista es la molinera… que se convierte por derecho propio en vengadora de la dignidad de las mujeres y en heroína de la lucha por conquistar sus libertades y derechos.
Tengo una imagen grabada en la retina… la del río Doria adquiriendo el color de las naranjas después de la batalla.
El Carnaval de Ivrea no sólo muestra hechos históricos y legendarios sino también tiene un carácter reivindicativo de la lucha del pueblo por su libertad y la lucha de la mujer por la igualdad y por la dignidad. Esto le da un carácter simbólico.
Ivrea vive estas fiestas como una empresa común. El pueblo entero se vuelca en sus carnavales hasta el punto de que se identifica y funde con ellos…