‘Lecturas cómplices’. una iniciativa teatral de altura en Alcalá de Henares.
‘Cuando pedimos consejo, estamos, por lo general, buscando un cómplice.’ Saul Bellow
Antiguo Hospital de Santa María la Rica (C/ Santa María la Rica, 3, Alcalá de Henares). Representaciones todos los últimos jueves de cada mes a las 19:00 horas. Entrada libre hasta completar el aforo.
La ciudad de Alcalá, bajo la figura tutelar de don Miguel de Cervantes, actualmente disfruta de una intensa vida teatral. Para ello dispone de un Corral de Comedias, uno de los más antiguos de España, del bonito Teatro-Salón Cervantes, de La Galera que pertenece a la Universidad, y de la sala Margarita Xirgú del sindicato Comisiones Obreras. Y además ofrece todos los años por los Santos, recuperando una tradición tristemente perdida en nuestro país, una función del don Juan Tenorio de Zorrilla al aire libre aprovechando los históricos edificios de la ciudad.
Pero hay un lugar más modesto y menos conocido que, sin embargo, nos regala una suculenta oferta teatral todos los meses y solo por esta impagable razón merece la pena ser conocido. Nos referimos al salón de actos del Antiguo Hospital de Santa María la Rica. Esta oferta se ha dado en llamar con acierto ‘Lecturas cómplices’ porque si como dice la RAE la complicidad es ‘la cualidad del cómplice’ y este, en su primera acepción, es ‘aquel que manifiesta o siente solidaridad o camaradería’; en la segunda, encarna al ‘participante o asociado en crimen o culpa imputable a dos o más personas’ y, para rematarlo, en la tercera y última definición, viene siendo ‘la persona que, sin ser autora de un delito o una falta, coopera a su ejecución con actos anteriores o simultáneos…’ bien podemos concluir, pues, que todos los que nos hemos acercado alguna vez a estas ‘Lecturas’ nos sentimos ya para siempre camaradas, imputados e imputables y cooperantes o mejor, cooperadores de un ‘delito de lesa majestad’ que atiende al inequívoco supuesto de ‘Teatro’, tipificado, como no puede ser de otro modo, de auténtico ‘crimen colectivo’. Teatro sin eximentes posibles. Así con letras mayúsculas. Por cierto, el escritor inglés Thomas de Quincey ya nos previno del tentador riesgo de la Belleza en su inolvidable ‘El asesinato considerado como una de las bellas artes’. Las pruebas siempre resultan concluyentes y nosotros, como todos los ‘criminales’ o ‘gentes de mal vivir’, siempre volvemos ansiosos al lugar del ‘crimen’.
Pues bien, ‘Lecturas Cómplices’ es un ciclo de lecturas dramatizadas que nació en Alcalá hace dos años y pico. Desde sus inicios en el 2017 y de la mano magistral del autor y director teatral Juan Carlos Puerta al frente del Colectivo Escénico Sol y Tábanos ha traído a figuras destacadas del mundo de la literatura como Gloria Fuertes, Miguel Mihura, Valle-Inclán, Antonio Machado, García Lorca, Quevedo, o Julio Cortázar por citar solo unos pocos ejemplos. Las representaciones se llevan a cabo, como decíamos más arriba, en el Antiguo Hospital de Santa María la Rica, hermoso edifico que data de finales del siglo XV y que atendió y alojó hasta el XIX a menesterosos y peregrinos, habiendo sido también prisión, cuartel de la Guardia Civil, almacén, parque de bomberos y, ya en el año 2000, cuartel de la Policía Municipal para, finalmente, convertirse en Centro Cultural, propiedad del Ayuntamiento de la ciudad. La interesante iniciativa de la hablamos está apoyada por la Concejalía de Cultura del mismo con el objetivo de fomentar la lectura de una forma distinta, lúdica, dinámica e interactiva acercando la vida y la obra de los autores propuestos al espectador. En ella también colabora la Escuela de Desarrollo Musical Arte Suena, y un entusiasta grupo de actores como Antonio Medina, Ángel Gonzalo, Lucía Bravo, Ángeles Martín, Pepa Pedroche, Miguel Ángel Peñuelas, Enrique Cazorla, etc…
Este año la propuesta se enriquece incorporando a otros creadores que aportan nuevas miradas desde la dirección escénica o la dramaturgia y que hacen que este ciclo esté adquiriendo una densidad aún mayor. Todos los jueves últimos de cada mes un público fiel –los cómplices de delito tan exquisito- abarrota el salón de actos para participar/perpetrar esta atractiva experiencia teatral, máxime cuando el ciclo adolece de una difusión escasa y limitada. El boca a boca y la manifiesta calidad de los espectáculos sirven de suficiente reclamo para que no quede una silla vacía.
Dicho esto, añadimos que también sería deseable una mejor infraestructura para acoger estas puestas en escena dado que la sala no reúne demasiadas condiciones, con su ausencia de cajas y corbata y la precaria iluminación, para un adecuado desarrollo del juego escénico. Sin embargo, más allá de esto, los dos elementos, a mi juicio, que hacen de estas ‘lecturas’ algo único son, por una parte, que se da cabida a autores que no necesariamente han transitado la literatura dramática y que por obra y gracia de la certera pluma de Juan Carlos Puerta cobran vida teatral , y por otra, el hecho de que si bien los actores ‘leen’ los textos como en cualquier lectura dramatizada eso no impide que el director les dote de un convincente movimiento escénico que hace que no solo se rompa la rigidez de la lectura al uso sino que veamos a los personajes evolucionar en las tablas olvidándonos de que llevan el libreto en una mano y que no van vestidos para la ocasión. Por aquella inefable magia del teatro y el buen hacer de los actores, del director y de los ocasionales músicos, tenemos la ilusión, pese a la mencionada limitación de espacio, luces, escenografía y vestuario, que estamos asistiendo a una verdadera representación teatral.
En definitiva, la Compañía Sol y Tábanos recupera el verdadero valor del arte desnudo del actor de aquellos viejos cómicos de la legua que auxiliados tan solo por una vieja manta como único atrezo eran capaces de fascinar a su auditorio como bien refleja a comienzos del siglo XVII en su memorable libro ‘El viaje entretenido’ el escritor, actor y dramaturgo Agustín de Rojas Villandrando a los que tanto y tan bien conocía.
Propuesta, pues, inteligente, llena de sensibilidad y de respeto al hecho teatral que hace que a su lado palidezcan empresas en apariencia con más enjundia y, eso sí, más mediáticas, más caras y llenas de fatua grandilocuencia que, lamentablemente, inundan con demasiada frecuencia las tablas de nuestros sufridos escenarios. Así pues, tomen nota, amigos lectores, en Alcalá, como en la película de Berlanga, los jueves, milagro.