Silencios rotos
Mercedes Tuñón Arias
Editorial Ágora S. XXI, 2024
El afán de vivir en Silencios rotos
Mercedes Tuñón Arias ha publicado en la editorial Ágora S. XXI el libro Silencios rotos, un libro donde la poeta nos adentra en el universo de los sentimientos, a través de una poesía que llega directamente al lector. Son sus poemas reflexiones del paso del tiempo, de la importancia del amor en la vida, de la resistencia para seguir viviendo. E insisto en esa idea, hay un afán de enfrentarse a las dificultades y encontrar el camino para seguir. La importancia de la poesía en Mercedes es esencial, porque sin darnos cuenta nuestras vidas encuentran un escape en el arte, sea poesía, pintura, música.
Sin duda alguna, en la vida de Mercedes Tuñón, desde el prólogo, el sacar a la luz los sentimientos ha sido la base de su salvación:
“En el hospital he podido ver en vivo y en directo, el sufrimiento y la muerte de una compañera, la falta de empatía, de humanidad, de dejadez por parte de nuestros amigos y de la familia”.
Solos en el tránsito vital, sin el apoyo de la familia, tan solo de un amor que germina de nuevo en su vida, después de momentos de salud muy duros. Y es, precisamente, esa luz la que se convierte en llama y convierte el poema en claridad, en luna que nos guía, en faro que nos acompaña. Y para conseguirlo, hay que endurecerse, hay que convertirse en roble, en árbol fuerte. Por ello, en el poema “Otra” dice:
“Me he vuelto / otra persona, / esa que ya no muere / ni de amor / ni por el desengaño”.
Y ese afán de resistir viene de la dura experiencia vital, lo que hace del poema un testimonio de amor hacia el lector, que, al leer su obra, se identifica en la parte más dura que llevamos: cuando nos sentimos solos.
Todo el libro respira ese ámbito de lucha, de convertir la palabra en una traducción de sentimiento, que se hilvanan, hasta conseguir que el lenguaje se haga nuestro. Por ello, no dice en “Luchar”:
“Respiro, toco, siento, lloro / Mi sentimiento se toma aliento / para que de nada me arrepienta”.
Poeta que sabe que el amor es salvación, salvavidas y nos evita el naufragio, cuando la vida nos maltrata. Por ello, todo el libro es un regalo para el lector, que sabe que hay mucho de lo que uno puede haber vivido o que se ha imaginado alguna vez.
Y el milagro es salvarse, ser feliz, lejos de los que hieren, de los que maltratan, lejos de los que no tienen empatía con el otro. Por ello, en el poema “Un milagro” dice:
“El sufrimiento / dejó huellas en mis ojos / volviendo mi mirada triste, / cuánto enojo esconden / en el interior de mi alma, /por la vida que me trató muy mal”.
La vida es un aprendizaje, y solo ante un cuerpo que nos ama, ante un ser que nos abraza, podemos sentir que la existencia cobra vuelo, por ello, la poesía de Mercedes no busca la estética del verso, sino la alusión al receptor, desde la sencillez de lo que uno siente, lo que no excluye la hondura de los poemas.
Y vamos a un aprendizaje, como el poema del mismo título, cuando dice al final del mismo:
“Debemos querer, amar, / extrañar, ser amigo, / pues delante de una tumba / ya nada tiene sentido, / tan solo con el paso del tiempo / todo esto se aprenderá”.
Los silencios rotos que dan título al libro son los silencios que ya no han de volver, porque hay alguien con quien hablar y ya uno no está solo, envuelto entonces en el paisaje de luz de unos brazos, en la carne que nos besa, en la piel que acariciamos.
Por todo ello, hay que felicitar a la poeta que nos abre un sendero de verdades con este libro, hermoso y sencillo, como si su voz fuera la de una amanuense que tradujese el códice de la vida y encontrase en las palabras los afectos y estos llegasen al lector, como llama para iluminar el mundo.
