Mariposas en la niebla
Carlos Olalla
Editorial Cosecha Negra, 2024
El dolor del tiempo en Mariposas en la niebla
Carlos Olalla es actor de cine, de series de televisión, escritor, toda una figura que ha ido dejando un gran legado en nuestro mundo artístico. Su última novela, Mariposas en la niebla, publicada por Cosecha Negra tiene como argumento la historia de los niños que salieron de España hacia Rusia en plena Guerra Civil española.
El poder descriptivo de Carlos Olalla logra que sintamos muy de cerca toda la peripecia que vivieron, todo el dolor que padecieron los perdedores de la guerra. En el capítulo 5, que comienza con una fecha 20 de junio de 1937:
“La lluvia en península de Finlandia es muy tozuda y se empeñó en acompañar a los niños durante los últimos días de la travesía. Lo resbaladizo de una cubierta totalmente mojada aconsejaba que no salieran de sus camarotes, por lo que, tras el desayuno, tan opíparo o más que los primeros días, a base de pan blanco, mantequilla y azúcar y cuantas piezas de azúcar quisieran comer, no tardaron en organizarse los más diversos juegos a bordo”.
El recibimiento de los rusos a los españoles, la gran acogida que tuvieron, por ser republicanos, esos niños que habían perdido a sus padres o que estaban en el frente, todo nos envuelve en una época de penurias y dolor que transmite muy bien Carlos Olalla en la novela.
Y la llegada a Jerson y a otros lugares, donde los niños con las maestras que les acompañaban fueron acogidos. Pero los obstáculos no terminaron con esa llegada, ya que en 1939 comenzó la Segunda Guerra Mundial, es decir, otra nueva guerra que complicaba la vida de tantos españoles exiliados.
Y el diálogo entre María y Juan, cuando aquella le dice a este lo siguiente, cuando los alemanes ya entran en París:
“¿No hemos sufrido ya bastante, Juan? ¿Dónde estaban los franceses cuando nos masacraron en España? Ahora les toca a ellos”.
En esta crítica de María podemos conocer cómo los franceses no trataron bien a los exiliados españoles, comparado con los rusos, lo que demuestra que en el universo de la guerra hubo gente generosa y gente egoísta.
Lo más importante de la novela es la pericia de Carlos Olalla para crear personajes, para elaborar atmósferas de dolor, para enriquecer los diálogos, todo se hace presente en esta novela, que no solo nos cuenta muchas historias de una época muy dura, sino que revela la pericia de un gran narrador.
Concluyo con esa imagen del gulag, donde se hallan los españoles, en el verano del 43:
“Los últimos rayos de un sol tímido y cansado se reflejaban en la ventana de uno de los barracones de prisioneros. Había sido un día duro, un día de picar y acarrear piedra, un día de sudor y más sudor, un día de cualquier otro de los días de aquel campo de desgraciados”.
Sostengo que Carlos Olalla, desde los paisajes nevados de Leningrado, desde la bella París ocupada por los nazis, desde los gulags, crea un mundo que nos revela el dolor, todo lo que pasó, que no debe ser olvidado.
Y cobra así todo el sentido lo que Carmen Castellote dijo de esta novela:
“Tu nombre se ha quedado vinculado para siempre al exilio español y a los principios y las causas nobles”.
Porque Carlos Olalla es el amanuense que va hilando fino sobre todo un mapa emocional que nos transmite en las páginas de Mariposas en la niebla, que, como nos contó, al presentarla, fue una revelación, tras un tema serio de salud, mientras paseaba por el campo y se encontró con las mariposas, seres de luz, llama que aviva la creación y la belleza del mundo.
Mariposas en la niebla no es una novela más sobre nuestra guerra, sino una muy bella singladura sobre los perdedores y los verdaderos héroes, sobre tantos niños exiliados, una épica que quedará para siempre en nuestra memoria. Una novela tejida con la belleza y la buena prosa de Carlos Olalla.