julio de 2024 - VIII Año

‘Cenizas en el agua’, de Elena Muñoz

Cenizas en el agua
Elena Muñoz
Ondina Ediciones, 2024

Cenizas en el agua es el título de la nueva novela de Elena Muñoz. Un libro que se suma a la amplia y surtida gama de obras publicadas por la escritora ripense desde la aparición de sus primeros libros, la novela Como el viento en la espalda (2013) y el poemario Momentos de arena y hielo (2015).

En este tiempo, la autora ha cultivado la narrativa, la poesía, el teatro, el artículo de opinión, alguna vez se ha asomado también al ámbito de la recensión crítica…, además ha sido, entre otras ocupaciones, editora y gestora cultural. Estamos, pues, ante una creadora prolífica, multidisciplinar y comprometida que ahora nos obsequia con su trabajo más reciente ya mencionado: Cenizas en el agua.

En estas líneas, intentaré desentrañar algunas claves que, a mi juicio, están presentes en esta novela de Elena Muñoz, sin revelar o desvelar más detalles de la trama que los necesarios.

La novela, como señala la autora al inicio de Cenizas en el agua, está relacionada con la Trilogía del Viento que la escritora desarrolló en sus novelas Como el viento en la espalda, Vientos del pasado, el misterio tras el cuadro y El Huracán y el destino. Pero esta conexión no supone una prolongación temática en dirección alguna. Es cierto que comparte un estilo y un modelo narrativo construido por Elena Muñoz en los títulos aludidos, pero Cenizas en el agua tiene, por decir así, personalidad propia, tanto desde el punto de vista argumental como en lo referente a la estructura.

La autora, según confiesa también antes de comenzar el relato, recupera aquí a un personaje que aparece en la citada trilogía, el teniente de la Guardia Civil Jaime Castillo y, como no puede ser de otra forma, algunos elementos que en su momento configuraron el itinerario vital en la ficción de dicho personaje. Por otro lado, avanza que en estas páginas hallaremos “misterio, amor y el eco de la Historia”, ingredientes que descubrimos igualmente en sus anteriores novelas. A lo que habría que añadir suspense, tensión emocional, muertes violentas, giros inesperados, referencias al arte e incluso la denuncia de situaciones que las mujeres llevan sufriendo y afrontando desde épocas remotas hasta nuestros días.

Por otro lado, Cenizas en el agua es una novela que contiene en su interior otra novela. Las dos novelas no podrían entenderse la una sin la otra, o quizá sí. Veremos.

Podría decirse que la primera, o principal, es una novela policíaca al estilo de Agatha Christie. Un relato literario de intriga con ciertos rasgos cinematográficos. Como apuntó en su día Jesús Valbuena Blanco sobre otra novela de Elena Muñoz, El amante pluscuamperfecto, la autora es “capaz de construir una novela de misterio con las piezas clásicas del género, al más puro estilo” de la escritora de Torquay. La afirmación de Valbuena que traigo a colación es válida para la novela que ahora nos ocupa.

La segunda novela, titulada Juana, es una novela corta que podemos leer en el segundo capítulo del libro. Una novela de unas cien páginas que, salvando las distancias, recuerda a las novelas ejemplares de Cervantes, como La ilustre fregona o La española inglesa, en la que los acontecimientos determinan el devenir de la protagonista que finalmente conseguirá alzarse sobre las circunstancias que han condicionado su existencia, restaurar su verdadera identidad y tomar el control de su destino.

Una novela corta donde tampoco faltan secretos, maquinaciones, actos violentos de diversa índole, una reliquia medieval que no debemos perder de vista o un revelador documento escrito en latín y en la que se atisban algunas tonalidades shakesperianas, quizá por la inclinación de Muñoz a la dramaturgia.

Juana es, en efecto, una novela corta que concluye, después del correspondiente juego de ocultaciones, surgimiento de actitudes valerosas y varios sucesos trágicos, con un desenlace relativamente venturoso y un corolario o consecuencia de carácter ético.

La acción de la novela denominada principal, compuesta en tres capítulos, se desarrolla en nuestros días. La acción de la segunda, ubicada como ya se ha comentado entre el primer y tercer capítulo de la principal, se sitúa en la Edad Media.

Este aspecto relacionado con la estructura de libro me parece destacable, ya que a diferencia de otras obras de Muñoz donde la crónica histórica novelada se intercala o entrevera de manera intermitente en la narración, aquí el relato sobre un episodio acaecido en el medievo toma carta de naturaleza y autonomía. Porque el relato sobre la vida de Juana de Saz podría leerse como una novela corta, sin necesidad de encuadrarlo dentro de Cenizas en el agua.

De hecho, la historia de Juana posee tanta entidad por sí misma que como nos hace saber el personaje de Marisol, propietaria de una tienda de artesanía en la ficción, Juana de Saz tiene un capítulo entero dedicado a su vida en el libro que se vende en dicha tienda sobre la historia del imaginario pueblo Torre de San Miguel, donde se desarrolla la trama de la novela y en el que se “venera mucho” a esta figura del medievo. Un curioso guiño de la autora, pues como refrenda Marisol “La historia de Juana es como un cuento”. Un hermoso relato medieval, podría añadirse.

Asimismo, si apuramos, el capítulo uno, tres, cuatro y el epílogo de Cenizas en el agua podrían leerse también sin necesidad de conocer previamente el contenido del capítulo Juana, porque es un relato que en su conjunto posee una identidad específica de principio a fin.

La presencia de dos relatos independientes perfectamente definidos, cada uno con la extensión que ha querido darle la autora, es una novedad en Muñoz. Ahora bien, el lector atento no debe perder de vista que todo ello forma parte de un mismo corpus narrativo indivisible. Solo puede entenderse y apreciarse esta novela en su totalidad si se aborda en su conjunto, al igual que cuando contemplamos, por ejemplo, un retablo o el pórtico de una catedral.

Del mismo modo, podemos resaltar que a diferencia de obras anteriores en esta novela la autora expande toda su fuerza fabuladora. En su Trilogía del Viento o en El amante pluscuamperfecto las diferentes tramas de las novelas se apoyan en vivencias personales o episodios reales entresacados de la historia o la historia del arte.

Sin embargo, en Cenizas en el agua, aunque hallamos trazas de la experiencia vital de la escritora, la narración aquí es fundamentalmente ficción elaborada, como suele ser habitual en el proceso creativo, con materiales, escenarios o personajes obtenidos a partir de la realidad que la autora transforma en literatura.

Así las cosas, Cenizas en el agua es un relato verosímil, tanto si nos sitúa en la actualidad como si nos traslada al medievo. La narración comienza con ímpetu, con un robo que se convertirá en un asesinato. A partir de ahí el nervio narrativo de Muñoz desencadena diversas escenas de notable intensidad, a través de dos personajes: Jaime Castillo, quien “siempre había percibido la sensación de que su vida se encontraba, en más ocasiones de las deseadas, en manos del destino.”, y Juana de Saz cuya trayectoria vital también es agitada por la mano del hado.

Hay un tercer personaje, secundario pero esencial, que no podemos perder de vista: María Ibáñez, la investigadora del crimen cometido en Torre de San Miguel, brigada de la Guardia Civil para más señas, cuya relación con el protagonista se irá desentrañando a lo largo de la novela.

Un extraño mensaje pintado primero y escrito en papel después, unido a una relación amorosa pretérita con visos de renacer, sirven para avivar el relato y atrapar la atención del lector que desde ese momento hasta la conclusión de la novela se mantiene viva, por la sucesión de acontecimientos, el cambio de tercio que se producirá con el relato sobre Juana y el dinamismo con el que se aborda todos los capítulos del relato.

Con un lenguaje cuidado sin artificios innecesarios, frases no demasiado extensas y diálogos elaborados con acierto, la lectura fluye para conducirnos hacia el móvil y la aclaración de la muerte de don Gregorio, oscuro personaje del que tendrán cumplidas noticias cuando lean la novela, con cuyo asesinato empieza Cenizas en el agua.

El tema amoroso del que ya hemos hablado es omnipresente en la novela y resulta útil a la autora para otro guiño literario, cuando María piensa que si no vuelve a ver a Jaime Castillo dejará de “sufrir como alguien sediento a la orilla del mar”, imagen que utilizó la autora para titular su último poemario publicado: Como un sediento a la orilla del mar.

Según avanza la trama, para imprimir más vigor narrativo al relato, un personaje o, mejor dicho, el fantasma de un personaje cobra vida y relevancia. Otro de esos giros inesperados en Muñoz que, a través de los recuerdos de un pasado cercano, cartas deslucidas, misivas actuales y enigmáticos sobres, nos introduce en la confabulación que, entre otras cuestiones, explicará una muerte reciente y solo en apariencia sin conexión con lo que sucede en Torre de San Miguel, pueblo que terminará por parecerse a Midsomer, ese condado ficticio de Inglaterra ideado por la escritora Caroline Graham.

A partir de la página doscientos los acontecimientos se precipitan casi de forma trepidante, como suele suceder en los mejores thrillers, para ir completando el puzle y despejando las incógnitas que nos llevarán a la resolución de los asesinatos, digo bien, asesinatos sobre los que giran la novela. Pero como revelar el final no sería de buena educación, solo diré que tras todo ello se esconde uno de esos asuntos no deseados y muy lamentables que han llenado titulares en las últimas décadas y han afectado profundamente a una institución milenaria.

En definitiva, Cenizas en el agua es un libro de lectura ágil, ameno y dinámico que cuenta una historia actual y creíble. Un libro comestible para leer en cualquier momento y lugar.  Una novela muy entretenida, o dos por el precio de una. Como ustedes quieran. Sólo he echado de menos una cosa, la receta de “las famosas y típicas patatas del pastor” que se mencionan en varias páginas del libro. En fin, otra vez será.

Cenizas en el agua en Ondina Ediciones

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