noviembre de 2024 - VIII Año

‘Libro del Lejano Occidente’, de Taika Kensaku

Libro del Lejano Occidente
Taika Kensaku
Versión bilingüe de Ignacio Vázquez Moliní
Colección Dark Side
Alud Editorial, 2023
115 páginas

Autor de libros de viaje, ensayo, novela y poesía, Ignacio Vázquez Moliní atesora una amplia y reconocida trayectoria literaria. En este sentido, debemos destacar la capacidad que desde sus inicios ha tenido y tiene este escritor para componer obras muy originales y, en algunos casos, provocadoras.

En uno de sus primeros títulos, Historia de Almonaster, pudimos comprobar ya su habilidad para entreverar realidad y ficción, a través de narraciones que oscilan entre el rigor histórico y la fábula, donde nunca suele faltar la ironía o el humor inteligente.

En este sentido, no podemos dejar de referirnos a libros como Lisboas (2008) y Elogio de Bruselas (2012), obras que, a veces, se sitúan en la frontera entre géneros, o al libro Los memorables de Vázquez Díaz. Una mirada al siglo XX (2015), escritos al unísono con Jaime-Axel Ruiz Baudrihaye bajo el heterónimo conjunto Rui Vaz de Cunha.

La vinculación de Vázquez Moliní con Portugal, y más concretamente con la ciudad de Lisboa, parece haberle ligado hace tiempo con la tradición de los heterónimos que cultivara con enorme acierto el gran poeta luso Fernando Pessoa.

De este modo, el autor nos introduce en un juego de espejos, donde no sólo los textos —en el caso de este libro un centenar de haikus—, sino también el propio poeta, adquieren un protagonismo compartido. Los haikus del Libro del Lejano Occidente son producto de la inspiración poética y, al mismo tiempo, de la inventiva del autor, para crear un ámbito ficticio y singular del cual surgen los poemas. Pero qué es verdad o mentira en literatura. Como apuntó el gran escritor mexicano Juan Rulfo, “Todo escritor que crea es un mentiroso; la literatura es mentira, pero de esa mentira sale una recreación de la realidad…;”

Asimismo, parece oportuno comentar que el Libro del Lejano Occidente se presenta en una edición de pequeño formato muy cuidada, como es habitual en el sello editorial Alud, en la que podemos leer los 101 haikus de Taika Kensaku en español y japonés (desconocíamos hasta la fecha el “dominio” del idioma asiático que al parecer posee Ignacio Vázquez Moliní).

Buen conocedor de la ya mencionada tradición literaria del heterónimo, Vázquez Moliní construye aquí una serie de haikus atribuidos a Taika Kensaku, una breve biografía del autor japonés y, más aún, una historia legendaria sobre su obra, el Libro del Lejano Occidente. Por ello, resulta esencial leer el prólogo al libro firmado por quien mueve los hilos en esta obra, Vázquez Moliní.

La introducción mencionada nos permite contextualizar la obra de Kensaku y descubrir que “…hasta la aparición de algunas páginas de su Libro del Lejano Occidente, descubiertas entre las ruinas tras el desastre del Gran Terremoto de Tokio, ocurrido el 1º de septiembre de 1923, tan sólo se conocía uno de los fragmentos de otro de sus haikus…,”. Más tarde aparecería otro verso, “…entre los documentos rescatados por un ropavejero de Manila…,”, y “quizás entre las miles de cajas que conservan los restos medio calcinados de las bibliotecas de los ilustrados japoneses”, donde se conservan sin estudiar millones de fragmentos recuperados entre los escombros de Tokyo, Yokohama y Kioto tras el fin de la II Guerra Mundial, aparezca el tercer verso del haiku más célebre del autor nipón. En consecuencia, Vázquez Moliní sitúa el Libro del Lejano Occidente de Taika Kensaku entre la historia y la leyenda, eso sí, configuradas por el escritor para lograr el efecto que se propone.

Por otro lado, sitúa el supuesto nacimiento de Kensaku en la actual provincia de Ishikawa, “…a principios de lo que equivale a nuestro siglo XVII”. Para, acto seguido, presentar “…por primera vez a los lectores de lengua española los versos de Taika Kensaku, intentando respetar, en la medida de lo posible, la métrica tradicional de este tipo de poemas…,”. En este sentido, la edición de Vázquez Moliní nos ofrece “…los ciento y un haikus que, hasta el momento, han podido ser rescatados del olvido.” Aunque son muchos más los que faltan para llegar a reconstruir, en caso de ser hallados en el futuro, el Libro del Lejano Occidente.

En sus haikus, Kensaku aborda múltiples temas. Un centenar de haikus sutiles, a modo de pequeñas joyas poéticas, que reflejan el hondo sentir relacionado con determinadas cuestiones sobre las que el poeta medita, reflexiona y conmueven su intelecto. De esta forma, entre todos los poemas recogidos en el libro, es posible señalar algunos que nos ofrecen una muestra de lo que hallarán quienes lean la obra.

El valor de la poesía como fórmula para ponderar el pasado y celebrar el futuro, aparece en el primer haiuku: “Crecen los poemas / a orillas del recuerdo. / La flor se anuncia”. En el haiuku 18 escribe el poeta: “Cada día salgo / a buscar un poema. / Siempre es de noche.” y, avanzado el libro, insiste de nuevo en la trascendencia de la poesía en un haiku con resonancias de aforismo: “No dejes nunca / de escribir poemas. / La luz se pierde”.

En el haiuku 8 leemos versos que intentan dilucidar la levedad del ser: «El pétalo cae leve / Sueña el zumbido opaco. / Un trueno repentino”.  El vértigo y la fatiga que entraña la existencia en ocasiones, es motivo del haiku 31: “Me cansa el ruido, / el tiempo y la palabra. / El sueño vuelve.”

El pasado, un tema recurrente en esta obra, es para el poeta nipón fuente de discernimiento, donde quizá encontrar claves para afrontar el porvenir: “Leo las vidas / oscuras del pasado. / Mi hijo crece.”, leemos en el haiku 39.  Por otra parte, el anhelo de vivir plenamente enfrentado a la fugacidad del tiempo, surge en el haiku 43: “Cada vez sueño / con viajes más lejanos. / Pasan las horas.”

Igualmente, el poeta nos advierte sobre la necesidad de sumergirnos y percibir lo que sucede a nuestro alrededor, pues el quehacer intelectual no es suficiente, requiere de la inestimable experiencia de vivir: “Sal a la calle / y descubre la verdad. / Cierra los libros.” (haiku 63). Y también de la conveniencia de emplear el humor para sortear, por ejemplo, un instante de melancolía: “Un verso triste / se mira al espejo. / El pez se escapa.” (haiku 84). Cavilaciones en las que el autor hilvana imágenes abstractas o simbólicas, para elevar la intensidad del poema. Sirvan de muestra el haiku 79: “Aldabonazos / retumban en la noche. / El miedo crece.” o el haiku 88: “Un reloj late / al fondo de mi vida. / Un nuevo día.”, donde la incertidumbre, el transcurrir del tiempo (otro tema central del poemario) o la expectación ante lo que habrá de llegar cobran naturaleza poética. También haikus provistos de un acento espiritual, como sucede en el 94, donde el silencio es sentida introspección: “En el silencio / encuentro mi pasado. / La luz se pierde.”

En el haiku 101 Taika Kensaku o Ignacio Vázquez Moliní, quién lo sabe, nos dice: “No sé qué hacer / con mis cansados versos. / Salgo al jardín.” Sinceramente, no sé qué hará el poeta con sus versos. Mientras tanto, como público lector, solo podemos ir leyendo los poemas recogidos en este Libro del Lejano Occidente, a la espera de contar con nuevos haikus de Kensaku que, a buen seguro, avezados especialistas en su producción literaria quizá descubran en el futuro, para completar esta obra, sin duda, “legendaria”. No digo más.

El Libro del Lejano Occidente en Alud Editorial

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