Amaryllis,
revista literaria y antología poética
nº2, 2023
El siglo XXI podemos decir que ya es sin duda alguna el siglo de la mujer, yo al menos así lo pienso. Es verdad que a lo largo de la Historia siempre ha habido mujeres señeras que nos han dejado su importante legado, y que podemos hacer una larguísima lista de mujeres que han destacado y lo siguen haciendo en todos los campos del saber y en todas las facetas que sirven al desarrollo de la Humanidad. Grandes mujeres que han contribuido por lo tanto al pensamiento científico y filosófico, a las artes, a la medicina, a la tecnología, a la política, etc.
No obstante, hay algo que distingue por encima de todo este siglo XXI de los siglos precedentes, y es el empuje imparable que colectivamente la mujer está llevando a cabo a escala universal en su afán por derribar las barreras que impiden la igualdad con el hombre. Así que ya no se trata de individualidades o de grupos de mujeres que luchan por emanciparse y por asumir un rol tradicionalmente reservado para el hombre. Ahora son millones y millones las mujeres que consiguen lo que antes estaba reservado en exclusiva al género masculino. Y, esto, como digo, es imparable porque incluso en los países que van más rezagados las mujeres ya no se conforman con ser sujetos de discriminación y por lo tanto luchan individual y colectivamente por su liberación a pesar de que por ello lo pagan muy caro, incluso en muchos casos con la propia vida. Así, pues, es importante celebrar que este siglo sea el siglo de la mujer, porque siempre que lo hagamos será un acto de reconocimiento y de gratitud a la mitad de la humanidad.
Pues bien, esto es lo que hace precisamente el número 2 de la revista AMARYLLIS al estar dedicado al papel social de la mujer, a su aportación histórica y a su lucha imparable por la igualdad.
Para ello, al igual que en el número anterior y primero de la revista, Mari Cruz Garrido, Presidenta de la Asociación Mundial de Escritores por los Valores, se ha rodeado de un equipo excelente y ha sabido reunir a artistas gráficos y escritores con el fin de celebrar en las páginas de este segundo número a personajes femeninos de indiscutible valor histórico, pero también con el fin de reivindicar la inconmensurable aportación de las mujeres anónimas que con su trabajo cotidiano, dentro y/o fuera del hogar, han sobrellevado la carga impuesta por el patriarcado con estoica dignidad mientras el feminismo avanza en la lucha por la emancipación, lucha que sin duda alguna continuará hasta que no quede ninguna mujer por emanciparse del yugo patriarcal en esta nuestra casa común que a pesar de todos los pesares es nuestro Planeta Tierra.
Creo oportuno citar a continuación sendos textos de dos mujeres que podríamos considerar precursoras del feminismo salvando la distancia del tiempo en que vivió cada una de ellas.
El primero es un poema de Sor Juana Inés de la Cruz, escritora de los siglos de oro de nuestra literatura. Dice así:
«En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas?
¿En qué te ofendo, cuando sólo intento
poner bellezas en mi entendimiento
y no mi entendimiento en las bellezas?
Yo no estimo tesoros ni riquezas;
y así, siempre me causa más contento
poner riquezas en mi pensamiento
que no mi pensamiento en las riquezas.
Y no estimo hermosura que, vencida,
es despojo civil de las edades,
ni riqueza me agrada fementida,
teniendo por mejor, en mis verdades,
consumir vanidades de la vida
que consumir la vida en vanidades.»
El segundo es un fragmento de un artículo titulado «Lieder» que Rosalía de Castro publicó en El Álbum del Miño, Vigo, 1868, y que he extraído de sus obras completas editadas por Aguilar en 1972. Leamos su palabra:
“Libre es mi corazón, libre mi alma, y libre mi pensamiento que se alza hasta el cielo, y desciende hasta la tierra, soberbio como Luzbel, y dulce como una esperanza.
Cuando los Señores de la tierra me amenazan con una mirada, o quieren manchar mi frente con una mancha de oprobio, yo me río como ellos se ríen, y hago, en apariencia, mi iniquidad más grande que su iniquidad.
En el fondo, no obstante, mi corazón es bueno, pero no acato los mandatos de mis iguales y creo que su hechura es igual a mi hechura, y que su carne es igual a mi carne”.
Conviene destacar ahora que en este segundo número de AMARYLLIS tenemos mucho más que lo que se puede ver a primera vista; es decir, mucho más que la calidad extraordinaria del soporte material que Mari Cruz Garrido junto con su equipo de edición han cuidado minuciosamente, ya que como podréis constatar no solo se destaca literaria y gráficamente el valor histórico de mujeres señeras sino que también se da testimonio fehaciente del valor anónimo de la mujer trabajadora, que como ya hemos dicho en múltiples ocasiones lo paga muy caro por querer vivir en igualdad con el hombre.
Para terminar diremos que la creatividad, el altruismo y la solidaridad son por lo tanto valores que se aúnan en Amaryllis, así que solo nos resta compartirlos mediante su lectura y contemplación estéticas.