Perdido en el Atlántico
Pedro Menchén
Editorial Sloper
320 páginas
El autor de Perdido en el Atlántico vino a nacer en Argamasilla de Alba (Ciudad Real) pero, a temprana edad se desplazaría a Madrid, para posteriormente afincarse en Benidorm en 1978, no sin haber viajado por numerosos países con algunos de los cuales manifiesta tener cierto arraigo además de predilección. Así que, si tuviéramos que definir de una forma geográfica e incluso climatológica a Menchén, diríamos que cambió la amarilla aridez mesetaria por los rizados azules de la costa blanca alicantina, después de haber llenado los ojos y las ansias, con multitud de espacios que hoy componen el artesonado de su memoria y puede que también su condición amigable y abierta a las diferencias entre los seres humanos, más allá de los estereotipos clásicos que cada lugar acuña en los individuos de una forma identitaria.
Pedro Menchén es autor de más de una veintena de textos en los que ha cultivado la poesía, el ensayo, la novela, el relato, la dramaturgia, la antología, el diario, la traducción o la crítica. Se hace necesario destacar de entre sus obras, las siguientes: Buen viaje, muchacho, Una playa muy lejana, Te espero en Casablanca, Labios ensangrentados, Y no vuelvas más por aquí, Escrito en el agua, Cuentos de desesperación y amor, Diario de un escritor frustrado, La felicidad no espera, Un señor de Washington, El apocalipsis está en la calle, Balada para un delincuente, Viaje a Texas con un señor de Kentucky, Horrores cotidianos en el Miami Beach Hotel, Ortega y Gasset y Antonio Machado o Convivir con el enemigo, aparte de haber antologado buena parte de la obra de Pascual-Antonio Beño.
Hablamos por tanto de un escritor polivalente que aparte de cultivar la ficción en diversos géneros, se ha introducido también en la interpretación, así como en el arte discursivo filosófico, y que puede ser considerado como un autor esencial, que, como suele ocurrir a menudo, y dada su alergia a los medios de comunicación audiovisuales, vive dedicado a su obra -que es su vida, me atrevería a decir-.
En la novela Perdido en el Atlántico, de la que hoy hablamos y que está recién llegada a los expositores y librerías, Pedro Menchén aborda en un ejercicio de no ficción, arropado por la bibliografía existente disponible hasta ahora, la posible vida de Billy Allen White, un piloto que desapareció junto con su avioneta en medio del Atlántico, y que las autoridades estadounidenses dieron por muerto y así vino a publicarse en los medios de prensa de la época, aunque jamás se pudo obtener una prueba fehaciente de la tal cosa. En la novela se baraja, incluso con interpretaciones diversas, inquisitorias, interrogativas o indagatorias las más de las veces, la posibilidad de que Billy Allen White no hubiera fallecido, sino que, pudiendo ser miembro de los servicios secretos norteamericanos, concretamente de la CIA, su muerte se hubiera simulado por cuestiones que no acaban de concretarse, como suele ocurrir en casos similares. O, simplemente incluso, que huyendo de ese servicio por las causas que fueren, él mismo se ocultara del mundo y sus entresijos.
Lo apasionante de la novela, que está dividida en dos partes y que no deja de ser una elegía a los héroes anónimos, que, aunque escasos, nos circundan sin saberlo y que conviven a nuestro redor sin mostrar la tarea que realizan, es que Pedro Menchén, para escribir la misma, llegó a conocer al hijo del protagonista, al bibliotecario David Allen White, con el que llegó a verse varias veces tanto en España como en Norteamérica.
Y como no es bueno que alguien que hace una reseña diga mucho sobre la obra que diserta, quede aquí el punto final sobre la nueva entrega de Pedro Menchén.