Osuna
Jaufré Rudel
Chamán Ediciones, 2022
678 páginas
Jaufré Rudel es el pseudónimo del poeta, narrador, filólogo y dramaturgo Francisco Javier Sánchez Rodríguez, que ahora nos hace entrega de una novela completa -porque no todas lo son, aunque lo aparenten- sobre la vida de Pedro Téllez-Girón y Velasco Guzmán y Tovar, III duque de Osuna (Sevilla).
La novela histórica no es un género fácil, ni mucho menos, porque, aparte de la ficción que en la misma quiera desplegarse por el autor, se hace necesario basar los hechos en sucesos que acontecieron y que deben datarse de manera escrupulosa, recurriendo a múltiples lecturas en donde se dan fe de los mismos, sin posibilidad de otras consideraciones que las marcadas por la Historia y, dentro de ellas, mezclarlas de manera adecuada con las licencias que quiera permitirse el autor para llevar al lector al universo que desea contar, para que la resultante ya solo sea novela, género que desde que Miguel de Cervantes Saavedra escribiera la primera parte (1605) y posteriormente la segunda (1615), de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, sabido es que cabe casi cualquier género en sus entresijos. Y, efectivamente, Osuna, es una enorme ficción de aventuras dividida en cinco partes, que recorre la posible vida del que terminaría siendo virrey de Nápoles, III duque de Osuna, II marqués de Peñafiel, VII conde de Ureña, Señor de Olvera y caballero del Toisón de Oro.
Chamán Ediciones ha acertado al introducir en su nómina de autores a Jaufré Rudel, quien ha revisado y utilizado para la elaboración de esta portentosa novela, que he disfrutado con el placer del diletante desde la primera hasta la última página, la friolera de 69 textos, de los cuales se da cumplida cuenta, como debe ser, al final del mismo. Un trabajo costoso, de recopilación de datos, de encuadre de fechas… que al final da como resultado, una novela excepcional a la que invito al lector que pose sus ojos sobre la misma. No le defraudará, porque, parodiando al Nobel juanramoniano, le resultará gustosa.
En primer lugar, por la recuperación del lenguaje que hace Rudel, y que nos avisa de que, si bien las palabras envejecen y se extinguen, también es necesario conocerlas para un buen entendimiento del paso de los días y de lo que perdemos o ganamos con esa fugacidad. En segundo término, por la historia del teatro (de los actores, de los dramaturgos, de las obras que se representaban, de cuáles eran los espacios escénicos más importantes en España, de las olvidadas corralas o de los salones de los señores principales en los que ese rito helénico, al menos en Occidente, tomó fuerza y vino a epatarnos en un momento dado) de la época que se cuenta. Por ella vagabundean, unos con más intensidad que otros, Cervantes, Lope de Vega, Quevedo, Garcilaso o Tirso de Molina.
Y también se hace patente las ansias de poder, la picaresca, las tragedias que a veces los celos provocan, los fastos para obnubilar al pueblo y confundirlo, los quehaceres de las guerras y los aparejos necesarios para la contienda tanto en la mar como en tierra, los trucos y excentricidades de la diplomacia y sus siempre necesarios e indecorosos enredos… en definitiva, una novela que nos introduce en el pretérito, que bien hubiera podido ser tal como se cuenta y donde, como se dijo, la Historia, el teatro, la pintura, la política, la diplomacia, la guerra, la poesía, la narrativa y la dramaturgia, forman un todo compacto denominado “Osuna”, la novela que describe las eventualidades del que viniera a morir en la cárcel, después de haber sido un semidiós en la tierra. Una excelente novela la escrita por Jaufré Rudel, que los amantes del género deberían leer.