Lorem Ipsum
Jan Dols
Ediciones Vitruvio, 2022
Colección Baños del Carmen
82 páginas
“a menudo se desentienden las palabras
por mera falta de oxígeno
al estar las unas con las otras y
hace falta romper sus páginas”
Basta con una rápida búsqueda en internet para averiguar que Lorem Ipsum, el título elegido por Jan Dols, para su primer poemario, recientemente publicado por Ediciones Vitruvio, hace referencia a un texto que habitualmente se utiliza en diseño gráfico para esbozar el aspecto visual de una composición, lo que se conoce como maquetado, el proceso por el que a partir de un esbozo inicial, se ordena una publicación y sus distintos elementos: las imágenes, el tipo de letra, los espacios, etc. Probablemente se remonta a los primeros impresores de los tiempos de Gutenberg y no es un galimatías sin sentido, si no un extracto de un texto latino, concretamente una frase de una obra de Cicerón titulada «De finibus bonorum et malorum»: Nesque porro quisquam est qui dolorem ipsum quia dolor sit amet, cosectetur, adipisci velit.
No hay nadie que ame el dolor mismo, que lo busque, lo encuentre y lo quiera, simplemente porque sea el dolor.
Pero tal y como declara el propio poeta, la elección de esta frase no se debe tanto al contexto anteriormente expuesto, si no más bien al sentido fuertemente transitorio -e incluso arbitrario- que parece encerrar, porque su función -aun con todo el peso literario e histórico – es de carácter efímero, y tiene razón de ser únicamente como borrador en el que finalmente se insertará el texto definitivo.
Así pues, Jan Dols establece desde el propio encabezado de Lorem Ipsum, formulado en un lenguaje aleatorio, la condición del lector como demiurgo que -en sus propias palabra- realiza una lectura solipsista del libro. Es decir, que nada de lo contenido en él tiene significado alguno, o existe siquiera, si no es bajo testimonio del propio lector.
Así pues, este poemario comienza con una toma de posición y una simbología muy sugestivas. Lorem Ipsum nos sitúa en una terra incógnita para que reflexionemos sobre nuestro papel como lectores. Pero ¿qué es eso que debemos proyectar o escribir en sus páginas? Lo que pone de manifiesto Jan Dols, es la conciencia de que hablamos en un lenguaje prexistente a nosotros, heredado, ancestral, que de alguna manera no nos pertenece por completo, y al que por el contrario nos vemos abocados. De ese modo el poemario sería la reacción, o el no acomodamiento a esa realidad, señalando nuestra condición de rehenes encadenados a una tradición, al peso de una carga de símbolos, saberes, alusiones y a toda una miríada infinita de historias a las que la mayor parte de nosotros permanece ajeno, pero que el poeta tiene la función de animar y hacer que se manifiesten en forma de eco.
Un eco que se sobrescribe sobre ese magma inasible, tal y como sobrescribe un editor el Lorem Ipsum que da título al libro.
“por primera vez en lo que lleva de noche,
se ha hecho oscuro.
se ha hecho tan oscuro que
no encuentro mis latidos”
Un poemario que además adopta forma teatral, algo que desvela nuevas pistas sobre las influencias e intereses de su autor, quien dispone lo teatral en el centro de los poemas, de una forma que recuerda al gran teatro del mundo de la tradición barroca, o al teatro bajo la arena de Lorca, e incluso al teatro del absurdo de Ionesco o Beckett. Se dispone entonces el poema, no solo como palabra, sino también como diégesis, esto es puesta en escena, composición de lugar.
“El público emprende un murmuro aleatorio y vacío que acompaña tiernamente al
apagado gradual de los focos. La mujer del segundo asiento empezando por el extremo
medial de la segunda hilera golpea con precaución el costado de un reloj de muñeca,
alternando el movimiento con proximidades a la oreja derecha y miradas en falso.”
Lorem Ipsum parece llevarnos a irrumpir de golpe en la representación de un drama privado, de una compulsión subterránea, a la puesta en representación de un mensaje misterioso, mediante escenas o diálogos que muchas veces transmiten una fuerte carnalidad, no sólo como imágenes de deseo o sensualidad, sino como el escenario mismo en el que se manifiesta el poema, en un lenguaje diferente, muy personal y muy táctil. Tomo por ejemplo uno solo de los poemas en los que podríamos enumerar múltiples referencias a lo corporal:
«(En crucifixión, con el movimiento invisible de los hilos de un muñeco de trapo. Acaricia
pausadamente el dorso de la mano opuesta y desliza los dedos en sentido transversal. La
piel se deshace del títere a medida que resigue su perfil.)
la hendidura de la última costilla,»
Sirva de ejemplo para constatar de qué modo nos sitúa en ese espacio del cuerpo no solamente como realidad individual, sino casi como ágora común. Pues aunque toda lectura, toda aproximación a un texto literario, puede derivar en una interpretación más o menos intelectualizada, lo que importa en realidad es esa reverberación que tiene sobre el cuerpo de otros la obra de arte.
E indudablemente Jan consigue situarnos en su mundo, hacernos vibrar en su misma longitud de onda, ver a través de su mirada, multiforme, fragmentada, con su zigzag de voces, pensamientos e insinuaciones, que tienen la virtud fenomenal de construir un lugar en nuestra imaginación. Versos evocadores y sinuosos que son como fracciones desgajadas de un ruido de fondo, hecho de retazos de conversaciones y pequeños flashbacks, como los chasquidos y fogonazos de una maquinaria enorme y ciega reproduciendo una historia que nos resulta incomprensible, pero al mismo tiempo terriblemente alusiva.
“el feto sintoniza
el carcomer de mi oído
y de su aliteración
mis heridas abren una crisálida
cómplice: yo lo maté.
mi cuerpo entero se gangrena.
mi infancia ya no existe,
curva su efigie
y con el rostro conjura
la línea trapecista
que me ha esposado a mi sombra:
retales de voz a carboncillo,
hambre de ayuna letal.”
A pesar de su juventud, Jan Dols tiene una base sólida de lecturas y a la vez está en su tiempo, sabe que hoy en día la poesía está llamada a incorporar y utilizar como materiales de creación los estupores, los equívocos, las vacilaciones, los espacios en blanco del habla, en una trama hecha también con los anhelos, los terrores y los caos emocionales. De ese modo se obra la operación estética del poema. El poema es un espacio en la mente de quien lo escribe, un espacio en el que habita la propia perplejidad del poeta ante el mundo, pero también es un reino vivo más allá de sus sentidos, que debe alentar y hacerse patente en la lectura de otro.
A ese ser oscuro y desconocido que es el lector apela Jan Dols, reivindicando la existencia de las cosas per se, sin adjetivo ni complemento. La existencia de todas esas cosas, que son cada vez algo distinto e irrepetible, algo no interpretable, algo que no necesita de explicación ni autoría, animándonos a formar parte de ello y darle una vuelta de hoja a cada lectura.
«[uno a uno,
los integrantes del público se colocan
paralelos a la figura del personaje.
Evitan el contacto visual,
se tumban aleatoriamente
sobre el suelo,
en posición fetal,
con los ojos abiertos.»
Los poemas de Lorem Ipsum son incomodos y oscuros y tienen lugar en un espacio indescifrable, hermético se podría decir, en el que se desarrolla una representación velada, reducida a unas pocas escenas y diálogos convulsos y al mismo tiempo dulces y violentos y despiadados y descabellados y melancólicos y sobrenaturales y obscenos… pero siempre conmovedores, llenos de dolor y de éxtasis humanos.