Cibernética Esperanza
Cecilio Olivero Muñoz
Ediciones Vitruvio, 2022
Colección Poesía Tattoo
La reciente aparición de Cibernética Esperanza en su traducción al inglés (Cybernetic Hope, Amazon 2022), me ofrece la circunstancia más propicia para intentar atraer algo de la atención que merece este libro absolutamente singular, surgido de la peculiar mente de Cecilio Olivero Muñoz (Sabadell, Barcelona, 1974) y publicado el año 2021 por la editorial Vitruvio, a cuyo editor, Pablo Méndez, y su curiosidad infatigable, debemos este descubrimiento.
La figura del propio Cecilio, sus circunstancias, su posición radicalmente marginal, y la originalidad de sus anteriores trabajos, en los que ha ido desarrollado un quehacer poético a contracorriente, sostenido en el respeto, pero también la subversión de las formas métricas tradicionales, merecería también, un espacio más amplio. Sin embargo, la condición de piedra de toque de Cibernética Esperanza, dentro de la producción de Cecilio, justifica que le dediquemos este análisis distintivo.
“… allí donde la compasión no existe.”
Cibernética Esperanza es un diario de una lucidez emocional no contaminada por la razón. Un torbellino de conciencia sin rumbo, registrando las cosas que traspasan el umbral de la percepción de forma lírica y expansiva. Estamos ante el registro desordenado y caótico de una vida. Los recuerdos, los delirios, obsesiones, compulsiones, vergüenzas y arrepentimientos postergados, los diálogos (¿sostenidos o quizá sólo imaginados…?) El pensamiento como una larva, barrenándonos la mente, tal y como es, en bruto, sin editar, sin pulir, mezclando aquello que no dijimos, con aquello que acaso sólo pensamos, la fugaz impresión, la pincelada lúcida con el ruido feroz del recuerdo, el ruido blanco, indiferenciado, amorfo, de la vida.
“…allí donde tengo mi hígado hipotecado.”
Es este un autorretrato destartalado, pero conmovedor y sincero de Cecilio, que desmantela toda idea preconcebida acerca de lo autorreferencial. Las palabras registradas en estas páginas, a través de los ojos de su autor, parecen las sombras distorsionadas de un mundo diferente, un paisaje de cosas extrañas, un espacio extravagante, de pensamientos sin cauce y emociones en proceso de formulación.
“Ya te has ido Estrella distante, ya te fuiste; mentira debió ser nuestra plegaria de enamorados fugitivos, de reos oscilatorios en los aeropuertos internacionales, de carnaza cansada deambulando en el trasiego de las aduanas…”
Es abrumador cuanto hay en este libro, reflexiones, episodios de su vida, narraciones, fabulaciones, manifiestos, pensamientos errantes, experimentación poética… Pareciera que hubiera intentado incluir de todo, registrar la sustancia misma de la vida mientras la experimentaba. El resultado es inevitablemente un libro desordenado y excesivo. Pero en estos tiempos de obsesiva autocontemplación y exposición de la propia imagen (de la tiranía de las redes sociales…) Cibernética Esperanza parece un acto de pureza extravagante en el que Cecilio se abre en canal para mostrarse tal y como es, desenfocado y extraño. Su decir es el repetitivo, imperfecto y barroco traslucir de la lucha mental y casi física de un escritor contra las limitaciones y barreras de la expresión para lograr dar en la diana:
“Toda felicidad guarda su obsequio”
Ha cometido pues Cecilio, quizá sin pretenderlo, un acto de generosidad, que en contrapartida merece que el lector se abstenga de acceder a él con prejuicios o tan sólo en una búsqueda de pistas sobre la historia personal del escritor. Pues es imposible separar la fiel y real vivencia, del espacio que cartografía este libro, como el título indica, lleno de esperanza. La que da, crear algo hermoso de la desesperación. Un despliegue de energía cándido e insensato, erigido no solo como curiosidad marginal o chocante muestra de antipoética. Porque este libro, que ignora toda frontera y toda catalogación, es un combate por reconstruir la identidad; practica de la escritura como forma de autoconservación, como espacio de supervivencia aún ante la fatalidad.
“¡cuántos destrozos ha causado tanta esperanza ciega! ¡Cuántos! ¡La esperanza verdadera es la esperanza de que existe la muerte!”
La ubicación en los márgenes, de este libro de Cecilio Olivero, nos informa, o nos recuerda, la probable existencia de gran cantidad de creadores de los que no nos llega noticia por su radical particularidad, o por su voluntad de circunscribir sus cauces de expresión a un ámbito muy específico. En el caso de Cecilio, el volumen de una producción casi estajanovista (libros, obra gráfica y collages, la edición de su propia revista de poesía Nevando en la Guinea…) irradia desde un retiro voluntario, desde un refugio personal, un ámbito doméstico que recuerda el empeño del naufrago en su isla, lanzando su mensaje al mar. En este caso, el vasto océano de Cibernética Esperanza es la inmensidad de la Red Global:
“Siempre que publico algún texto en la Red espero las reacciones que tendrá. Tengo la idea de que alguien me está observando, e instantáneamente después de publicarlo, alguien va a estar ahí para juzgarlo. A veces creo que la reacción tras publicar el texto va a ser inmediata. Pero me equivoco, me equivoco sobremanera. Nadie hay ahí observando…”
Este fragmento es certero, y resultará incómodamente cercano a más de uno. Pero no estamos, en ningún caso, ante una muestra de literatura terapéutica.
Cecilio Olivero Muñoz no es un chiflado estrafalario masticando su frustración. Por el contrario, su experiencia, su quehacer, manifiesta aquello fundamental en toda obra original: Un tipo de conocimiento, o cuando menos una intuición sobre las cosas que en algún grado, permanecía inédita.
“…que los caprichosos lugares en los mapas
no eran límite para la inercia
sagrada del agua,
ni para esas gentes al margen
de las pasarelas, de los centros comerciales,
de los escaparates, del cable mágico.”
Por ello Cecilio no teme irrumpir en lo grotesco e incluso en o incoherente, pero esos momentos conviven en estas páginas como otros de auténtica iluminación.
“…aquí presento este poema, que ya no es poema, es fantasma, un fantasma que ahora se cruza en mi camino, en el mío y en el vuestro…”
En definitiva, estamos ante un autor auténticamente singular al que sin duda merece prestar atención, y un libro Cibernética Esperanza, que expurgado ganaría muy probablemente en impacto y concreción, pero ni un ápice en alcance humano y honestidad.