Celosías en tiempos robados
Antonio Machado Sanz
Ediciones Vitruvio, 2022
Antonio Machado Sanz ha recorrido un largo camino hasta llegar a este libro. Quienes conocemos su trayectoria, sabemos cómo hace tiempo se embarcó en esa arriesgada travesía -a veces dolorosa, a veces espléndida- que es escribir poesía, colaborando con publicaciones y medios de comunicación donde la poesía tenía su espacio, participando en libros colectivos,… y luego publicando su primer libro en solitario, Estación de Regreso, y más tarde otro poemario con un título muy llamativo: Un cuaderno, un lapicero y un pato de escayola.
De esta forma, Machado Sanz, ha logrado alzarse como un autor cuya voz poética no pasa en absoluto desapercibida, presentándose ante el público lector como un poeta sólido, capaz de emocionar a quienes se acercan a sus versos.
Este nuevo libro de Antonio Machado Sanz, Celosías en tiempos robados, es un libro donde el autor, en efecto, observa el mundo desde sus celosías poéticas. Y qué es una celosía sino una abertura enrejada, desde la que se puede observar sin apenas ser visto, con esa discreción y serenidad que necesita el poeta para componer sus versos.
En este sentido, las celosías de Machado Sanz se han ido hilvanando con trazos e instantes de su vivir más sentido. Celosías forjadas en tiempos robados, porque vivimos un tiempo en el que los hados han intentado robarnos el tiempo, seguramente el material más preciado para todo ser humano.
No sé si los hados habrán logrado su propósito. Lo que sí sabemos es que Antonio Machado Sanz ha dejado su alma en estos versos, celebrando la vida y la belleza para oponerse a lo aciago de estos tiempos. Al fin y al cabo, parafraseando a Luis Quiñones, debemos preguntarnos qué es la literatura, y en particular la poesía, sino una luminosa forma de resistencia.
Machado Sanz es una de esas personas que bucean «…en las palabras, / que las retuerce mientras se desangra”. O sea, un poeta. Nos lo hace saber el propio autor, nada más entrar en el libro, en los versos de su poema ‘El poeta’. Un poeta que en este tercer libro de su producción literaria busca consolidar su voz lírica, explorando el lenguaje, puliendo un estilo propio y, ante todo, exponiendo sus pensamientos y sensaciones sobre aquello en lo que fija su mirada poética o volcando su experiencia vital en los poemas que construye con esmero.
Estructurado en dos poemas introductorios, cinco secciones o capítulos y un epílogo, los poemas de Machado Sanz se suceden aquí como una melodía sutil que gana nuestra atención con cada página.
En sus ‘Paisajes’, primero de los capítulos mencionados, hallamos versos donde emerge una más que sobresaliente humanidad. Poemas como ‘Aquellos gorriones’, ‘Bajo la luz de una farola’, ‘El jardinero de luna’ o ‘Adiós, brakets’, son poesías colmadas de ternura. En otros poemas de estos ‘Paisajes’, como ‘Capitán Blood 2020’ o ‘Capitán Sparrow’, el poeta quiere conducirnos hacia una esperanzadora ilusión. Los ‘Paisajes’ de este autor son cercanos, amables, una geografía, sobre todo urbana, en la que el poeta encuentra inspiración para moldear sus versos. Las calles del Madrid de los años 50, un semáforo de la calle Entre Arroyos, el Puente de los Franceses, el río Manzanares, los riscos de la Pedriza del Guadarrama,… son motivos para que nuestro autor conforme poemas nítidos, efusivos y elocuentes que a buen seguro conseguirán la intención final que sin duda pretende el poeta, conmover con sus versos al público lector.
Tampoco falta el humor, transgresor en algún momento, como sucede, por ejemplo, en el poema ‘Trino’ donde el poeta juega oportunamente con las palabras.
También nos habla el poeta de amor y de los tiempos del amor; cómo irrumpe y germina, las preguntas e incertidumbres que suscita, cómo mantener viva la llama del amor en nuestras vidas. Hay aquí exploración o indagación sobre ese sentimiento tan esencial en el devenir de la existencia que es el amor, reflexiones hondas y muy personales que desembocan en poemas como el que cierra el segundo capítulo de libro, ‘Las dos caras de la moneda’, donde podemos leer los siguientes versos entresacados del poema citado: “En una cara están los recuerdos / están también mis deseos / están mis pasos erráticos / están mis amores perdidos / …/ En la otra está el mañana / está la dueña de mi vida / que me ofrece el vino del futuro”.
El poeta va quitando el velo a sus celosías y llegados al tercer apartado del libro, ‘Lo que oculta una celosía’, descubrimos poemas de temática muy variada. Entre ellos, atisbamos de nuevo un trasfondo amoroso, pero en esta serie de poemas destaca una sensualidad explícita. Los titulados ‘Escritura’, ‘Cualquier noche’ o ‘Memorias desmemoriadas’ son buena muestra de ello.
Otras situaciones o momentos conectados con el ámbito más íntimo del poeta aparecen con igual intensidad en los versos de esta parte del poemario: el hallazgo de un instante de “existencia plena”, la osadía de poner “nombre a las pasiones”, la búsqueda de la poesía y la utopía, también la crudeza del inexorable paso del tiempo que todo lo deteriora, los recuerdos que regresan «incomodos» por la edad o ese intentar encontrase a uno mismo entre los demás, entre tantas personas que nos circundan y que nunca llegarán a saber quiénes somos realmente,…
“Algún día encontraré mi yo
y lo mismo os digo quién soy.
Si antes, el olvido no me deja sin referencia.
Entonces tú, solo tú, amor,
casi sabrás quién he sido.”
Antonio Machado Sanz, continúa su itinerario poético en este libro realizando sentidos ‘Homenajes’, así titula el cuarto de los capítulos de Celosías en tiempos robados, para traer a colación a varios de sus amigos más queridos o a personas con las que se siente estrechamente vinculado. Los versos que abren el último de los poemas de este apartado son significativos en cuanto a la forma de entender para este autor la labor del poeta. Dicen así:
“La imprevisión del poeta,
hace que sus pensamientos
vayan camino de la eternidad…
pero si él lo creyera firmemente
sería una más de sus enajenaciones.”
Finaliza con un verso este poema que nos da la medida y el alcance que para consigo mismo tiene el quehacer poético en Machado Sanz. Este es el verso:
“Pero sigue escribiendo algún poema para sentir que es.”
Por otro lado, sin desdeñar un ápice los poemas que nos conducen hasta los últimos apartados de libro, ‘Balcón Abierto’ y ‘Epílogo’, hay que señalar que estos dos capítulos finales contienen poemas de gran calidad poética. Poemas como ‘Oración de los días perdidos (2020)’, ‘Campana de ciudad en tiempo de Covid-19’, ‘Abril, 2020 (una pesadilla)’ o ‘Soneto de renuncia 2020’, tienen la propiedad de trasladar hondas emociones al lector, quizá porque es fácil compartir con el poeta lo que en ellos expone. Sucede lo mismo con los que contiene ‘Epílogo’. El poema ‘Algunas cosas que me hacen recordar’ o ‘Hermano, te has marchado’ destacan por su profunda carga afectiva.
Para finalizar, anotar qué como pórtico y colofón de este libro, el poeta ha introducido en el poemario dos frases que no debemos perder de vista: “Vivo en la perpetua espera de esperar lo que nunca llegó y sé que no ha de venir” y “Solo me queda la seguridad de no estar seguro de ninguna de mis palabras”. Dos aseveraciones que autodefinen a un poeta que ofrece con honestidad su trabajo poético más notable en este libro, a la espera de nuevos poemas que este autor, en óptima evolución, entregará próximamente a los lectores.