Coplillas del confinamiento
Juan José Ordoñez
Ediciones Ondina, 2020
Hay muchas maneras de finalizar un año. En el caso del poeta Juan José Ordoñez se ha hecho con broche rimado, una manera curiosa de despedir el aciago año de 2020. Un año que doce meses antes prometía ser lo que en absoluto fue.
Este cierre poético lleva por título Coplillas del confinamiento, y ha sido publicado por Ediciones Ondina, el mismo sello que en octubre de 2019 apadrinó el anterior poemario de Ordoñez Apagado silencio.
Ya el título del libro nos da una pista. La coplilla, un género menor, con estrofas de cuatro versos, y de carácter satírico, sirve de marco para analizar y volcar en rimas la situación generada por la llegada de la pandemia, del Covid19. Situación que queda definida en la segunda palabra del título, confinamiento.
Porque este libro refleja los pensamientos y las reflexiones del poeta durante un periodo de tiempo muy concreto: desde el 28 de marzo, recién instaurado el primer estado de alarma, hasta el 15 de junio, fecha en la que el autor decide cerrar esta serie de coplillas que ocupan el libro. Un libro en el que podemos distinguir tres partes: las dedicatorias, las coplillas y, por último los agradecimientos.
En las dedicatorias, que son tres, nos vemos reflejados muchos de nosotros, porque están dirigidas al personal sanitario, a los servicios esenciales, y a las nietas del autor, una tríada que a muchos, nos sostuvo física y emocionalmente. El deseo de ver a los nietos era verdaderamente una luz de esperanza para muchos abuelos durante aquellos largos días. Así nos lo refleja el autor en la coplilla XXX.
Quisiera estar con mi nieta
Para poder abrazarla
Tan cerca y tan lejos
¡Feliz cumpleaños, Carla!
El cuerpo en sí del poemario está sustentando en ochenta coplillas que aúnan humor, sentimiento y, también, crítica política y social contra quienes desde unas posiciones conservadoras, y más allá, utilizaban y utilizan la pandemia para traer los ecos de un pasado con pocas luces democráticas. En el cierre de la coplilla LI, dedicada al desaparecido Julio Anguita nos dice Ordóñez:
Es normal que el gobierno
Se equivoque alguna vez
Lo extraño es no hacerlo nunca
Como lo hace el PP
También a lo largo del libro podemos ir encontrando referencias a hechos de actualidad, más allá de la propia pandemia, y que vivimos de puertas para adentro. Uno de ellos fue la muerte de Luis Eduardo Aute, al que el autor dedica su coplilla X, junto con un agradecimiento a Fernando Simón, director del CAES:
Cuando todo esto pase
Diremos con emoción
Nos trasmitía confianza
Gracias Fernando Simón
Coplillas que van mezclando la Semana Santa, Isabel García Ayuso, la Feria de San Isidro, los arboles reverdeciendo, Ángel Gabilondo… Pequeños retratos de aquellos tiempos en los que nos aferramos a un clavo ardiendo en el día a día, para mantenernos de pie, para aplaudir desde ventanas y balcones, protagonistas también de alguna coplilla, como la II:
Salimos a los balcones
A las ocho a diario
Les damos a todos las gracias
Al personal sanitario
Política, recuerdo, los besos no dados, la muerte del pintor Genovés o de Rosa María Sardá, los mayores en las residencias, la mascarilla, los lugares comunes, la falta de abrazos, la ausencia de libertad se convierten en protagonistas de estas coplillas del confinamiento, cuyo autor define en la contracubierta como píldoras contra el dolor, como denuncia, gestos solidarios y protesta. La misma fotografía de Juan José Ordóñez nos da una pista. Se ha convertido en la imagen anónima del confinado oculto tras la mascarilla y unas gafas oscuras.
Como ya hemos señalado, en estos versos encontramos toda clase de emociones, entre las cuales no podía faltar la mayor: el miedo, como nos señala en la coplilla LXXIX.
Habitar el porvenir
Después de lo que ha pasado
Será aprender a vivir
Con el miedo incorporado.
Cierra el autor el libro con los agradecimientos (es de bien nacido…) a aquellos que de una manera u otra ayudaron a que Coplillas del confinamiento viera la luz, con una referencia especial a Miguel Ordóñez, autor de la imagen de portada, ese vector de diálogo dentro de una jaula, como pájaro preso. Sin duda una metáfora de aquellos días en los que la libertad de movimientos se quedó circunscrita a las cuatro paredes de nuestra casa para contener el virus, aunque, y este libro es la muestra, el Covid19 no puede acabar con la palabra ni con la imaginación.