Autografía
Félix Pillet
Biblioteca de Autores Manchegos
Diputación de Ciudad Real, 2019
Cualquiera que lea este libro puede terminar pensando que el autor Félix Pillet, podría afirmar como Pablo Neruda ‘Confieso que he vivido’.
Félix Pillet es poeta y profesor de Geografía Humana (ambas cosas se perciben a través de todo el texto) en la Universidad de Castilla-La Mancha, y se ha dedicado durante más de cuarenta años a la docencia, pero ha ido publicando escalonadamente poemarios como: ‘De amores batallas mentiras’ (1979), ‘Con el mar a las espaldas’ (1998) y Memorias de papel’ (2005).
El autor advierte al comienzo de este libro que no se trata de unas memorias ni de una autobiografía, tampoco de una antología de poemas, pero sí encontraremos a lo largo del texto recuerdos y vivencias, porque como señaló Gabriel García Márquez: ‘La vida no es la que vivimos, sino cómo recordamos para contarla’
Para Félix Pillet nos adentramos en este libro en ‘una revisión de la vida del país a través de la poesía publicada’ en capítulos con títulos tan peculiares como: ‘La poesía y los poetas: Tiempos para leer y escribir’, ‘La mujer: Las relaciones extraviadas y el último amor’, ‘La España cainita: Del Guernica a la actualidad’, ‘La progenie y los testigos de una vida’, ‘La ecúmene: Viajes, paisajes y geografía’.
Estamos ante una obra que busca de forma itinerante un señuelo con el que intenta dar salida a largas meditaciones.
Quizá tiene un afán holístico o ecléctico, en todo caso es particular, diferente y sugerente y aglutina como en un caleidoscopio un abanico de diversos colores.
Por un lado, el color del ensayo con reflexiones sobre los tiempos que le ha tocado vivir, con opiniones sobre las circunstancias sociopolíticas de cada momento y con una prolija bibliografía sobre los temas que trata.
Por otro, el color de un recorrido de sus vivencias personales y de su árbol genealógico que remonta a varias generaciones.
Y por otro, el color más brillante de una selección temática de sus poemas ajustados al desarrollo de la parte autobiográfica que va relatando.
Escribir es curativo, especialmente si es sobre la historia de vida de uno mismo, porque ayuda a comprender el pasado, a aceptar los errores y a adoptar un compromiso de futuro. Por eso, quizá se echa de menos en esta obra un apartado que aborde el efecto terapéutico que su narrativa y principalmente de sus poemas ejercieron sobre el autor. Ya algunos poetas citados por Félix Pillet en esta obra subrayaban lo sanador de la escritura y especialmente de la poesía: ‘La poesía nos salva sobre todo de nosotros mismos’ (Antonio Gamoneda), ‘la poesía es la línea recta hacía la emoción’ (José Manuel Caballero Bonald). Los poemas surgen de sentimientos, emociones, de lo afectivo… Los sentimientos impregnan los poemas, lo que posibilita al autor analizar, reflexionar y realizar, poniendo negro sobre blanco una elaboración comprensiva de una idea, un sentimiento , una emoción… y, por tanto, de reconocer los sentimientos que se experimentan, de identificarlos y de tomar conciencia emocional de lo que se experimenta, lo que le sirve de apoyo o ayuda para que el poeta acepte su propio malestar, sus fantasías, sus frustraciones o sus demonios.
A veces, es como si este texto te cogiera de la mano para transitar por la línea de vida del autor para un paseo por acontecimientos concretos con descripciones puntuales de escenas.
A cada paso van asaltando poemas que te hacen levitar sobre la realidad que se va narrando. Poemas que parecen ser un instrumento al servicio del conocimiento, que escudriñan la realidad para descifrarla y comprenderla, carentes de cautelas emocionales y de ironías y que se expresan con estéticas imágenes.
En ellos se refleja la conciencia inocente de Félix Pillet que aún conserva el gesto y la mirada inquieta del niño que lleva dentro.
El autor en esta obra se desnuda con una mezcla de candor y abrasiva lucidez, con una escritura sin un plan premeditado, que se va uniendo de forma espontánea como a él le van surgiendo, reveladora de sucesivos estados de ánimo. Observa la realidad que le rodea como la contemplaron las sociedades en los umbrales del conocimiento humano con pureza y sencillez.
Pudiéramos decir que esta obra tiene un sello propio, singular que con un lenguaje fácil y directo se dirige a la esencia humana y a sus dilemas.
Así como hay autores que se dan a conocer al calor de algún movimiento o grupo, otros, como Félix Pillet van tejiendo su obra a despecho de las ordenaciones canonizadoras colectivas.
En fin, se trata de un libro que merece ser leído por el placer y la satisfacción que da la lectura de lo verdaderamente bien escrito.