Fernando Ferreró: Obra poética completa
Edición de Julio del Pino Perales
Larumbe. Textos aragoneses, Zaragoza, 2016.
Por Francisco Martínez
Como proemio de esta referencia de lectura considero que resulta oportuno reproducir aquí las palabras del propio autor en una entrevista reciente: «Mi poesía atiende a dos cuestiones filosóficas: la investigación del mundo, y las emociones, dolores y experiencias que produce ese conocimiento» Reparemos entonces que se alude a investigación como descubrimiento, como conocimiento, esto es, una consideración racional de la realidad, del entorno que nos acoge y condiciona. De otra parte, la consideración de las emociones de las que todo hombre es deudor eterno y que delimitan, tantas veces, la respuesta y el ser de éste. En resumen, un acercamiento humanista en el sentido más amplio al hecho poético, a la poesía como discurso, como actitud, como referencia principal e inexcusable.
Si, a continuación nos adentramos en los distintos libros que vienen recogidos aquí –con presentación amplia, documentada y generosa por parte de su exalumno Julio del Pino- no nos resultará difícil encontrar ejemplos bien palmarios que avalen tales formulaciones: ¡El mar cómo te sigue, /y el gesto de los barcos/ en el color más limpio!/ Pequeña historia/ ocupa estos objetos/ Las cuerdas y las tablas en su sitio, /cabecean en su sitio los mástiles/ por en medio de los azules, /y de los negros, /y del agua del mar, dormida/ Y cabecean en el agua/ las palabras de los últimos versos, /y las palabras en la mesa/ como todos los días// Lo vulgar y lo mágico /La pompa de meterse en el agua/ y de volver a tierra/ arrastrando los mitos. Eran éstos versos casi iniciáticos que, con el tiempo, habrían de ir dando paso a una voz muy propia que se acuñaría bajo el marchamo de un cierto conceptismo, de una esencialidad que, a la vez que pudiera parecer exigente al lector, le ofrece el escenario a su propia voluntad para que sea él quien modele o complete el verso que el poeta le ofrece como sugerencia, como invitación: Inefable, mi espalda/ sacude con el suelo/ el pétalo. No importa/ Primitivo, sacude/ agosto con el tiempo/ Formulado en el pleno/ vacío, te hace ser/ tu consistencia inexacta.
La voluntad del poeta por acercarse al lector es siempre inequívoca, si bien los caminos suelen ser distintos, ricos como evocación. La voluntad de comunicación con el lector, el que ha de completar en verdad el poema (cada lector en cada poema) es inequívoca, de ahí que, en el mejor sentido, es inevitable que el atento lector se siente siempre aludido. Pero tal así haya de ser, pues no es otro el destino del poema que para aquel, para el interior de aquel que procura entender y sentir a través de las palabras del que escribe.
Como tal antología de la obra completa del autor, el libro resulta relevante por las distintas épocas que transitan en relación con la vida del poeta, más, a la vez, no deja de ser una invitación a la navegación por los caminos que Fernando Ferreró desde su Aragón natal, desde todos los caminos transitados ya fuere con el andar físico o el de la imaginación, suscita como reclamo y propone como conducta, como forma de entender y sentir, tal como resaltaban las palabras que encabezan esta breve reseña.
He aquí, pues, el desafío intelectual planteado desde las palabras tan elaboradas, desde el conocimiento de un hombre que, además, ha ido dejando huella machadiana al ser tantos los que le conocieron y pueden decir (entre los que me honro estar) que ha sido siempre para nosotros «en el buen sentido de la palabra, bueno» El vinculo poético, desde luego, podría entenderse que lo ha dejado expreso con sus hermosas palabras: La húmeda calma de las olas/ sube azul por el sol de la tarde /¡Caminar bajo las dulces moreras/ hacia el ruido luminoso del agua!/ Así, tú y yo, cuyo sentido/ parece oculto en medio del tiempo, /nos atamos con lazo invisible/ en un espeso fuego de oro. Pues sea.