enero de 2025 - IX Año

‘En el límite’, de Hiram Barrios

En el límite
Hiram Barrios
Fondo Editorial Estado de México

Colección Letras / Ensayo
Toluca de Lerdo, México, 2024

Reconocido con Mención Honorífica en el Certamen Nacional de Literatura “Laura Méndez de Cuenca”, el ensayo En el límite reúne reflexiones de calado sobre el molde conciso del aforismo, un género en plena vigencia que tiene en Hiram Barrios (1983), escritor, crítico y traductor, un relevante especialista. El autor entiende los procesos creativos en el sujeto como búsqueda y exploración del ser. En sus aportaciones se unen propuestas complementarias: ensayo, narrativa, edición de antologías, traducción desde el italiano, crítica y el minimalismo del decir breve. Tanta riqueza de registros mantiene una arquitectura unitaria, que salvaguarda afinidades y ha dejado títulos referenciales y trabajos desgajados en revistas, ponencias y publicaciones universitarias. Subjetivas y fragmentarias, las disquisiciones compìladas en este volumen  muestran las posibilidades de un formato híbrido, dispuesto a borrar fronteras pero con rasgos propios frente a otras configuraciones literarias.

La cita extraída del moralista francés Josep Joubert -“Soy, como Montaigne, inhábil para el discurso continuado”- justifica la sensibilidad monográfica de En el límite y sus circunvalaciones en torno al minimalismo verbal. Como material primigenio que aglutina emoción y pensamiento, el aforismo, sin una única codificación, se empeña en buscar la ruta de acceso a nuestras incógnitas existenciales. Su brevedad reafirma una tradición; traza camino al yo interior en continua vigilia. El propósito de apertura es meridiano: “acortar la escritura, sintetizar el pensamiento y condensar el decir”; quien escribe regresa a sí mismo; personifica un jardinero en labores de poda, persuadido de que el despojamiento es surco renacido. Así comienza una intensa exploración de movimientos que se detiene en los rincones conceptuales más complejos. En “Puntos cardinales”, por ejemplo, se alude a la necesidad de esquematizar, de desplegar una panorámica, no exenta de contraluces, que refuerce el propósito didáctico. La sedimentación transforma una realidad difusa en suelo firme, capaz de sostener los cuatro vértices por los que transita el perímetro del aforismo: la aforística filosófica, el aforismo ético-moral, el perifrástico y el aforismo lírico.

La propuesta es, como argumenta Hiram Barrios, una rosa de los vientos reduccionista, una mirada subjetiva. Pero sirve para iluminar la experiencia de la brevedad en el tiempo. Además, deja espacio para que cada zona tenga amplias superficies de intersección con las restantes.

En el preámbulo, Hiram Barrios hace un recorrido diacrónico del discurso lapidario y de su presencia en los distintos campos del saber. Desde su amanecida, es incontinente la proliferación de etiquetas nominativas que ha generado su cultivo, dificultando, más si cabe, una definición consensuada del sustantivo: “Entiendo por aforismo un enunciado corto, pregnante, que especula sobre hechos no ficticios (…) y que se presenta con una estructura autónoma sintácticamente, e independiente semánticamente. “ La tentativa de definición recuerda también los habituales recursos del laconismo para romper lugares comunes y las expectativas consabidas: la ironía, la paradoja, los juegos verbales, el humor, los contrastes enunciativos, las analogías o las figuras literarias.

De notable interés en el conjunto es el análisis de la médula espinal de cada latitud conceptual; no se trata solo de una cuestión temática, sino también del protagonismo del lenguaje y de las pretensiones cognitivas de los recursos léxicos empleados. De este modo, el aforismo filosófico aspira a “expresar la verdad de un modo conciso y compacto”, desde una metafísica individual y nunca exenta de contradicciones. El aforismo ético-moral propaga una deontología, impulsa un conjunto de prescripciones o normas que alientan conductas de vida. Las máximas, sentencias o reflexiones cuestionan; son críticas y mantienen puntos de inflexión en torno a la moralidad colectiva y al molde cambiante de la conciencia individual. El ensayista aporta abundantes ejemplos con nombres del canon que han dejado textos memorables en este registro: los moralistas franceses, Nicolás Gómez Dávila, Cioran…

El aforismo poético en territorio peninsular tiene un exultante cultivo: gran parte de sus practicantes más conocidos son poetas, siendo contados los autores que se dedican únicamente a la práctica sentenciosa como Ramón Eder. Hiram Barrios sostiene que el aforismo poético tiene osamenta figurativa. La amplia musculación de figuras literarias concede al decir breve pretensiones estéticas e incrementa la capacidad de sugerencia.

Acaso el más complejo en su definición, el aforismo perifrástico reclama identidad en torno a su extensión, más que a la semántica argumental. Con frecuencia encadena aforismos para desarrollar especulaciones fragmentarias, donde aparecen rupturas y saltos de sentido. La perífrasis no descarta el rodeo. Escribe pasajes largos, equiparables a un razonamiento completo de exigente nivel de comprensión.

El análisis de estos cuatro puntos cardinales nunca cuestiona que el aforismo es un género con lindes imprecisas, pero certero y concluyente; dispuesto a generar estelas y descubrimientos cognitivos. No es una cita, una frase célebre, o un extracto solemne de un texto mayor. Como recuerda el ensayista, el aforismo es un chispazo de la inteligencia, nace aislado, sin hojarasca.

Aunque el aforismo es el hilo básico de la continuidad temática de En el límite, cada texto postula una veta diferenciada. Todos los estratos comparten, como en las breverías integradas en el apartado “El placer de fastidiar”, el estilo conciso y la predilección por un lenguaje severo, con escasas implicaciones digresivas. En ocasiones, el ensayista emplea el enfoque irónico, donde se remarcan trazos de carácter: “El aforismo es discrepante, provocador, contestatario: cuestiona, replica, ironiza; es mordaz, sarcástico, hiriente. Fastidiar es su razón de ser.”

Meditar sobre los pasos del aforismo es aceptar que no hay un  recorrido de claves reveladoras. Notas e intuiciones conviven. Buscan en el buceo introspectivo hondura y claridad, maneras de entender e interpretar el rumor de lo efímero, el misterio gastado de lo transitorio. Los aforismos son respuestas al aire; aleteos verbales que recuerdan la visión de algún sueño que habita en el subsuelo de otro sueño.

 

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