Con motivo de diversos homenajes previstos a la figura y obra de José Ángel Valente en Madrid, Alcalá de Henares, Rivas Vaciamadrid y San Lorenzo de El Escorial la revista Entreletras ha publicado los artículos de Félix Recio, Antonio Chazarra y Manuel Espín elaborados a partir de las intervenciones de estos autores en los homenajes mencionados.
Valente pertenece a la estirpe de poetas que descienden a las sombras, como forma de alcanzar la luz. Al igual que Homero, Virgilio o Dante. En su segundo libro ‘Poemas a Lázaro‘ o en el poema ‘Eneas hijo de Anquises consulta a las sombras‘ del libro ‘Interior con figuras¨:
‘Aquí está el límite / Ya nunca ,/ Oscuros por la sombra bajo la noche sola, / Podríamos volver / Pero no cedas, baja / Al antro donde / Se envuelve en sombras la verdad / Y bebe / De bruces, como animal herido, bebe su tiniebla / Al fin‘.
El titulo de este articulo pertenece a un verso del poema ‘Limite‘, del libro ‘El Inocente‘: ‘Qué oscuro el borde de la luz / Donde ya nada / Reaparece‘
Poética del Límite, Borde, Umbral, Frontera, Cerco: cernir el vacio como condición de la palabra poética. La luz, metáfora donde la palabra se dirige, quedándose en el borde, sin cruzar el cerco. María Zambrano, en su libro ‘Algunos lugares de la poesía‘ dirá ‘una luz remota esclarece la poesía de José Ángel Valente ….no haciendo sospechar de inmediato que viene de una herida‘ y también, a propósito del poeta ‘todo método depende de la luz y si alguien la recibió solo un instante, aunque fuese para perderla, se quedará ella ya indeleble‘. ‘La luz remota‘ es ¿hacia dónde la palabra se dirige o desde dónde la palabra parte?. Pues en Valente, el origen y el final se intercambian ‘Nací viscosamente pegado a los residuos de mi vida‘ (El inocente), momento del nacimiento o imagen de un final, la biografía como biografía de restos.
Heidegger, en su artículo ‘La cosa‘ del libro ‘Ensayos y conferencias‘ pone como ejemplo de La Cosa, el vacío que crea el alfarero al crear el hueco de la jarra al modelar sus bordes. El poema el ‘Cántaro‘ de Valente está próximo a la temática del vacío de Heidegger, ‘pues la matriz de la creación es la nada, o dicho de otro modo, la creación de la nada es el acto que precede a toda creación‘. En este poema, Valente dice:
‘El cántaro que tiene la suprema / Realidad de la forma / Creado de la tierra / Para que el ojo pueda / Contemplar la frescura / El cántaro que existe conteniendo / Hueco de contener se quebraría / Inánime. Su forma / Existe solo así / Sonora y respirada / El hondo cántaro / De clara curvatura / Bella y servil / El cántaro y el canto‘.
No obstante entre Heidegger y Valente hay una diferencia. Para Heidegger, la cosa es un mero vacío, un límite de la representación, el custodio del ser frente a lo ente. Para Valente, en cambio, es el lugar del canto. El vacío más que ontológico es material ‘sonora’, ‘respirada’, ‘se quebraría’. Hará referencia, al cuerpo, al dolor de existir, al barro y lo germinal de la protopalabra. Así en ‘Fragmentos de un libro futuro‘:
‘Formó/ De la tierra y de la saliva un hueco, el único/ Que pudo al cabo contener la luz/ Vacio/ No tener/ No sentir el calor de tu cuerpo‘.
Valente, se dirige a lo real, lo real de la realidad, pues ‘oscura es la naturaleza del canto‘. El fondo está vinculado con ‘lo oscuro’: ‘aguas’, ‘limos’, ‘sustancias viscosas’, ‘peces’, ‘branquias’, ‘serpientes’. Invasión de la superficie por las formas reptantes del fondo. Hay una resonancia entre el inconsciente real (el inconsciente real es la pulsión) y esta caracterización del fondo.
Homología, de Valente con La Cosa, el Das Ding, de Lacan ‘centro vivo, incandescente, que aspira‘ y el horror que se insinúa. En ‘El fin de la edad de plata‘, Valente, escribe: ‘Nadaba en aceite un pez enorme. Tenía un ojo solo, el otro, sumergido, abrasado, chirriaba. Lo miraste. Era tiempo de huir‘ y también, en ‘Tres lecciones de tinieblas‘, ‘musgo, humedad, arcillas, limo, fenómenos del fondo y no del sueño o de los sueños sino de los barros oscuros donde las figuras de los sueños fermentan‘ mundo de lo informe.
En el poema ‘El vino‘, del libro ‘El dios del lugar’, el dios aparece ligado a la muerte. La muerte como fondo de la vida ‘Beber la ceniza hasta las heces‘ y frente a ese fondo la escritura es cercanía y distancia, de forma simultanea, respecto a La Cosa.
El borde en un sentido topológico, no discrimina un lado u otro de una superficie. Límite que conjuga un exterior y un interior en continuidad. Lógica paradójica, donde lo uno comunica con lo otro. La Banda de Moebius o ‘lo estimo’ de Lacan.
La escritura en Valente, al igual que el inconsciente tiene una estructura de borde, pues no hay contradicción entre los términos, en la escritura de Valente un término se puede transformar en su opuesto. En el libro ‘Nadie‘
‘Entrar ahora en el poniente / Ser absorbido en luz / Con vocación de sombra‘.
EL primer libro de Valente, ‘A modo de esperanza‘, se abre con los siguientes versos, del poema ‘Serán ceniza‘:
‘Cruzo un desierto y su secreta/ Desolación sin nombre‘
En estos primeros versos de su primer libro se ha considerado que está el núcleo de su obra, siendo está un desarrollo de lo que ya está aquí poetizado: nombrar lo que no tiene nombre. Heidegger dirá en ‘El habla del poema‘ en su libro ‘Del camino al habla‘. ‘El lugar es el lugar de un decir poético, el decir de un poeta permanece en lo no dicho. Ningún poema individual lo dice todo, cada poema habla desde la totalidad del Poema único, que permanece por decir‘.
Lugar del canto: la voz y el dolor. Dolor existencial con el quevediano ‘serán ceniza‘ y la voz que surge de ‘un desierto sin nombre‘. Voz que surgirá también de la noche, en el libro ‘No amanece el cantor’.
‘La noche’, ‘el desierto’, ‘la luz’, ‘la sombra’, formas de poetizar lo no dicho. Formas en que la voz declina lo indecible.
Valente recogerá la siguiente cita de Lezama Lima ‘la luz es el primer animal visible de lo invisible‘.
‘En las palabras de la tribu‘ Valente, opondrá el lenguaje poético al lenguaje referencial. La poesía como conocimiento a la poesía como comunicación. Pues la poesía es una palabra insumisa en contra de los sentidos instituidos o cristalizados. Lo propio de la palabra poética no es la significación, sino la significancia, una palabra no determinada por el referente, sino indeterminada. ‘El punto cero‘ de la poesía de Valente es el lugar de la indeterminación del sentido.
José Miguel Ullán, en su artículo ‘La luminosa opacidad de los signos‘, dirá ‘El lenguaje poético: es destrucción, metamorfosis, generación, las oposiciones en Valente: luz/sombra, vida/ muerte, amor/odio, exilio/reino…..se metamorfosean la una en la otra, destruyéndose mutuamente. Reversibilidad de la palabra, agujero, vacío de la palabra.’
El uso que hace Valente del fragmento, tanto en ‘Treinta y siete fragmentos‘, como en ‘Fragmentos para un libro futuro‘, tiene que ver con destituir el sentido, pues el fragmento hace corte, corta el sentido.
El punto cero del lenguaje es el lugar de la indeterminación de la palabra, lenguaje como germen, como posibilidad del sentido. Más allá del sentido, la palabra poética se ocupará (Tres lecciones de tinieblas) ‘del oscuro barro de los sueños inconscientes‘.
La palabra poética dirigida hacia la materia, a lo que la antecede: voz, ritmo, limo, germen, cuerpo, sexo. Erótica de la escritura y la palabra como ‘oscura luz del engendramiento’.
‘Con las manos se forman las palabras / Con las manos y en su concavidad / Se forman corporales las palabras / Que no podíamos decir’
‘escribir es como la segregación de las resinas, no es acto, sino lenta formación natural’ (Mandorla).
La poesía como conocimiento, es una poesía más allá del yo, hacia el pensamiento del afuera (Blanchot). No hay un uso instrumental del lenguaje, sino que el poeta sirve al lenguaje, la escritura poética es un desposeerse, de ahí su confluencia con la mística.
‘Cima del canto / El ruiseñor y tú / Sois lo mismo‘
El yo desposeído, como otro, como un tú. El cantor frente al autor. Pájaro solitario ‘el silencio como resultado, donde la palabra al fin se encuentra‘ Valente tiene en común con la modernidad, la preocupación por el lenguaje y la búsqueda de una palabra poética insumisa, no coloniza. El poetizar como objeto poético, siendo ‘la cortedad del decir’ un dirigirse hacia los límites, hacia lo imposible de decir. Poesía ‘retraida’ entre la antepalabra y el silencio
Los últimos libros da Valente se hacen más graves; a el tono de elegía de ‘El fulgor‘ le siguen libros escritos desde la otra orilla, desde el mundo de las sombras, lo traumático de la muerte del hijo y el avance de su enfermedad, dan lugar a una escritura melancolizada, hermosísima y de gran profundidad. Textos que dan razón a ‘Duelo y melancolía‘ de Freud, donde ante la pérdida el sujeto se pierde con lo perdido. Cenit del desposeimiento.
‘Quedar / En lo que queda / Después del fuego / Residuo solo’ y también ‘Se llena a veces el mundo de tristeza / Loa armarios de luna con la imagen de un niño / Navegan en la noche‘.
José Ángel Valente, tradujo a su admirado Paul Celan, este escribió ‘dice verdad quien dice sombra‘ y Valente, ya muy enfermo, sobre una hermosa fotografía de Manuel Falces, dejó escrito ‘Para siempre la sombra‘.
- *Félix Recio es Profesor titular de la Universidad Complutense de Madrid y Psicoanalísta