noviembre de 2024 - VIII Año

Enterrar a los muertos de Ignacio Martínez de Pisón

Seíx Barral, 2005

Ignacio Martínez de Pisón es un novelista aragonés afincado en Barcelona. Su producción literaria es notable. De toda ella “Enterrar a los muertos” es según muchos críticos su obra mas rotunda. La obra es el resultado de una prolija investigación sobre los antecedentes de un universitario y lector de español en Estados Unidos llamado José Robles.  Sobre esta la figura, el autor concentró todos los esfuerzos a fin de esclarecer su fatal destino. Robles desapareció en la Valencia republicana de 1937. Es, por tanto, un trabajo de investigación, con vocación de análisis histórico, bien pautado, rebuscando y reordenando materiales en torno a un personaje que quedó en la penumbra durante mucho tiempo.

Apoyado en muchos documentos complementarios dejados por amigos y conocidos pudo seguir las pesquisas del desaparecido. Las actividades académicas de Robles ya se iniciaron en los años 20, mediante una ayuda económica solicitada a la Junta de Ampliación de Estudios con el fin de viajar a USA. Con ese recurso fue ganando peso al colaborar también con algunas revistas literarias españolas del momento, entre las cuales estaba la “Gaceta Literaria”, una de las revistas de mayor prestigio entonces. Durante las vacaciones visitaba Madrid, frecuentando las tertulias literarias como las que celebraban en la “Granja del Henar” de la calle de Alcalá, donde conoció y cultivó la amistad de Valle Inclán, Ramón Sender y otros escritores en boga a los que nuestro protagonista admiraba.

José Robles después de estudiar en la Universidad española busco destino en Estados Unidos donde se casó en los años veinte. Dentro de sus viajes de verano a España conoció a un periodista norteamericano, John Dospassos, a la sazón corresponsal de varios periódicos neoyorquinos. Ambos cultivaron una intensa relación de amistad que se intensificó al convertirse José Robles en el traductor de sus obras al español. Durante el tiempo anterior a la guerra civil Robles fue estrechando su relación académica en las universidades americanas y ensanchando el círculo de sus amistades a un lado y otro del Atlántico.

En el verano de 1936 se produjo el levantamiento militar que acabó en una sangrienta guerra civil. José Robles se encontraba en Madrid. Ante los hechos acaecidos abandonó al idea de volver a América, viéndose involucrado en un compromiso político con el gobierno legalmente establecido. Colaboró con las autoridades republicanas como traductor e intérprete, siendo adscrito al ministerio de la Guerra, donde estrechó su vínculo con ellas.

Al saber inglés y ruso, y ser muy escaso el número de efectivos enviados por Moscú para este trabajo, el protagonista quedó adscrito como intérprete de los consejeros rusos al servicio del nuevo gobierno republicano. Como responsable de dichos efectivos militares, figuraba el general Gorev.

A las pocas semanas del levantamiento militar, la confusión e incertidumbre de los primeros momentos, obligaron a Francisco Largo Caballero, nuevo Presidente del Consejo de Ministros, a trasladar el gobierno a Valencia, Siguiendo ese periplo, José Robles recaló  en la capital del Turia acompañado de su familia, un tanto dispersa.

El libro acredita el conocimiento que el autor tiene sobre ese momento histórico. La descripción que nos ofrece se convierte en un paseo por Valencia como capital de la República. En este espacio común desfilaron los intelectuales, periodistas y escritores mas famosos del momento, y por sus calles conocieron sus gentes, el valor de la paz, la cultura y la solidaridad, muy lejos del frente de guerra.

El Hotel Metropol, enfrente de la Plaza de Toros resultó ser la sede y lugar de alojamiento de los consejeros rusos y nido de espías de todos los servicios secretos de las diferentes potencias. El Café Ideal, actual sede del Casino de Agricultura, en la calle Comedias, esquina a la Calle de la Paz, como lugar de las tertulias literarias por donde desfilaron todos los escritores y artistas desplazados desde Madrid, que luego participarían en el II congreso de escritores antifascistas. Dicho evento, de gran repercusión mediática, tendría lugar en primavera de 1937 en la sede del Ayuntamiento de Valencia

En esos primeros meses del traslado, los ministerios y las embajadas fueron buscando acomodo en un ciudad, que en función de las necesidades dobló su población y donde la vivienda y el alojamiento resultó un imposible, obligando a muchas familias a ofrecer sus casas a los desplazados. Muchos niños desplazados con sus maestros encontraron en los pueblos aledaños un lugar para vivir y seguir estudiando. Fue el gran momento de las colonias escolares.

En medio de esos meses, en Valencia como capital de la República, se produce la detención por agentes de paisano de un joven intérprete, muy vinculado al Ministerio de la Guerra. Robles aun pudo ser visitado, no sin dificultades, en el centro de detención por su mujer antes de su desaparición definitiva. Las gestiones realizadas por la familia y amigos fue infructuosa, acabando su caso en consignarse como desaparecido.

Este suceso supuso, con el tiempo, una importante polémica entre los escritores John Dospassos y Ernest Hemingway, ambos en Valencia en esos momentos. Su enfrentamiento nace no solo por la búsqueda del desaparecido, un amigo de Dospassos, sino sobre el trasfondo ideológico que estos temas que fueron alcanzando en el seno del bando republicano. La desaparición y, presuntamente asesinato, de José Robles supuso el enfrentamiento entre ambos escritores, constituyendo dos formas de ver el comportamiento político y las formas de los asesores políticos y militares y la marcha de la guerra. Hemingway tomó partido por los comunistas y lo que representaban entonces, mientras que John Dospassos acabó abominando de éstos y de sus métodos.

Este enfrentamiento entre ambos escritores se convirtió en el “Caso Robles” para la prensa americana, en la que ambos escritores representaban dos miradas contrapuestas. Su enfrentamiento personal e ideológico, perduró en el tiempo en los años posteriores, a lo largo de la II guerra mundial y años posteriores. Estos casos acabaron por convertirse en munición política por mucho tiempo.

Se supo en aquel momento, y se ratificó después, que en el suceso de la detención se vieron comprometidos los comunistas rusos del servicio del NKVD en este secuestro y presuntamente asesinato, quedando el mando republicano como ajeno al hecho. Las investigaciones emprendidas en aquel momento por las autoridades embarrancaron quedando la familia desolada. Este caso, y el de Andreu Nin, que fueron anotados y analizados con el tiempo, acabaron por acreditarse como dos secuestros y ejecuciones extrajudiciales, a cargo de servicios secretos rusos. Quizá otros menos relevantes no han trascendido, o no han podido ser documentados con tanta intensidad como estos, siempre con el “handicap” de que los cadáveres nunca fueron encontrados, y que, por tanto, se cerraron sin las pruebas definitivas para ser esclarecidos.

El libro es un análisis ponderado de todos los factores del escenario histórico en que estaba inmerso José Robles, su vida, su entrega académica y literaria, sus amigos y su generosidad , así como la  entrega a los ideales por los que murió.

Ignacio Martínez de Pisón nos traslada las inquietudes y vivencias de aquellas personas que estuvieron en su entorno y que convivieron con él. Es una mirada rigurosa y comprometida con unos acontecimientos históricos de fondo, filtrados a través de la vida de un personaje real que sufrió los rigores de una acusación de espionaje. El resultado no pudo ser mas desgraciado para él y para la familia y amigos, que sabían que su entrega y compromiso era firme con la causa republicana. También nos aporta una ventana a la historia de nuestro país, en unos momentos que han dejado huella por muchos años en nuestra memoria. El autor se ha comprometido con esta obra a luchar contra el olvido para seguir abonando la defensa de los valores de la verdad, la libertad, y el compromiso de justicia y reparación.

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Archivo Entreletras

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