¿Nunca más te inspirará la Tierra / oh tú, soñadora solitaria? / Pues la pasión ya no arde en ti / ¿dejará de abrazarte la Naturaleza? (Poema “¿Nunca más te inspirará la Tierra?”)
En los llamados “años del desarrollismo” del periodo tardofranquista, la radio, junto con los incipientes aparatos de televisión, ocupaban un lugar de honor en los hogares de muchas familias trabajadoras de la España de final de los años sesenta y principio de los setenta. En esas tardes de radio, una niña escuchaba un serial que anunciaba, con una profunda voz, la dramatización de una novela: “Cumbres Borrascosas”. Cuya historia de amor, violencia, fantasmas, celos, traiciones y venganzas contada desde los ojos de una criada, seducía cada tarde a la niña que no entendía del todo tan pasional relato. La autora del relato era una escritora inglesa del siglo XIX, una tal Emily Brontë.
Años más tarde, esa niña, ya adolescente, leería la novela sintiéndose profundamente fascinada por la historia y por la autora; una autora, de una única novela y un único poemario, que en su momento pasaron sin pena ni gloria (en el caso del poemario), o duramente criticados, por soez y vulgar, en el caso de la novela; y que con el tiempo se convertirían en un referente clásico de la literatura anglosajona.
Emily Brontë poeta ha sido eclipsada por la Emily novelista, pero sus poemas están como fiel reflejo de su autora, una mujer retraída, introvertida y misteriosa, alejada del mundo —solo salió de su casa en tres ocasiones y prácticamente enfermaba anímica y físicamente cuando estaba lejos— que amaba con pasión la naturaleza y a su familia.
Oh, he vuelto a los días de mi infancia / de nuevo soy una niña; / y bajo el techo paterno que me abriga / junto a la vieja puerta de la entrada / miro caer esta tarde nubosa / tras un día de lluvia. (Poema “Suave neblina sobre la colina”).
La biografía de los hermanos Brontë es digna de una película. Cinco hermanos criados en solitario en los páramos de Yorkshire, por un padre pastor anglicano, viudo, y una tía que consagra sus mejores años a cuidar de sus sobrinos huérfanos de madre desde muy pequeños.
Emily Jane Brontë nace el 30 de julio de 1818 en Thorton en la región de Yorkshire, Inglaterra. A los tres años, su familia se traslada a vivir a Haworth, fue la quinta de seis hermanos. Su madre muere cuando los niños cuentan seis, cinco, cuatro, tres, dos y un años; su padre, pastor protestante de origen irlandés que muchas veces se paseaba con una pistola en el bolsillo, decide llamar a una hermana de su madre para ayudarle en su crianza. Estos tres adultos: el padre, la tía y una criada de la casa, serán la verdadera familia de los niños.
En ese paisaje gris y agreste, los hermanos se dedican a sus estudios (el padre poseía una extensa biblioteca, sobre todo de clásicos, donde los niños tuvieron acceso a una vasta cultura), a cuidar de la casa, y cuando les dejan sus obligaciones, a escribir historias donde vuelcan sus fantasías. Casi doscientos años antes de las sagas de “Juego de tronos”, “Las crónicas de Narnia” e incluso del “Señor de los Anillos”, los hermanos Brontë: Charlotte, Emily, Agnes y Bronwell, se entretienen desarrollando en sus historias, complicadas tramas entrelazadas de reyes, caballeros, damas, campesinos y guerreros en varios reinos inventados: Angria, Gondal y Glass Town.
Sopla —viento del oeste— sobre el árido / túmulo: / ¡Murmuran, arroyos del verano! / No hay necesidad de otros sonidos / Para custodiar a mi dama en su / descanso. (Poema “La tumba de mi señora”)
En la familia no sobra el dinero y las hermanas se verán obligadas a trabajar como institutrices (las dos hermanas mayores mueren muy pequeñas). El hermano, Bronwell, la gran esperanza de la familia para sacarlos de la pobreza, con el tiempo se convertirá en un pintor mediocre, alcohólico y adicto al opio al que Charlotte, Emily y Anne, cuidarán con cariño y Emily con especial pasión, pues le adora.
Emily, iracunda y asocial, escribe sus poemas en secreto, hasta que un día Charlotte los encuentra y propone publicarlos en un solo volumen junto a los de ella y los de Agnes. Emily se niega en un principio y solo consiente cuando entre las tres llegan al acuerdo de publicarlos bajo un seudónimo masculino, pues ellas, lectoras empedernidas, saben bien que, en aquella Inglaterra ya casi victoriana, están muy mal vistas las mujeres literatas.
Las hermanas publican su poemario en 1847 bajo los seudónimos de Currer (Charlotte), Ellis (Emily), y Acton (Agnes) Bell. Seudónimo que también utilizará Emily para publicar “Cumbres Borrascosas” un año después.
Caminaré, mas no sobre viejas huellas / heroicas / no por los senderos de alta moralidad / y no entre rostros inciertos /nebulosas formas del rancio pasado. (Poema “Estrofas”)
En este ambiente de austeridad crece Emily, salvaje y tímida en demasía, escuchando las historias de fantasmas que les cuenta su criada; libre, por la naturaleza que la rodea; dura, cuando tiene que ir a recoger a su hermano a las tabernas y lo arrastra borracho hasta la casa parroquial; escribiendo, todo lo que siente en poemas inclasificables porque sus versos pueden ser: góticos y románticos a la vez, naturalistas, emocionales, místicos, salvajes… versos donde mezcla todas las pasiones que se agitan dentro de su ser.
Vendré cuando estés triste / sola en la oscura habitación / cuando el loco júbilo del día se desvanezca / y se disipe la sonriente alegría / de las frías tinieblas de la noche. (Poema “Vendré cuando estés triste”)
Del carácter diferente de Emily, de su pensamiento contrario a la rectitud y las normas sociales que imperaban en la época, dan buena cuenta sus versos continuamente:
¿Acaso desprecio al ciervo tímido / porque sus miembros tiemblen de miedo? / ¿Me burlaría del lobo aullando su agonía / porque su cuerpo es flaco y feo? / ¿Oiría con alegría el grito del lebrato / por no ser capaz de morir con valor? / ¡No! Entonces, sobre su memoria / que el corazón de piedad se enternezca. (Poema “Estrofas para…”)
El destino es a veces caprichoso, el reverendo sobrevivirá a sus seis hijos; Bronwell totalmente desquiciado muere en 1848, Emily —que apenas ha cumplido los treinta años— le sobrevivirá pocos meses. Al enfermar no consiente que ningún médico la trate por mucho que Charlotte insista. Fallece el 30 de julio de 1848.
Oh, en la hora en que deba dormir / lo haré sin identidad / y ya no me importará cómo cae la lluvia / o si la nieve cubre mis pies. (Poema “Cuando deba dormir”)
Su famosa novela ha sido publicada un año antes, sin saberlo ha creado un personaje inmortal: Heatcliff, personificación del amor pasional y vengativo —más allá de la muerte— que siente por su amada Catherine Earnshow. Nadie sabe que Ellis Bell es una mujer, y el manuscrito recibe las críticas más feroces. Solo después de su muerte, Charlotte decidirá descubrir la identidad de las tres hermanas.
Se ha escrito mucho sobre las hermanas Brontë: Charlotte autora de la exitosa “Jane Eyre”, Emily y su pasional “Cumbres Borrascosas, y Anne —autora de la más realista de las novelas, escrita por las tres hermanas “Agnes Grey”—; pero poco sobre la Emily poeta. La periodista y escritora Angeles Caso, estudiosa de la familia, publicó su vida novelada en “Todo ese fuego”, y desde hace tiempo rescata los versos de Emily traduciéndolos al castellano; a ella como a muchos otros, el universo Brontë la atrapó desde un primer momento.
Dicen que, por los páramos de Yorkshire, en los días nublados y ventosos, se puede ver a una pareja entre la niebla. ¿Son acaso Heatcliff y Catherine, o Emily y su amado hermano Bronwell?
Ven, camina conmigo / no hace mucho existíamos / pero la muerte ha robado nuestra / compañía /—como el amanecer se roba el rocío—. (Poema “Ven, camina conmigo”)
(Este artículo se ha publicado en la revista Proverso).