Editorial RBA (1999). Tusquets (2015)
Rita Levi-Montalcini era una científica italiana. Nació en Turín en 1909 en el seno de una familia numerosa de linaje judío sefardita. Su infancia y su juventud se desarrolló en Italia en el seno de una familia agnóstica. Dispuesta a estudiar dando rienda suelta a su vocación, emprendió los estudios de Medicina. Todo se trunca con la subida al poder de Benito Mussolini. A partir de los decretos de persecución de los judíos italianos dictados por las nuevas autoridades, la familia Levi sufre la persecución derivada de esa nueva realidad. Una de las consecuencias es que Rita no puede seguir estudiando ni investigando en las aulas de la universidad a partir de 1937. Licenciada en 1936 y siguiendo la instrucciones de su padre y de sus profesores, decide primero esconderse y seguir a escondidas sus trabajos hasta preparar su fuga a USA, vía a Bruselas, a donde recala finalmente para iniciar una nueva vida (Universidad G.Washington. St.Louis). En los tiempos de la II Guerra Mundial y durante muchos años, los científicos europeos incrementaron la nómina de las universidades y los laboratorios americanos. En esa diaspora de científicos europeos estará Rita Levi.
Sus trabajos en investigación fueron decisivos para dilucidar el papel de ciertas moléculas de pequeño tamaño como son los neuropéptidos en la neurobiología. Caracteriza varios de ellos, observando que constituyen factores decisivos en el crecimiento de las neuronas, siendo su repercusión clave en la diversidad funcional de éstas y en su regeneración. Estos hallazgos le permitieron alcanzar el premio nobel de Medicina en 1986. Es un momento brillante para ella y para Salvador Luria y Renato Dulbecco, dos figuras decisivas del esplendor italiano en la Bioquímica y la Medicina del momento, Ambos fueron premios nobel y amigos de Rita Levi en su exilio americano.
A su vuelta a Italia, logró alcanzar en vida el reconocimiento de sus paisanos. En 1961 consiguió que las autoridades italianas le ayudaran a crear el Instituto de Biología Celular, organismo de alto nivel científico que dirigió hasta 1979, siendo nombrada después senadora a perpetuidad, cargo que ostentó hasta a su muerte en 2012 (103 años).
Rita Levi ha contribuido de manera decisiva a la divulgación de la Ciencia y sobre todo a la defensa del papel de la mujer en la vida científica y cultural. Ha divulgado numerosos trabajos científicos y ha publicado algunas obras de notable alcance en la divulgación de la ciencia, de la mujer en la historia y la cultura y a la tarea de ejercer con tenacidad el compromiso social para esculpir los valores de una ciudadanía libre.
Este libro “Elogio de la Imperfección” es uno de ellos. Cuenta en estas memorias de su vida, el origen de su infancia y de su familia y el tremendo esfuerzo por sobreponerse a una dictadura. Es reconfortante observar el esfuerzo en aprender a no doblegarse y a impulsar las tareas vinculadas en educar a ciudadanos libres. A invertir esfuerzos en la defensa de los débiles y a impulsar el saber y el compromiso ético. Siempre estuvo empeñada en estimular la igualdad social y a recordar el papel de la mujer en la cultura y en ese compromiso ciudadano. Recuerda datos emocionantes de su infancia en medio de una familia numerosa educada en un ambiente librepensador que fue el que vivió y que le ayudó a dar rienda suelta a su empeño en dedicarse a la ciencia.
Es un libro de gran calado y de hondo compromiso. Sus aportaciones constituyen un gran legado para la sociedad italiana y europea, y sus memorias constituyen un mensaje brillante para las generaciones que han tenido la curiosidad de descubrirla. Sus restos reposan después de una larga vida casi centenaria en el cementerio de Turín, ciudad que la vio nacer y de la que se despidió con una gran emoción en los años difíciles del fascismo.