Editorial Austral, 1997
Patrick Modiano es un escritor francés galardonado con el premio Nobel de Literatura en 2014. En su obra pueden encontrarse como señas de identidad la búsqueda del lado oscuro de la historia de Francia de los años de la ocupación alemana y posteriores.
En ese lado se encuentra ubicada la posición del colaboracionismo francés encabezada por el papel del gobierno de Vichy, y sus consecuencias, lo que ha convertido su literatura en un retrato de la Francia menos amable y más alejada de la “Grandeur”.
En esta obra breve en extensión, la trama se centra en la desaparición de una joven desaparecida en el París que el autor no conoce, pero sobre la que decide investigar. La acción está situada en el área del Mercado de la Pulgas y el entorno relacionado con el París de su infancia. Incluso recoge la detención de su propio padre en los años que investiga.
Dora es una hermosa muchacha desaparecida en 1941, hija de una pareja de emigrantes centro europeos, el austriaco y ella húngara que emigran a Francia y se establecen en las afueras de París al final de primera Gran Guerra, hecho que supuso el hundimiento del Imperio Austrohúngaro y la diáspora de muchos de sus ciudadanos hacia el Oeste.
Establecidos en París en una barriada obrera, los padres de la protagonista deciden enviar a su hija a un internado de monjas próximo a donde viven. Dora ya ha nacido en Francia y tiene la nacionalidad francesa, pero el recelo de la familia a las autoridades les hace confiar su educación a una institución católica.
Patrick Modiano inicia sus pesquisas sobre esta familia al tropezar con un viejo periódico de “France Soir” con el anuncio de la desaparición de una joven.
Todo el esfuerzo se vuelca en reconstruir su pasado, en muchos casos es un esfuerzo baldío, pero ha servido al autor para componer, como un rompecabezas, el destino de esa familia, y singularmente, de Dora Bruder. El relato es un pretexto para recoger y acreditar las vicisitudes de los judíos franceses y de aquellos otros emigrados cuando éstos quedaron atrapados en la capital de Francia en medio de la invasión alemana de 1940.
En otras de sus obras este tema ya ha sido tocado con intensidad, y constituye un amplio trabajo sobre la memoria histórica de Francia, y sobre todo, para delimitar el análisis del comportamiento moral y vital de sus ciudadanos ante un acontecimiento que marcó por mucho tiempo la historia del país.
Algunas de estas novelas que han avalado el premio Nobel del autor, han sido llevadas al cine mediante guiones en los que el propio Patrick Modiano ha dejado su huella y sus inquietudes. La cinematografía francesa ha compuesto con esto obras inolvidables. “Lacombe Lucien” es una película de 1974, dirigida por Louis Malle que recoge en esencia el alma de su novela del mismo título llevada a la pantalla. En este film queda retratada la figura de un joven colaboracionista cuyo móvil estriba en pretender ser aceptado socialmente, lo que determina no poner límites a su comportamiento. Sabemos que otros sujetos lo hicieron por motivos diferentes, más ambiciosos, como la extorsión o el afán de depredación, o por venganza con el fin de liquidar viejas diferencias. Todos los retratos morales posibles han sido registrados en sus obras y en sus guiones.Es un asunto que siempre le ha atormentado y que está implícitamente recogido en sus narraciones.
El autor ha nacido en 1945. El silencio, o las sospechas, atrajeron su atención sobre el pasado de esos años. Incluso su propia experiencia personal, las diferencias con su padre, su propia detención y la fuga propia de otro internado a los veinte años le indujo a conocer las vivencias y las vicisitudes de Dora Bruder.
Esta materia se describe también en tres relatos agrupados bajo el título de “Trilogía de la Ocupación “El autor disecciona en ellos, como un cirujano, la turbia atmósfera en que quedó suspendida Francia y la vida de los franceses, primero en los momentos posteriores a la ocupación, luego cuando se dividió en dos el país, y finalmente, al ocupar el ejército alemán la totalidad el territorio metropolitano.
En el caso de Dora Gruder, el autor investiga los pasos de su infancia y su adolescencia junto con el intento de sus padres de ocultarla de la mirada de las autoridades francesas en un colegio de monjas, y posteriormente, su periplo desde su detención hasta el internamiento en los diversos establecimientos y campos que se habilitaron por las autoridades francesas para acoger a los judíos en cuanto las autoridades alemanas les demandaron su vigilancia y detención. Es conocida la redada de miles de ellos en el velódromo de Invierno en la capital francesa. Se conocen los otros centros de detención que el autor cita como el de Drancy, desde donde se gestaron las órdenes de salida de los prisioneros hacia los campos de exterminio. El velódromo de Invierno de París, que desapareció por obras y fue derribado como la plaza de toros de Badajoz, ya no es posible visitarlo. Anota el autor la existencia de una policía específica para asuntos judíos y sus expeditivos métodos. Algunas de esas escalofriantes escenas quedaron recogidas en el film “La rafle” (La redada) estrenada no hace mucho tiempo en los cines de Francia. Son temas que siguen incomodando y que perturban las conciencias de muchos. Aún queda algún reconocimiento a ese velódromo de la vergüenza en el viejo París, aunque el edificio ya no se encuentre en su antiguo emplazamiento.
El autor ha logrado encontrar huella documental de que después de su desaparición Dora fue detenida por la policía acabando en el campo de Drancy, como muchos otros arrestos y desde donde la interesada fue enviada por ferrocarril hasta Auswitch , en Polonia, de donde no volvió.
El relato en primera persona es una mezcla de investigación periodística y de crónica de sucesos. Se mezclan los hechos probados, con las reflexiones del autor, e incluso se anotan referencias de su propia infancia sobre los lugares que visita para reconstruir el escenario. Recoge también detalles de la burocracia francesa en esos años que ilustran al lector sobre el ambiente vivido, los requerimientos de las autoridades, los cacheos, interrogatorios y apropiaciones de bienes, las instrucciones que recibieron, y el borrado de sus actividades, y sobre los móviles que inspiraron al gobierno de Vichy en seguir las pautas de Berlín. El propio autor invoca a “Los MIserables” de Víctor Hugo y la figura de Jean Valjean y su hija Cosette cuando recuerda esta persecución.
El relato recoge las reflexiones de algunos testigos en medio de una atmósfera turbia bajo un París secuestrado. Es en ese detalle, entre la reflexión y el paseo de los espacios comunes, donde el autor evoca muchos detalles y donde reside el sabor de la narración, de tal suerte que el autor parece revivir en primera persona el pulso del momento. Es pormenorizado cómo reconstruye los pasos desde la detención definitiva, el confinamiento de Dora en junio del 42, hasta que ésta acaba pasando por Tourelles, un centro de detención provisional, y su llegada a Drancy, donde se gesta su salida al Este siguiendo los mandatos de las autoridades francesas bajo jurisdicción alemana. Allí aun la muchacha se encuentra con su padre. Ambos correrán la misma suerte.
Quedan anotadas, a modo se esquela, las cartas de muchos familiares de los detenidos que demandan respuestas a las desapariciones de sus seres queridos, y a las detenciones de los ausentes. No es el único relato de ese horrible destino para muchas familias. Marcel Cohen en “La escena Interior” recoge la desaparición y envío a los campos de exterminio de muchos de sus seres queridos.
El relato de Patrick Modiano, es, aunque breve, acertado, al recoger como en un fotograma, la agonía de Francia. Un retrato en sepia doloroso, uno mas de los acaecidos en esos años turbulentos y atormentados de la historia de su país y de Europa.