Por F.J.Castañón.-
Actor (de profesión) y óptico optometrista (en la reserva). Estudió Arte Dramático en la ESAD de su ciudad natal, Murcia, (una licenciatura más difícil de lo que la gente cree, según sus propias palabras) y un postgrado Audiovisual en la Fundación First Team. Ha actuado con las compañías Telón Corto, Bazar Eslavo, Teatro Atómico o Producciones Equivocadas. Ha participado en una decena de montajes como ‘Recordando con ira’, ‘Kids’ o ‘En la ardiente oscuridad’. Ha protagonizado los cortometrajes ‘Noviembre-Diciembre’, ‘El favorito’ o ‘Aquella mochila’ y trabajado en más de 100 producciones como actor de doblaje.
– ¿Cuándo tomó la decisión de convertirse en actor?
– En el colegio siempre terminaba siendo el protagonista de las obras de teatro, pero aunque me encantaba actuar, no me planteaba ser actor. Estaba pensando qué estudiar en la Universidad, a qué dedicarme, cuando tuve que pasar por el hospital por un problema de salud. Entonces -con un empujoncito de mi madre, nos conocen mejor que nosotros mismos- decidí entrar en la Escuela de Arte Dramático. Aquél episodio de alguna manera influyó en mi vocación por la escena. Ahora quiero vivir como actor en todas sus disciplinas.
– Dicen que hay un 90% de paro entre los actores ¿por eso se hizo usted óptico?
– En mi familia ha habido siempre personas dedicadas al arte y a la ciencia. Lo del teatro me viene por mi madre, la óptica por mi padre. En su momento decidí estudiar Arte Dramático y también para ser óptico optometrista. Fue duro y difícil, en esa época apenas dormía, pero al final conseguí graduarme en las dos. Si no tuviera esta vocación por el teatro y la interpretación sería un óptico muy feliz.
– Sus últimos trabajos en el teatro…
Con la compañía Telón Corto he trabajado en ‘En la ardiente oscuridad’, una obra de Buero Vallejo el año en que se ha conmemorado el centenario de su nacimiento, y acabamos de estrenar ‘Ángel’, de Eva Rodríguez. Con la compañía de la que soy cofundador, Bazar Eslavo, llamada así en recuerdo del restaurante donde se reunían Stanislavski y Danchenko, montamos el texto de J. B. Priestley ‘El tiempo y los Conways’ o ‘La herida del tiempo’. Y lo último en lo que me he embarcado que estrenamos este enero en el Sevilla Fest es ‘Líbera’, de José María del Castillo con la compañía Producciones Equivocadas. Una tragedia contemporánea que espero dé mucho de qué hablar.
– ¿Qué puede decirme sobre los males que aquejan al teatro?
– El teatro necesita apoyo. Es importante que las Administraciones públicas crean en el teatro, y entre todos encontremos la manera de acabar con esa locura que es el ‘vais a taquilla’. También está el tema del IVA, que es como una puñalada en la espalda.
– ¿Falta interés o formación en el público a la hora de ir al teatro?
– La gente debería ir al teatro a disfrutar y entretenerse con la misma motivación con la que se va al fútbol. Es un fallo de base que haya público que lo vea como algo aburrido, como algo ‘que se estudia’, y no como una diversión. Pero además el teatro es arte, es cultura. Deberían educarnos desde la infancia para apreciar lo que podemos ver sobre el escenario. Creo que en el colegio tendrían que motivar a los niños para que quieran ‘jugar al teatro’ después de clase igual que se juega el partido, y así ellos se interesen y descubran todo lo que puede ofrecerles.
– El doblaje es otra de sus facetas como actor….
– Me gusta el doblaje. De pequeño me enamoré de las voces de películas como ‘Star Wars’, ‘Indiana Jones’ o ‘Regreso al futuro’. Tanto ante una cámara, como ante un micrófono o sobre un escenario, lo importante es ser actor, pero varía la técnica. En doblaje el ritmo y la sincronización son importantes, pero también el mimetismo para pegarte a la cara del actor que doblas, a unos ojos que no son los tuyos. Admiro a maestros del doblaje como Rogelio Hernández o Manuel Cano.
– Trabajar en doblaje le abrió la puerta para hacer también radioteatro, una forma de hacer teatro que había caido casi en el olvido. ¿Cómo surgió este proyecto?
– Esto es una apuesta algo loca que hicimos unos cuántos compañeros de doblaje, dirigidos por uno de los maestros que todos tenemos en común: Alfonso Laguna. Antes, muchos de los grandes del doblaje empezaban haciendo radioteatro, una disciplina artística que vivía a diario en los hogares de media España. Con la llegada de la televisión se fue perdiendo paulatinamente. Nosotros queremos recuperar eso adaptado a los tiempos que corren, es decir, sustituyendo la radio por internet. Llevamos cinco obras estrenadas de todos los géneros y tenemos más en la recámara. Las ofrecemos de forma gratuita en nuestra página web y redes sociales. Así nació Teatro de la Nube.
– A pesar de su juventud ha trabajado en más de cien producciones haciendo doblaje. ¿A qué personajes está poniendo voz ahora?
– A Liam Dunbar de la serie ‘Teen Wolf’ y Rory Regan de ‘Arrow’. También he puesto voz a Langdon Shaw en ‘Animales fantásticos y dónde encontrarlos’, o Sutemaru en ‘El cuento de la princesa Kaguya’.
– ¿Qué les diría usted a los que desde su profesión están en contra del doblaje?
– Hay que romper una lanza en favor del doblaje. No entiendo a los que lo critican cuando hoy en día se puede cambiar el idioma pulsando un botón del mando a distancia. Pero menos aún entiendo a los supuestos compañeros que lo hacen. Es una profesión para actores, y muchos hacemos teatro, cámara o doblaje indistintamente. Y también es un servicio a la comunidad. El doblaje acerca el cine al gran público. Cuando el doblaje está bien hecho, tenemos la suerte de contar con ese producto en nuestro idioma.
(Invierno, 2017)