Miguel Berzal de Miguel, es escritor, director y tenor lírico, autor de ‘El refugio’ y ‘Las horas muertas’. Entre 2014 y 2016, escribió y dirigió tres cortometrajes (con los que obtuvo numerosas nominaciones y premios en diferentes Festivales Nacionales e Internacionales de Cine. Su novela ‘Entre parientes’ fue una de las 20 obras seleccionadas en el Premio ‘Gregorio Samsa’ de Novela Breve 2016.
– ¿Qué impulsa a un director de cine el escribir sendas novelas?
– Una tarde de domingo, estaba en 1º de primaria, me senté en el comedor de mi casa y escribí mi primer cuento: ‘El mendigo y la niña’. Desde aquel momento, quise ser escritor. Mi pasión por el cine y por la música vinieron poco después. Por tanto, empecé como escritor, luego sumé mi profesión en el cine y, hace ya un tiempo, comencé con mi formación musical. Mi obra literaria no es la que he llevado al cine. Son guiones originales y exclusivos para mis películas.
– ¿Suele escribir los guiones de sus cortometrajes y películas?
– Soy el guionista de mis cortometrajes ‘Cuidar a Ruth’, ‘Un encuentro’ y ‘Nomeolvides’ y del largometraje ‘Sin novedad’. Pero, también he sido parte de otros proyectos, en diferentes puestos. Por ejemplo, en televisión, en la serie ‘Amar es para siempre’ en el departamento de dirección. Ahora mismo estoy con un guion de un cortometraje para una productora y yo no soy el director. Todo lo que sea trabajo bienvenido sea.
– ¿Cómo surgió la idea del libro?
– ‘Náuseas’ se me ocurrió de vacaciones, durante un verano. Cuando me viene una idea a la cabeza es como un veneno que se va extendiendo, que se apodera de mí. No me quedo tranquilo hasta que no escribo la historia completa. ‘La hiedra’ la escribí hace más tiempo. De hecho, fue una novela breve que no pude incluir en mi tercer libro, ‘Las horas muertas’, al ser demasiado larga. Estoy muy feliz de verla, por fin, publicada en este volumen. Fue un inmenso honor que ‘Entre parientes’ fuera una de las 20 novelas seleccionadas en el ‘Premio Gregorio Samsa 2016’ donde participaron 315 obras. Ápeiron Ediciones publicó el libro en 2017. Esta misma editorial ha vuelto a confiar en mí con mi cuarto libro. Estoy muy agradecido.
– ¿Por qué incluye en ‘Náuseas y La hiedra’ dos sendas novelas cortas? ¿Tienen algún nexo de unión ambas obras?
– Las dos novelas son muy diferentes y son historias totalmente independientes. No están conectadas. Aunque, es verdad, que, en ambas abordo un tema, que, en una, ayuda a sus personajes y, en la otra, no. Para saber de qué hablo, hay que leerlas.
– Cuando pensamos en náuseas siempre recordamos el libro de Jean-Paul Sartre. ¿Le ha influido a usted para escribir esa novela corta?
No he leído ese libro, tampoco a Sartre. Es un escritor al que tengo pendiente. La literatura es como el cine, como la pintura, como la música: inabarcable. Me quedan tantos artistas por leer, por escuchar, por descubrir. Cuando pongo un título a una obra no pienso en si se ha utilizado ya antes. Lo que quiero es que sea el adecuado para mi obra, es lo único que tengo en cuenta.
– ¿Cuál es el germen de la novela ‘La hiedra’? ¿Es una metáfora de la vida?
– Hay una hiedra en esta novela y se relaciona con la asfixia que viven sus protagonistas. Sin embargo, la hiedra aparece muy pocas veces. No me gusta abusar de los símbolos. Tengo tres pasiones, tres vocaciones, tres profesiones muy difíciles, muy duras y muy exigentes por las que siento un gran respeto
Tengo tres pasiones, tres vocaciones, tres profesiones muy difíciles, muy duras y muy exigentes por las que siento un gran respeto. Me hacen muy feliz. Las tres son parte de mí.
– Usted también es tenor lírico. ¿Cómo compagina tantas actividades? ¿Busca en su literatura la musicalidad de las palabras?
– Intento organizarme lo mejor posible. Es verdad que como he ido incorporando progresivamente cada una, estoy acostumbrando a compaginarlas. Evidentemente, cuando tengo un proyecto ya sea en cine o literatura o música, me dedico en exclusiva a él y dejo aparcadas las otras.
– ¿Cómo enfoca la creación de sus obras?
– María Jesús Martín-Palomino Merino (experta en Literatura Española) dijo, en la presentación de ‘Entre parientes’: ‘Miguel escribe al dictado de su imaginación. En sus obras se distingue la frescura de la prosa que da forma a su imaginación, verdadero motor de su literatura’. Me gustó mucho su frase porque, de esta manera, enfoco la creación. Como fuente: mi propia imaginación para abordar temas que me interesan.
– ¿Qué es más importante para usted, las escenas o los diálogos?
Las dos son importantes. En el cine, se pueden decir muchas cosas sin necesidad de texto. Aunque, al mismo tiempo, considero que lo más importante en una película es el guion. Precisamente, me hizo muy feliz escuchar a Gonzalo de Castro (que interpreta a don Alfonso en ‘Sin novedad’) destacar que la película tiene ‘un guion bien construido, bien armado y bien sostenido’. Es un trabajo al que le doy una gran importancia. Estoy siempre intentando mejorar y seguir aprendiendo.
– ¿Es una tragedia la existencia de uno mismo?
– Creo que la vida es muy bonita. Por desgracia, también, es muy dura a veces. Pero hay que intentar (aunque sea difícil) seguir adelante sin rencor, no hay que dejar de luchar, hay que seguir aprendiendo.
– El coronavirus ha demostrado la fragilidad del ser humano. ¿Son sus personajes frágiles?
– Yo diría que algunos dan esa impresión, en un primer momento. Sin embargo, el lector o el espectador puede ir descubriendo como esa apariencia de fragilidad esconde una gran fortaleza interior.
– ¿Qué significa la soledad para usted? ¿Estamos demasiado solos?
– Con la situación actual, hay mucha gente que empieza a ver como positivo el hecho de trabajar siempre desde casa y comunicarse únicamente a través del ordenador, de redes sociales… Yo no estoy de acuerdo. Las relaciones humanas maduras exigen el convivir, el verse y conversar en persona. Es muy cómodo contestar un WhatsApp o un Tweet cuando te apetece. En una conversación real, tienes que escuchar a la otra persona y ser educado en el momento, no sólo cuando te venga bien. El mundo se puede volver muy frío si el ser humano sólo es sociable a través de la tecnología. Al mismo tiempo, soy consciente de la gran ayuda que suponen todos estos avances para conectar a muchas personas que viven en diferentes países, para denunciar injusticias, para dar a conocer tu trabajo a un público más amplio, etc.
– ¿Utilizamos demasiadas máscaras en nuestra vida?
– A mí me educaron para tratar a todo el mundo por igual y ser yo mismo siempre. Ser falso o acomodaticio es algo horrible. Hay que ser honesto.
– ¿Cuál sería la moraleja de sus dos novelas breves?
– Nunca pretendo mandar un mensaje moralizante. Cuento historias duras con finales felices, otras, con desenlaces amargos. No pretendo juzgar a mis personajes porque les pongo en situaciones complejas, muchas veces límite.
– En el futuro, ¿va ser compaginando sus tres actividades?
– Procuro no hacer planes a largo plazo. Si el día de mañana tengo que centrarme en una (porque es en la que se me da trabajo), así lo haré.