Jesús Barcenilla es Director-Gerente de la Fundación Progreso y Cultura desde 2004. Profesor de Matemáticas e Integración Social, ha sido Secretario General de la Federación de Trabajadores de la Enseñanza FETE-UGT Madrid.
-¿Cuál es el origen de la Fundación que usted dirige?
La Fundación Progreso y Cultura se puso en marcha en 1998, pronto cumplirá 20 años de existencia. Su origen es sindical, ya que fue promovida por UGT-Madrid con el objetivo de priorizar una acción cultural. Entonces se pensó acertadamente que la mejor manera de hacerlo era a través de una Fundación. Desde su creación la Fundación ha tenido dos etapas bien diferenciadas, desde 1998 a 2004 y desde 2004 hasta ahora, hasta 2017.
-¿Qué destacaría de esas dos épocas?
Durante la primera etapa el trabajo estuvo orientado a consolidar el proyecto con la realización de actos muy vistosos y atractivos pero puntuales. A partir de 2004, cuando yo me hice cargo de la entidad, el cambio más sustancial respecto a la primera época fue la carencia de recursos humanos y presupuestarios. Por ello, en lugar de seguir con las macroactividades que se habían efectuado hasta entonces, planteamos el quehacer de la Fundación como un ‘río cultural’. Diseñamos un programa con múltiples actividades en el que estuvieran presentes casi todas las facetas de la cultura, las cuales comenzaron a realizarse de forma constante y permanente a lo largo de todo un año. De esta manera, cambiamos las acciones concentradas en un corto espacio de tiempo del programa ‘Calle de la Cultura’ por el desarrollo de actividades continuas. La imagen del ‘río’ o ‘camino’ de la cultura expresa de alguna manera ese discurrir continuo que hemos querido que fuera el trabajo de la Fundación. En la actualidad, por las actividades que desarrolla la Fundación pasan anualmente más de 10.000 personas.
-¿Cuáles son las áreas principales de la labor que desempeña la Fundación?
Podemos distinguir tres áreas. Por un lado, está el área de ocio cultural al que siempre queremos imprimir un cierto compromiso social. Conjugar cultura de calidad con compromiso social es una de las señas de identidad de esta Fundación, algo que no es fácil de conseguir. Aquí incluiríamos las actividades relacionadas con el cine -durante unos años hicimos un Festival de documentales-; la música, organizando cinco ciclos dedicados a ‘Músicas del Mundo’, el ‘Titiritrán’ de Flamenco, ‘Música de Cantautores’, el ‘Concierto de Fin de Año’ y el Festival de Jazz que ha cumplido su XV edición en 2017, y el Teatro, con la Muestra-Concurso anual de Teatro de la que se han celebrado diez ediciones y en la que participan más de 60 compañías. En estas actividades colaboran más de un centenar de profesionales de la cultura cada año, entre artistas, músicos, escritores, profesores, intelectuales, etc. En este sentido, me gustaría destacar que hemos contando con reconocidos profesionales de las artes escénicas que de forma voluntaria nos han asesorado a la hora de programar las actividades.
-Y las otras áreas…
Una segunda área de actividad son los ciclos de conferencias y las presentaciones de libros. En los ciclos de conferencias hemos querido reflexionar sobre las ideas y acontecimientos más relevantes de nuestro tiempo, a partir de la obra de grandes pensadores y escritores. El pensamiento marxista, que me parece muy importante para analizar la actualidad, ha tenido un destacado protagonismo. La V edición del ciclo ‘Marx Hoy’, ya está programada para el último trimestre de 2017. Otros autores fundamentales para entender la sociedad contemporánea han sido objeto de nuestros ciclos de conferencias, es el caso de Blas de Otero, Galdós, Cervantes y Shakespeare a los que homenajeamos en su V Centenario y sobre los que hemos editado un libro que ya es una referencia, etc. En estos ciclos han participado profesores e intelectuales de muy diversas disciplinas y reconocido prestigio: filósofos, sociólogos, periodistas, escritores, directores de Escena,… A todo ello, habría que sumar las más de 20 conferencias y otras tantas presentaciones de libros que se hacen fuera de estos ciclos. También los 30 libros publicados sobre diferentes temas que constituyen un destacado patrimonio bibliográfico para la Fundación. No quiero dejar de mencionar el ciclo dedicado a la recuperación de la ‘Memoria Histórica’ que desarrollamos durante cuatro años. Por último, el área que completa nuestra actividad es la que reúne los programas sobre Medioambiente, Juventud, Mayores y Mujer, temas en los que nos hubiera gustado hacer más de haber podido contar con más medios.
-¿Qué balance puede hacer de estos trece años como responsable de la Fundación?
Intentando ser lo más objetivo posible, puede decirse que muy positivo. Aunque debido a la crisis económica hay un antes y un después del año 2009, cuando comenzamos a notar los recortes presupuestarios y, en consecuencia, una notable disminución de ayudas y recursos de todo tipo. En cualquier caso, el balance global es positivo, sinceramente muy bueno.
-¿Cuál es la filosofía con la que aborda la Fundación su actividad?
Nos parece importante que la gente tenga acceso de forma gratuita a nuestras actividades. Nos gusta pensar que las ayudas económicas, públicas y privadas, que recibimos las trasformamos en cultura que ofrecemos al público sin necesidad de que haya que pagar, sin coste alguno. El acceso gratuito al centenar de actos que programamos todos los años nos parece algo esencial. Personalmente creo en ese modelo cultural. Es verdad que con los recortes y la disminución de las ayudas que venimos sufriendo estos últimos años se ha solicitado, para sostener algunas actividades musicales y teatrales concretas, una mínima aportación como donativo. Pero esto ha sido algo excepcional. De cara al futuro nos gustaría crear canales para encauzar las ayudas de quienes deseen hacerse ‘Amigos’ de la Fundación.
-Por el tono de nuestra conversación se ve que a usted le gusta lo que hace y le gustaría seguir realizando esta labor…
Durante todos estos años en la Fundación siempre me he sentido altamente respaldado por el Patronato de la Fundación, tanto en la programación de las actividades como en su carácter de entidad que desarrolla la acción cultural de UGT-Madrid, aunque seamos autónomos. En este sentido, hay que decir que UGT-Madrid ha apostado siempre sin reservas por la cultura. Eso significa también poner los medios necesarios para llegar a los ciudadanos. Quizá es ahí donde la izquierda ha flojeado, porque ha sido más reivindicativa que ejecutiva. Lo que se reivindica hacia fuera hay que practicarlo dentro. Si exigimos desde la izquierda el 1% de los presupuestos de las Administraciones públicas para cultura, también habrá que contemplarlo en nuestras organizaciones.
-¿Lo dice usted por los momentos más complejos que ha vivido la Fundación estos últimos años?
Bueno, nuestra Fundación se mantiene gracias al apoyo incondicional de UGT-Madrid. De lo contrario hubiéramos desaparecido ya. Gracias a UGT-Madrid contamos, entre otras muchas cosas, con una magnífica Sala-Teatro para nuestras actividades. Sin embargo, es verdad que en los momentos difíciles seguramente hubiera sido bueno contar con un apoyo económico que por diversos motivos no se tuvo. El sindicato también ha pasado tiempos muy complicados por la crisis. Pero en épocas anteriores, cuando no había problemas tan duros, hubiera sido interesante una apuesta más decidida a través de medios económicos y materiales, una apuesta decisiva y no tan subsidiaria.
-Entonces… ¿junto a la reivindicación de los derechos laborales usted considera que la acción cultural es un elemento imprescindible en el ámbito sindical?
Rotundamente, sí. Para muchas personas que asisten a los actos de la Fundación, las actividades que programamos aportan valor a la cuota que pagan al sindicato. Sin embargo, hay que hacer autocrítica. Desde hace años la actividad sindical no ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, parece haberse anclado en modelos más propios del siglo XIX que de nuestros días. El periodo de dictadura franquista condicionó, sin duda, muchas de las cosas que han venido después. Entre otras, ha favorecido cierta picaresca no deseada. Esto es algo que ha afectado a todos los niveles de nuestra sociedad y también a los sindicatos. Durante la Transición nos anclamos en un modelo sindical que es necesario modernizar, contar con las nuevas tecnologías, llegar a los trabajadores con otros métodos, más allá de una ‘conversación de café’. Sin duda, uno de los mejores métodos de acción sindical puede ser la acción cultural.
-Hay que abrir nuevos caminos…
Los modelos clásicos de partidos políticos y sindicatos están en clara recesión, hay desafección porque nos hemos volcado demasiado en el trabajo interno y hemos mirado poco al exterior, no hemos sido suficientemente sensibles con lo que pide la sociedad y reivindicarlo. En esta línea, los sindicatos deberían valorar que los programas de acción cultural a veces se reciben mucho mejor que lo que pueda hablarse en esa ‘charla de café’ a la que antes me refería.
-Casi con vehemencia, decididamente cultura…
Creo que la cultura es la sustancia que mejor puede catalizar la acción y la reacción social. Una persona más culta siempre va a ser más libre, va a ser más crítica y a estar más abierta, más atenta a los problemas del mundo que le rodea y a un pensamiento progresista avanzado. No debemos olvidar el poder de la cultura y del pensamiento crítico para transformar la sociedad. Hoy tenemos trabajadores muy bien formados desde un punto de vista técnico, pero esa formación técnica no siempre va pareja a la formación cultural. Siempre vamos a necesitar trabajadoras y trabajadores mejor formados, pero también más cultos. Los conocimientos técnicos o tecnológicos y la cultura deben ir de la mano. En este sentido, la Fundación también puede contribuir de manera eficaz a elevar la formación de los representantes sindicales.
-Una curiosidad… ¿la Fundación custodia el Archivo histórico de UGT-Madrid?
En efecto, la Fundación Progreso y Cultura custodia el Archivo donde podemos encontrar la historia de UGT-Madrid desde la Transición. UGT-Madrid no tenía Archivo por lo que se decidió que lo llevara la Fundación. En la actualidad, hay 8.000 documentos digitalizados de los cientos de cajas que componen este Archivo. A título de ejemplo, hay un material interesantísimo sobre el pensador y filósofo socialista y ugetista, Luis Gómez Llorente. Todavía hay mucho trabajo por hacer y como siempre pocos medios. Como garantes de su depósito, conservación y estudio, teníamos y aún tenemos la idea de crear una Biblioteca abierta a estudiosos e investigadores.
-¿Cómo contempla el futuro más inmediato de la Fundación?
Creo que la Fundación debe seguir caminando para hacer cultura desde una óptica multidisciplinar y transdisciplinar, cultura de calidad, comprometida socialmente, porque eso es un beneficio para los trabajadores y para toda la sociedad. Internamente también es beneficioso para el sindicato. De esa forma, conectaremos mejor con todos los trabajadores y trabajadoras de la Comunidad de Madrid. Y no sólo con ellos, sino con muchos ciudadanos que leen nuestras convocatorias en los Medios de Comunicación y en nuestra web, y acuden cada vez en mayor número a los actos que programamos. Con nuestras actividades generamos cultura de calidad, pero también un pensamiento positivo en muchos jóvenes sobre el valor del sindicalismo y del sindicato que va más allá de la resolución de un conflicto o la negociación laboral. Por ello, aún en esta crisis que todos queremos dejar atrás es necesario incluir a la cultura en los presupuestos por escasos que estos sean. Desde la izquierda debemos apostar por ello, aunque haya que adaptarse a las circunstancias. Lo contrario sería un error.