La poeta madrileña Carmen Aguado Hernando es autora de los poemarios ‘Entre el valle y el asfalto’ (2016), ‘En la piel curtida de los sentidos’ (2018) y ‘La herida se cura con un beso’ (2021), publicados bajo el sello editorial Vitruvio. El primero en la colección Sinmar y los dos posteriores en la colección Baños del Carmen de la citada editorial.
En su tercer libro publicado hasta la fecha descubrimos una poesía evocadora, introspectiva, colmada de experiencia vital y cierta nostalgia, donde hay memoria de un tiempo pasado e ingeniosos versos para discernir el presente por el que transita la autora. Entreletras ha conversado con Carmen Aguado Hernando sobre su último poemario publicado, ‘La herida se cura con un beso’, y su quehacer poético….
-En primera instancia, tengo de preguntarle ¿por qué ha elegido la poesía como forma de expresión? ¿Qué le proporciona la poesía en contraste con otros géneros literarios?
-En realidad, no ha sido una cuestión de elección, no te levantas un día y dices: voy a escribir poesía, simplemente nace de ti, manifiesto mis sentimientos y emociones a través de la inspiración. En un momento determinado escribes un poema para la boda de un ser querido, otro día para tus hijos, para un compañero o una compañera que deja la empresa; en una ocasión gané el primer premio en un certamen de Navidad para el colegio de mis hijos. Aquello no me lo esperaba y me animó a seguir escribiendo. Poco a poco te involucras sin ninguna intención y descubres toda la belleza que se esconde en la poesía.
-Un especie de remanso anímico e intelectual…
-Me proporciona serenidad, bienestar espiritual, encuentro conmigo misma, aprendizaje y comunicación con el entorno que me rodea, cómo decía Mari Trini: quién no escribió un poema huyendo de la soledad. Tampoco descarto escribir en algún momento novela ó cuento.
-¿Qué destacaría de los poemarios que ha publicado hasta la fecha?
-El apego a la familia, en los dos primeros libros están muy presentes mis tres hijos que son lo más importantes para mí; mi hermana mayor que falleció de cáncer y a la quería muchísimo, era cómo una madre y la encantaba mantener a la familia unida. También mi preocupación por el cambio climático, la injusticia social, la violencia machista o la soledad de los mayores.
-Hasta ahora su poesía se vislumbra más narrativa y conectada a la realidad, por decir así, que expresiva o simbólica. ¿Es fruto de los temas que ha querido abordar o es un rasgo distintivo de su creación poética?
-Creo que de momento las dos cosas, pero puede cambiar en lo sucesivo.
-El eje de su último poemario gira en torno a la figura de su madre, una figura esencial en su biografía como no podría ser de otra forma. ¿Qué le condujo a escribir sobre ella?
-Ella tuvo una vida muy turbulenta, en mi poemario sólo hago mención a la cuarta parte, por decir algo, de todo lo que la ocurrió, me reservé algunos episodios de su existencia por respeto y obviamente de otros tantos que no me enteré, no era muy comunicativa, pero en ocasiones me confesó que la hubiera gustado escribir un libro con sus recuerdos, por ese motivo me decidí por éste poemario que a ella la habría agradado.
-¿Evocar la figura de su madre a través de la poesía le ha permitido descifrar claves del pasado y quizá también del presente?
-Sí, efectivamente, sin quererlo he recordado muchas cosas que ocurrieron hace muchos años y no demasiado agradables, yo era muy pequeña, sólo tenía tres años cuando se desencadenaron los acontecimientos, pero quedaron las cicatrices tanto para mi madre, como para mis hermanas y también para mí, te marca la vida para siempre y condiciona tu personalidad y carácter.
-En su último poemario hay una destacable carga sentimental, pero también se adivina una crítica social a la sociedad e incluso a los registros culturales de ese tiempo pasado que emerge en los poemas. ¿Cree que es así?
-Sí, así es, había mucha represión, tabús, prohibiciones, todo estaba censurado por la iglesia y el régimen, una de las cosas que recuerdo de mi padre es que a menudo nos decía a mis hermanas y a mí: vosotras siempre ver, oír y callar. Crecimos bajo ése influjo y muchos miedos a querer expresarnos, hay que recordar que aún vivía Franco y estaba muy presente en todos o casi todos los hogares, la familia de mi padre siempre fue de derechas, no así la de mi madre.
-El libro finaliza con seis poemas breves relacionados con una serie de objetos muy significativos. ¿También hay poesía en esos objetos que nos acompañan en las diversas etapas de la vida?
-Por supuesto que sí, la poesía está en cualquier cosa sólo hay que fijarse un poco y sacar lo más bello y creativo. Precisamente, en mi segundo poemario “En la piel curtida de los sentidos”, hablo de la taquigrafía y la máquina de escribir, cómo secretaria que fui, eran mis herramientas de trabajo, imprescindibles para mí. En mi primer poemario, “Entre el valle y el asfalto”, le dedico un poema al libro, también hace tiempo me llamó la atención del poeta José García Nieto que dedicó un poema al espejo retrovisor de un coche. Todo es susceptible a la inspiración poética.
-¿Está convencida de que las heridas se curan con un beso?
-Ojalá fuera tan sencillo, yo soy partidaria de dar una segunda oportunidad, todos cometemos errores; podemos perdonar una vez, pero no continuamente, así lo creyó mi madre también, pero al fin y al cabo las personas no cambian, a no ser que se lo propongan muy seriamente.
–¿Qué autores o autoras han influido más en usted -no necesariamente poetas- a la hora de escribir poesía?
-Indiscutiblemente los poetas clásicos, en el colegio cuando era pequeña leíamos a Calderón de la Barca “La vida es sueño” mencionado en mi último poemario. Federico García Lorca con “El lagarto y la lagarta”, después de adolescente llegó la etapa romántica con Gustavo Adolfo Bécquer, y nuevamente García Lorca y también los admirables Miguel Hernández y Antonio Machado; pero sobre todo Federico García Lorca ha sido mi gran referente desde los inicios, cómo he mencionado anteriormente.
-Y la madrileña sierra del Guadarrama. Los paisajes y entornos de Oteruelo, Rascafría, del Valle del Paular o Peñalara, ¿ejercen alguna influencia propicia en la poesía de Carmen Aguado?
-Sí rotundo, en los tres poemarios hasta ahora publicados hay poemas inspirados en mi amada sierra del Guadarrama, allí he vivido momentos muy felices, aunque también amargos, la Naturaleza forma parte de mi existencia. Me gusta madrugar y recorrer el camino que conduce hasta El Paular, cruzar el Puente del Perdón y subir hasta las Presillas, es muy gratificante percibir los aromas, el canto de los pájaros, descubrir a los corzos dando saltos de lado a lado, un zorro que me observa y huye de mi presencia, las vacas pastando, escudriñar el nivel del río que a veces está plagado de patos, elevar la vista hacia Peñalara y empaparme de su grandiosidad. Soy cómo una aspirante a guardiana del respetable culto hacia la Naturaleza.
-Una de pensar. ¿Cree que la poesía escrita desde las honduras del alma sobrevivirá a la inteligencia artificial y al metaverso?
-Creo que sí, llevamos unos cuántos años conviviendo con el libro electrónico y no ha sido capaz de sustituir al libro de papel, yo misma tengo un ebook y también un montón de libros que no me caben en las estanterías, aunque es diferente, pero me refiero al adelanto tecnológico, habrá quién utilice el metaverso cómo instrumento de trabajo que les permita facilitar su labor, pero la poesía escrita desde las honduras del alma, quiero pensar que sobrevivirá al paso de los siglos.
-¿Hacia dónde camina su poesía en la actualidad? ¿Está trabajando en un nuevo poemario?
-Pues cómo no podía ser de otra manera, al mundo rural y a la Naturaleza, algo que tenía que abordar de lleno, anteriormente ya he comentado que en los otros poemarios surge algún poema, pero el siguiente será en su totalidad. Acabo de finalizar el cuarto poemario que va en ésa dirección, espero sea publicado en unos meses y poder hablar sobre ello.