Autora de ‘El jardín de las mujeres Verelli’
La nueva novela de la escritora madrileña Carla Montero se titula ‘El jardín de las mujeres Verelli’, una obra inspirada en la historia real de una familia genovesa que emigró a España a principios del siglo XX para abrir una tienda de productos italianos. «Hoy en día sigue existiendo en el mercado barcelonés de la Boquería’, dice la escritora al comienzo de nuestra entrevista después de la presentación de su libro a los medios de comunicación.
‘Las protagonistas de la novela son mujeres, aunque los hombres también están presentes, pero las que toman las riendas en todo momentos son ellas ya que en el contexto en que se mueven, la Primera Guerra Mundial, fueron las mujeres las que se encargaron de las casas y de las fábricas porque los hombres estaban luchando en el frente contra los alemanes’, recuerda la escritora de Chamberí.
En esta ocasión, Carla Montero ha querido volver a sus orígenes. ‘He querido escribir una historia sencilla, un regalo que he querido hacerme a mí misma y a mis lectores. Quería recuperar la ilusión del primer libro, lo necesitaba. Tuve una temporada en la que estaba perdiendo el control de mi narrativa y eso me creaba mucha ansiedad. Además, quería reflejar la realidad de unos años pasados y que mis hijos conociesen como era la vida en aquel tiempo de los inicios del siglo pasado’, expone la autora con determinación.
También ha querido que fuese una reflexión sobre la maternidad y la naturaleza, y contra la crispación que vivimos hoy en día. ‘Para todo eso, me he servido de la comida como alegoría de la vida. La cocina de mi abuela estaba hecha con mucho amor de ahí que haya querido insertar recetas para que los lectores puedan hacer sus pinitos culinarios si quieren’, apunta ilusionada Carla.
El comienzo de la novela se centra en la capital de Liguria Génova y sus tierras limítrofes, ‘podríamos decir que Liguria es la Galicia italiana, donde nos podemos encontrar con la magia de la naturaleza’, apostilla Carla Montero. Es allí donde reside la familia Verelli cuando deciden emigrar en barco hacia España.
Como escritora, Carla Montero se define como ‘caótica». Su razón es sencilla, madre de familia numerosa, no puede paralizar el ritmo de la casa. ‘Suelo escribir entre cuatro y seis horas todos los días, estoy escribiendo continuamente’, afirma, siempre sin romper ese ritmo frenético que le imponen su marido e hijos. En los momentos de escritura, encuentra en el agua su inspiración, de ahí que la guste ir a nadar muchos días.
‘Como escritora procuro trabajar mucho los mimbres de las novelas. Es fundamental planificar bien las obras’, señala con decisión la autora madrileña y añade ‘también trabajo mucho los personajes, si los coges con cariño irán creciendo en el proceso de escritura. Hay que mimarlos, a veces ellos te dan muchas ideas y claves’.
Carla Montero nos descubre algunos de sus secretos como escritora. ‘Apenas reescribo. Yo lo que hago es escribir y corregir. Es mi fórmula. En esta novela, cuando llevaba unos pocos capítulos tuve un problema de montaje y hasta que no lo resolví no continué con ella. No me gusta escribir si no estoy segura y menos me gusta reescribir’, reitera la autora madrileña.
De todas formas, a Carla Montero le da igual que guste o no lo que escribe. ‘No he llegado al mundo editorial con la intención de hacer una trayectoria profesional. Para mí, la literatura es ante todo entretenimiento y evasión, y creo que he conseguido conjugar esas dos características en mi literatura, pero es el lector el que tiene que decirlo. El lector es el jefe’, subraya con humor.
‘Si haces lo que te gusta, acabará gustando. Es mi máxima como escritora’, sostiene Carla que cree que no hay una novela parecida en el mercado como ‘El jardín de las mujeres Verelli’. Para finalizar apunta que: ‘por el momento, las opiniones de los lectores y críticos están siendo positivas. Además, quiero señalar que tengo lectores de todo tipo. Hay muchos hombres que siguen mis libros, aunque es verdad que son más las lectoras que los lectores. Lo importante es conectar con la gente, da igual que sean hombres o mujeres’.