Anais Abakoni, según se puede leer en las notas biográficas que sobre la autora hay en internet, escribe desde una isla diminuta en el archipiélago de Estocolmo. Estudió periodismo y tiene una maestría en Comunicación Corporativa. Hasta la fecha ha tenido una experiencia profesional sin duda muy diversificada y enriquecedora. Ha sido profesora de yoga, guionista de radionovelas o redactora freelance, entre otros quehaceres. Ha vivido en varios países animada por la curiosidad hacia la naturaleza humana y como un intento fallido de organizar los mosaicos que componen su identidad.
Anais Abakoni ha publicado recientemente Historias en guagua – Trayectos de ficción por Cuba, España, Indonesia, Japón y Suecia, su primera colección de cuentos, cuyos escenarios son los transportes públicos de los países citados (Cuba, España, Indonesia, Japón y Suecia). El libro narra vivencias que transforman a sus protagonistas y nos sumergen en culturas muy diferentes.
Estos cuentos de Historias en guagua transmiten emociones intensas, desde el amor a primera vista y la desesperanza, hasta el desasosiego, pasando por la euforia. En cada país de estos relatos, el público lector hallará una atmósfera distinta que persiste tras cerrar el libro. En los cuentos de Anais Abakoni surge la desilusión ante una cotidianidad extenuante o descubrimos la vulnerabilidad a la que nos condena la incomunicación. A veces se sucumbe a la gratitud por la vida y en otros momentos se palpa la hipocresía como estrategia de supervivencia o se revive un trauma colectivo que se sostiene a través de generaciones.
Entreletras ha conversado con la autora sobre sus Historias en guaga…
-Es de suponer que en este libro has partido de vivencias o experiencias personales que se han visto reflejadas en tus cuentos. En este sentido, ¿cuánto hay de realidad y cuánto de ficción en los cuentos de Historias en guagua?
-Los cuentos no responden directamente a experiencias personales, son cribas de observaciones, lo que imagino, lo que la realidad me pide que transforme. Aunque sí reconozco en estos cuentos una obsesión personal por ir en los transportes públicos observando a personas desconocidas. Me entusiasma inventarme historias de sus vidas y predecir sus futuros. Lo que permanece de la realidad con más fuerza son los escenarios, las particularidades culturales de las distintas comunidades y cómo estas influyen en la vida de los personajes. Es interesante que he recibido comentarios de lectores que se sienten totalmente identificados con las historias o representados en los cuentos.
Los cuentos nos permiten viajar a otros mundos reales o imaginados, sentirlos a plenitud
-Una de las grandezas de la literatura es la posibilidad de viajar a lugares reales e imaginarios sin moverse del sillón. Quienes se adentren en las páginas de tu libro podrán viajar de un extremo al otro del mundo. ¿Cuál es el motivo de que tus cuentos nos lleven a países tan diversos y lejanos entre sí?
-He vivido durante meses en los países que incluyo en esta colección para entender las diferentes culturas y poder estudiar los aspectos que me llaman la atención. Luego esos elementos los he ido destilando para que cada lector haga su propio trayecto y búsqueda. El hecho de que sean estos países y no otros es solo azar. No los elegí bajo ningún criterio consciente.
-Entonces, ¿quiénes lean tus cuentos tienen garantizado la inmersión en otras culturas que desconocemos en muchos casos, a pesar de tanta información de la que disponemos en la actualidad?
-No se trata solo de informarnos. Estamos saturados de información inútil, se trata de generar oportunidades para vivenciar y que la información se asiente, cobre espacio en nuestro interior, se vincule a nuestras experiencias y crezca apegada a los actos. Y eso es algo que los cuentos permiten, nos permiten viajar a otros mundos reales o imaginados, sentirlos a plenitud y de ahí puede surgir o no un cambio en nuestras conductas.
-Y no solo eso, porque tú, creo, has intentado captar la esencia de las gentes y los lugares que aparecen en tu libro. ¿No es así?
-El trabajo de investigación ha sido intenso y en especial porque fue un proceso de confrontación de mis miedos, examen de mis asunciones y expansión de mi capacidad de abrazar lo desconocido. Es eso lo que también propongo a los lectores.
En algunos cuentos percibes entusiasmo hacia la vida, y en otros cuentos es todo lo contrario
-Algo que me parece muy atractivo es que en tus relatos siempre se viaja en guagua, o sea en transporte público. ¿Desde el interior de un autobús público se ve el mundo de otra forma, con otros matices, a la que podemos apreciar desde un vehículo privado?
-En cualquier transporte público que viajes acompañado, hay algo de contención por la presión social sobre lo esperado con respecto a nuestros comportamientos en dichos espacios. La mirada hacia el entorno es más atenta, porque no estás en un entorno propio y puede llegar cualquier amenaza. Incluso a través de la ventana, construyes tus reacciones ante el paisaje en cierta sincronía con los que te acompañan. Te sabes influenciable, más vulnerable y dependiendo de tu personalidad y experiencias anteriores viajas más o menos abierto al encuentro con lo demás.
-Pero tus cuentos son mucho más que relatos de viaje por tal o cuál país, son historias que profundizan en múltiples aspectos de la vida. ¿Podría decirse que tus cuentos nos hablan del entusiasmo por vivir y del ímpetu por explorar todo aquello que puede ofrecernos el mundo?
-Los personajes deciden abandonar el piloto automático o esa especie de cómodo letargo en que tendemos a encapsularnos al subir a un transporte público. Este cambio perceptivo, hace que tomen ciertas decisiones que transforman sus vidas de forma permanente. En algunos cuentos percibes entusiasmo hacia la vida, y en otros cuentos es todo lo contrario. Si bien cada cuento es mínimo en la mirada con lupa que hace a un instante preciso durante un trayecto en metro o ferri, al mismo tiempo todos juntos ofrecen un amplio espectro de emociones para maximizar las experiencias de los lectores.
-Pero también hablan de desánimo, desaliento, y de situaciones o hechos que revelan la parte más sombría y aciaga de la condición humana, ¿cierto?
-Hay espacio para todo en los transportes públicos y en los cuentos procuro que así sea también. Además de la emoción, el trabajo con símbolos en “Historias en guagua”, que se desenvuelve en Cuba o en “Un lugar en la sociedad” que es en Suecia es algo que dibujé con mucho cuidado.
-¿Qué autores o autoras son tus preferidos y quienes han influido más en ti a la hora de escribir estos cuentos?
-Mis preferencias fluyen como las estaciones del año, dependen de mis necesidades. Ahora mismo estoy muy entusiasmada con Jun’ichirō Tanizaki, Anita Desai y Mia Couto. En términos de influencias creo que los escritores y escritoras latinoamericanos que impulsaron el realismo mágico hacen un coro a mi alrededor cuando escribo porque es la literatura con la que crecí.
-Para ir finalizando, ¿en qué proyecto literario estás trabajando ahora? ¿Tienes algún nuevo libro a la vista?
-Estoy trabajando en otra colección de cuentos. Esta vez no habrá viajes por varios países sino que todas las historias ocurren en un mismo lugar, eso es lo que las une.
-Vivir de la literatura, lo sabemos, es algo bastante complicado hoy en día. Sin embargo, tengo que preguntártelo, aunque sea en clave de humor, ¿has pensado en vivir del cuento?
-Ya lo hago. Sin cuentos, no podría vivir.
Enlaces de interés sobre la autora:
Leer primeras páginas del libro
Web de Anais Abakoni
Editorial Caligrama