‘La soledad es algo innato a la noción de ser y existir del humano’ -le dije el otro día a uno de mis colegas que preguntó sobre mi creciente actitud a no querer ir a la Universidad a perder el tiempo. -Es que no lo entiendo, cómo se te ocurre dejar las clases presenciales para quedarte sola en tu casa, estás loca. Yo le contesté que sí, que sí, que estoy loca pero mi locura se vuelve creativa cuando estoy sola. Las conferencias online en este momento de caverna y encierro me van más. Entre otras cosas -tampoco es que me derritiera en explicaciones con el colega- le dije que yo cuando estoy sola me encuentro muy bien, tengo una armonía muy apetecible y una creatividad muy inteligente que aprovecho al máximo y que me proporciona muchos beneficios emocionales. Sí, ya se que lo normal en el ser humano es que socialice mucho, es decir, que tenga lo que llamamos hoy una vida social en la que se incluyen muchas cosas. La soledad está estigmatizada sin lugar a dudas.
Es verdad, el Hombre está solo y mucho en el mundo, pero ¿y qué? Más le vale aceptarlo. Tampoco pasa nada, sí, comprendo que una buena conversación es muy saludable y a mí, me encanta, sobre todo si es una conversación inteligente (no tiene por qué ser culta) y con cierto humor de por medio. Lo que me gusta de verdad, es poder observar, ver a la persona o personas que tengo enfrente o al lado, poder escuchar cómo es su risa, su entonación, cómo mira, qué gestos hace, qué bebe, qué come, cómo reacciona a un estímulo en el discurso conversacional espontáneo…en definitiva ver a la persona, tener algo de Verdad delante de mi, aunque sea una o dos veces al año, algo fresco, el ser en actividad. Pero ¿Qué sucede hoy? Pues que esto cada vez se va perdiendo y perdiendo hasta llegar a otro tipo de relación que en nada tiene que ver, por ejemplo, con lo que yo estoy acostumbrada a hacer que es a hablar incluso más de una hora y media por teléfono si es preciso; teléfono, otro vehículo donde también se observa, se siente y se intuye a la persona. Ahora existe la red, el internet, el chat, los sms y otras cuantas chorradas más que abren el mundo a otro tipo de relaciones completamente distintas, ¿por qué? porque no son verdad, son mentira. Aquel que crea que son verdad se está engañando. Es en estos momentos donde me siento bastante existencialista y me dan ganas de cualquier cosa.
Con la palabra manipulada en un whassap por ejemplo, la persona da, ofrece una imagen que no corresponde en absoluto a lo que de verdad esa persona es o está sintiendo. No conozco por su voz el estado anímico ni la pragmática de ese mensaje. Se inventa un personaje, se reinventa a si mismo, se inventa de nuevo, se inventa algo, otro, otra, que evidentemente le gustaría ser pero que no es y se queda tan tranquilo, la mayoría de las veces engañando a la persona que tiene al otro lado del chat, porque, repito, está dando una imagen completamente falsa. Otra vez verdad, mentira, farsa. Si esas mismas cosas el individuo (quien sea) tuviera que decirlas en directo –o sea cara a cara- cambiaría completamente, probablemente, no las diría. Pero escondidos detrás del teclado somos capaces de cualquier barbaridad. Esto es lo que les sucede hoy también a la juventud que no saben relacionarse si no es por el mensaje escrito vía virtual, después no son capaces de enfrentar a esas mismas personas con las que se escriben veinte veces al día, pero en la manera oral, no son capaces y no lo son. Mucha gente se mete en unos líos de aúpa, porque en la generalidad de los casos la gente miente para ligar, o para poder tener una relación de lo que sea, o para sentirse admirado, querido, comprendido, escuchado…miles de cosas, pero que no son verdad, es decir, que tardan en ser verdad porque la sinceridad no existe en ese mundo virtual, o existe poco. Vuelvo a la frase ya mencionada: todo es mentira. Es un mundo de sentimientos de juguete. Algunos han chateado o se han escrito, se han escrito una y mil veces. Luego un día deciden conocerse. Ahí se desvanece el mundo que se había creado entre esas dos personas por completo. Incluso cuando es sincero es un mundo que pertenece al intelecto. Es así.
¿Quién no añora el mundo ficticio de la epístola? Alguien puede argumentar que también se creaban mundos oníricos, imaginarios y no digo que no. Con mis respectos escribir una carta no es igual que un chat, tiene un nivel mucho más inferior este último, sin duda.
Pero lo más trágico y –ahora me refiero al móvil- es que ha llegado a desestructurar las familias por completo, sea cual sea el modelo de familia, claro. En un restaurante o en cualquier lugar, se puede ver una familia de 7 cada uno mirando su móvil. Hasta ese punto ha llegado la esclavitud a la que nos han sometido las grandes compañías. Ha perdido incluso sentido ‘castigar’ a tu hijo quitándole el móvil, ¿por qué? Porque ahí le escriben incluso sus profesores, hay aplicaciones didácticas que tienen que seguir…un desastre que causa incomunicación total entre las personas.
Solo hay que ver cómo en facebook no proliferan precisamente gente que diga toda la verdad, los hay, pero frente a estos hay otros que mienten como bellacos, que enmascaran su personalidad…miles de cosas, un asco. Las únicas conversaciones que se pueden salvar es cuando ya conoces a esa persona y en lugar de hablar por teléfono, pues chateas. ¿Qué sucede? muy sencillo, por ejemplo, yo paso unas diez horas en el ordenador cada día, ordenador que uso como máquina de escribir, o para impartir conferencias online, es un procesador de textos y lo entiendo como lugar creativo y cuando quiero cambiar el rollo, pues lo que quiero es hablar, pasear, distraerme, no seguir escribiendo. En ocasiones el escritor en este caso yo misma, pierdo los modales cuando alguien ha intentado chatear conmigo por facebook, supongo que la luz verde de que estoy ahí se verá, no lo sé, pero claro, no estoy en facebook, éste se enciende porque estoy trabajando y no puedo atender el chat, de ninguna manera puedo hacerlo, me desconcentra y además no podría continuar mis deberes, mi trabajo.
En fin, no estoy lo que se dice en contra de que los individuos ‘encuentren’ incluso maridos y esposas por medio de la red e incluso que se enamoren, solo digo que no es lo mío, que mi forma de relacionarme ha de ser cara a cara. Si las gentes fueran más sinceras, más valientes, este sería un medio mediante el cual los Hombres (y mujeres evidentemente, uso el genérico para incluir a todos) se ayudarían mucho y compartirían parte de la vida.