noviembre de 2024 - VIII Año

Milena Rudnitska, periodista, feminista y activista en pro de los derechos del pueblo ucranio

ESPECIAL UCRANIA / MARZO 2022

Con garganta que nos arde
y los costados resecos
Gabriela Mistral

Me parece una excelente idea que Entreletras dedique una serie de artículos y ensayos a hablar de la invasión de Ucrania. Es un gesto solidario y destinado a rendir un pequeño homenaje a este Pueblo. El pasado 24 de febrero Rusia desencadeno, unilateralmente, las hostilidades. Hoy, 19 de marzo, esta nación de Europa Oriental, se encuentra ocupada de nuevo por una potencia extranjera.

Contra lo previsto, no ha sido una guerra relámpago. Este error de cálculo significa ciudades destruidas, centenares de miles de muertos y heridos y más de tres millones de refugiados que huyen del horror en que se ha convertido su país. En toda guerra la primera víctima es la verdad pero, también, causa dolor y rabia los niños, mujeres y ancianos que emprenden el camino del exilio.

No es la primera vez que este país soberano ve ocupado su territorio por diversas potencias. Es lo que tiene vivir en una zona conflictiva. Su historia está llena de ocupaciones, sangre, hambre y muerte. Sus habitantes están acostumbrados a luchar por su integridad y por sus derechos. La Comunidad Internacional se ha apresurado a condenar la invasión, y ha puesto una serie de sanciones y restricciones económicas a Rusia… lo que no evita que continúe la masacre y que las escenas de barrios destruidos, escuelas y hospitales bombardeados, miedo y desolación traigan de nuevo a colación los horrores de la guerra.

El pueblo ucranio es bravo y su resistencia está siendo heroica. En España y en la mayoría de los países occidentales –quizás con la excepción de los geográficamente más próximos- se desconoce la historia de este país, su sufrimiento secular, las censuras y atropellos que ha padecido bajo el yugo de diversas potencias… en definitiva, su trágica historia.

Me sumo a este homenaje para, al menos, expresar mi ira y mi impotencia ante lo que está sucediendo. Ignoro si las medidas económicas tendrán algún efecto inmediato. Hasta el momento no han logrado cortar la retahíla de represión, sangre, muerte y dolor… cuyos efectos tardarán mucho tiempo en paliarse.

Como el resto de los países de la zona, Ucrania a lo largo de la historia, ha sido la patria de literatos, intelectuales, pensadores, artistas, políticos y activistas que han dado lo mejor de sí mismos en diferentes momentos, para que no se perdieran ni olvidaran las señas de identidad ucranias.

Hoy voy a dedicar mi colaboración en Entreletras a hablar de una mujer valiente, políticamente desconocida mas, que reúne una serie de méritos incuestionables y una combatividad y coraje cívico admirable.  Milena Rudnitska (1892-1976) estuvo siempre en primera línea.  Fue una destacada periodista política, feminista convencida y cabal en las primeras décadas del siglo XX y una activista social incansable a la hora de defender los derechos del pueblo ucranio y las injusticias, humillaciones, represión y censura de que estaba siendo objeto.

Durante muchos años vivió la dura condición de exiliada, tanto en Nueva York como en distintas ciudades europeas. Continuó con una firmeza encomiable defendiendo las mismas ideas y principios, publicando libros y artículos en diversos periódicos y revistas… y luchando, hasta la extenuación en pro de la memoria de Ucrania para que no se olvidara el sufrimiento de su pueblo.

Durante su larga existencia –ochenta y cuatro años- mantuvo intacta su rebeldía, su activismo y su entrega a los ideales que había defendido desde muy joven. Tenía un acusado sentido de la justicia, de lo que se esperaba de ella y el compromiso de no bajar la guardia y no defraudar a quienes la habían apoyado.

Obvio es señalar que las últimas décadas del siglo XIX y la primera mitad del XX fueron en Europa un periodo convulso, repleto de conflictos, de persecuciones, de disputas y de múltiples represiones.

Poca suerte ha tenido el pueblo ucranio. Ha pertenecido al Imperio Astro-húngaro, a Polonia, ha sufrido la represión brutal del Nacional Socialismo y ha vivido sometida a la bota dictatorial de Moscú. Iremos desgranando algunos de estos hechos significativos.

Diversas naciones y regiones de Centro Europa se convertían en ‘moneda de cambio’ en los centenares de guerras y conflictos regionales, localizados en esa zona geográfica, generando cientos de miles de fugitivos condenados a desplazarse de unos lugares a otros, huyendo del hambre y la miseria o por caprichos dictatoriales en defensa de obscuros intereses.

Hubo lustros en que parecía que el mundo se apagaba. Lo único perdurable era el dolor y se cometieron innumerables atrocidades contra la condición humana. Se cubrieron de sangre las garras del águila imperial, en tanto que quienes hubieran podido evitar lo que se avecinaba miraban, cobardemente, para otro lado incapaces de advertir que ellos mismos se verían afectados por esta siniestra espiral.  Las heridas son perdurables… y muchos conflictos étnicos continúan sin resolverse.

Regresemos a Milena Rudnitska. Es el momento de exponer que era judía, ya que el pueblo hebreo basa su pertenencia en la línea de ascendencia materna. Su madre, era hija de mercaderes judíos de Galitzia, que hoy se encuentra dividida entre Polonia y Ucrania.

Cuando Milena nació pertenecía al Imperio Astro-húngaro. Su infancia fue relativamente plácida y feliz. La familia vivía con ciertas comodidades, en su hogar se respiraba un ambiente intelectual. Asistió a la universidad –lo que no era muy frecuente en aquellos años- se graduó en Filosofía y más tarde, estudió Pedagogía en Viena.

Allí comenzó sus colaboraciones periodísticas. Más temprano que tarde, su casa se convirtió en un lugar habitual de reunión de los ucranios que vivían en Viena. Por aquellos años la guerra polaco-ucraniana se saldó, incorporando a Ucrania al Estado Polaco que llevó a cabo numerosos actos coercitivos que impedían la manifestación del sentir de las minorías. Esto como era de esperar, trajo como consecuencia la aparición de núcleos dispersos primero y, más tarde, de un movimiento nacionalista ucraniano más estructurado.

Tuvo que soportar numerosos prejuicios y rechazos, fueron muchos los que tenían miedo a comprometerse y como luego ocurriría tantas veces, dejaban hacer. Siguen siendo muchos –tal vez demasiados- los que tendían a juzgar a los demás con criterios inflexibles y autoritarios. El zorro pierde el pelo pero no las mañas.

Sociológicamente podríamos afirmar que resistir es un acto de rebeldía social  y de eso los ucranios tenían una larga experiencia. Milena Rudnitska participó activamente en el Movimiento Nacionalista Ucraniano, mas pronto advirtió que, también, en ese ámbito las mujeres eran relegadas a tareas subalternas. Comenzó entonces una lucha que duraría toda su vida en defensa de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.

Por eso, precisamente por eso, a partir de entonces sus esfuerzos iban destinados a defender Ucrania y sus señas de identidad y a organizar a las mujeres mediante una conciencia cívica que las sacara de su pasividad y dependencia.

No tardó en convertirse en una de las principales activistas, quizás la más destacada de la Unión de Mujeres Ucranianas. ¿Qué tarea realizaba? Entre otras, fundar y difundir periódicos y revistas, organizar conferencias de carácter formativo y reivindicativo, así como dar vida a diversas cooperativas. Estas tareas fueron absorbentes. Dedicaba la mayor parte de su tiempo a los asuntos políticos y sociales continuando con su labor concienciadora y agitadora.

Cuesta trabajo creer que apenas esté incluida en alguna agenda feminista. Es esta una consecuencia más de la invisibilidad de las mujeres y de los techos de cristal. Su activismo la llevó a intervenir, en más de una ocasión, ante la Sociedad de Naciones, organismo antecesor de la  actual ONU, que pretendía ser un foro de entendimiento entre las naciones para prevenir los conflictos. La historia se encargó de constatar su fracaso y es que las tentaciones nacionalistas y expansionistas son enormemente difíciles de contener. No se aplacan con concesiones, por el contrario, crecen más cuando encuentran más debilidad.

Llevó a cabo numerosos actos heroicos de resistencia. Se tropezó entonces con la cobardía y el conformismo de muchos políticos e intelectuales ‘asimilados al sistema’ que escuchaban sus discursos, leían sus artículos… mas su respuesta se reducía a meras palabras de apoyo, sin mover un dedo en la práctica. Negarse a comprender la realidad en términos analíticos tendría consecuencias políticas pero, sobre todo, sociales devastadoras.

Durante el bienio 1932/1933, tuvo lugar una hambruna en Ucrania, sumamente dura, que causó ciento de miles de víctimas. En su calidad de vicepresidenta del Comité Ucraniano de Rescate, llevó a cabo una tarea informativa de los aspectos más lacerantes económicos y sociales –sobre todo alimentarios- procurando llevar a círculos políticos y científicos la situación desesperada y solicitar una inminente intervención que ‘salvara cientos de miles de vidas’.

Milena Rudnitska en 1933 intervino en Ginebra ante la Sociedad de Naciones. Expuso durante horas, pormenorizada y detalladamente, las cifras de la tragedia. Finalizado su alegato, la Sociedad de Naciones, decidió que era un problema interno de la Unión Soviética, lo que era tanto como desentenderse ante el número creciente de víctimas. Escribió un libro, sobre este caso, lleno de espíritu militante, dolor y frustración, La lucha por la verdad sobre la Gran Hambruna, que resulta muy ilustrativo y que merece la pena consultar cuando se avecinan momentos difíciles y escabrosos.

Puede considerarse un crimen stalinista más. Como escribió más tarde, Stalin pisoteó no sólo los derechos políticos, sociales y humanos sino el derecho a la vida, utilizando políticas de colectivización para reprimirlos.

Otro dato que me parece ineludible y que debe ser puesto de manifiesto –y más ahora con el auge de los partidos de ultraderecha- son las medidas que adoptó Adolf Hitler durante el III Reich, para restringir y limitar los ya de por sí escasos derechos de las mujeres, como establecer cuotas humillantes para el acceso a niveles superiores del sistema educativo o hacer en la práctica enormemente difícil su acceso y promoción en el sistema judicial.

Los atropellos no quedaron ahí. Su activismo resultaba molesto. Siendo presidenta de la Unión Mundial de Mujeres Ucranianas, el Gobierno polaco primero las vigiló, luego arrestó a varias dirigentes y finalmente, la ilegalizó.

Esta información sobre Ucrania que está llevando a cabo Entreletras, dando la voz y la palabra a ucranias y ucranios de diversos momentos de la historia reciente es, sin duda, encomiable.

Vivimos años en que hasta las tragedias más duras y sangrientas se retransmiten en directo, hasta llegar a convertirlos en repugnantes espectáculos mediáticos. Dentro de unas semanas tal vez la guerra haya finalizado, más en modo alguno sus consecuencias.

Esta es una llamada para seguir acogiendo refugiados, no mirar para otro lado, valorar la resistencia y el heroísmo de un pueblo y negarse a ser cómplices –activos o pasivos- de tanta ignominia y de tanta publicidad engañosa. Ninguna persona de buena voluntad puede ni debe negarse a combatir ‘a los bárbaros’ con todos los medios a su alcance.

Es preciso ensayar y promover nuevas actitudes, nuevas formas de estar en el mundo. Rechazar enérgicamente, lo que de opaco y mendaz tienen algunos relatos de los hechos que pretenden imponernos, donde los sacrificios económicos que a causa  de las sanciones que padecemos nosotros,  se exageran, y se ignoran intencionadamente los enormes sacrificios que la invasión va a acarrear al pueblo ucranio.

Es este el momento de estar en el lado correcto de la historia. Hace ya tiempo que, desgraciadamente, ha dejado de definirse la filosofía como el anhelo de saber, el deseo de buscar y encontrar la verdad.

Hemos de rechazar, asimismo, la conspiración del silencio que nos invita, mediante subterfugios, a que callemos lo que les resulta incomodo de escuchar. Creo que ha llegado el momento de que comente algunas obras de Milena Rudnitska que siguen teniendo actualidad y que, precisamente, ahora es más urgente que nunca leer. Junto a la ya reseñada voy a citar dos. La primera, La realidad ucraniana y las tareas del Movimiento de las Mujeres. Llama poderosamente la atención que apareciera en 1934. Se adelanta con sus análisis y propuestas a otros textos que se consideran pioneros en la lucha feminista. Sugiero su lectura que resulta de lo más interesante, incluso desde una perspectiva diacrónica.

En segundo lugar, quiero referirme a Los estigmas invisibles. Este, más próximo en el tiempo, pues data de 1971. De la misma forma que el anterior, merece ser leído y repensado. Tiene valor y rebeldía diagnosticar esos estigmas invisibles y plantear estrategias para combatirlos. El Movimiento Feminista no estaba aún suficientemente organizado, acababan de tener lugar las revueltas de Mayo del 68. La lectura atenta de este libro coloca a Milena Rudnitska entre las mujeres que con más penetración han estructurado unas acertadas respuestas para combatir los prejuicios del patriarcalismo.

Mucho después en 1994, Irene Martiniuk publicó su tesis doctoral con el título Milena Rudnytska and Ukrainian Feminism: The Art of the Possible, realizada en el Departamento de Historia de la Universidad de Albany, Nueva York.

Es un texto que aporta una información tanto más valiosa, cuando no abundan los análisis sobre esta periodista y activista ucraniana. Pone de relieve, con claridad meridiana, el papel crucial que Milena desarrolló en el Movimiento Feminista Ucranio, así como las ideas innovadoras que introdujo. Asimismo, se ha publicado al final de siglo XX, un libro que reúne cartas, artículos y documentos, unos recogidos de diversas fuentes y otros que permanecían inéditos.

Estamos próximos a finalizar esta semblanza de Milena Rudnitska, que es un puente imprescindible y una introducción propedéutica para conocer un poco mejor la historia, la cultura y la tragedia de esta nación que, en los últimos siglos ha sufrido persecuciones, invasiones y represiones inimaginables.

No queremos más tragedias. Precisamente por eso, es bueno que conozcamos de primera mano, la lengua y la pluma afilada de esta periodista y activista tan combativa que puede aportarnos ideas y hacer que lleguen hasta nosotros vivencias que teníamos olvidadas.

Bienvenidos sean los actos de protesta y las palabras de aliento. No debe olvidársenos, sin embargo, que hemos de hacer más, mucho más. El hambre, la miseria, la exclusión y el miedo que padece el pueblo ucranio hemos de hacerlas nuestras y ponerle remedio llegando hasta el límite de nuestras fuerzas.

El pasado y sus fantasmas vuelven a aparecer en el horizonte con ligeras variantes. Aún estamos a tiempo de detener estos efectos perniciosos para la Unión Europea, aunque algunos cegados por el ‘cortoplacismo’, crean que no va a afectarnos demasiado.

Rompo una lanza contra el dogal de hierro que ha ahogado y sigue ahogando al admirable pueblo ucranio.

¿Qué es y qué simboliza para nosotros la invasión de Ucrania? Si sabemos mirar con penetración y angustia la realidad, un espejo que refleja las humillaciones, el dolor y la sangre derramada de los excluidos y desterrados.

Tengámoslo muy presente. En alguna medida, con la invasión de Ucrania y nuestra respuesta ante ella, se está jugando el futuro de la Unión Europea. Nada más y nada menos. No estoy exagerando.

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