El 21 de marzo llega a los cines Un año y un día, ópera prima del director Álex San Martín que acaba de ser presentada en la Sección Oficial Fuera de Concurso del Festival de Málaga.
La película, un auténtico drama romántico lleno de frescura juvenil, llega arropado por el tema musical «Tres días», interpretado por Nicole Wallace. Un auténtico logro que se ofrece a los oídos en medio del desgarro del primer amor.
El filme narra la historia de Hugo (Luis Fernández), un hombre que quiere recuperar a Sara (Nadia de Santiago), el amor de su vida, aprendiendo a tocar el piano. Nerea (Nicole Wallace), su vecina, será quien lo guíe en este viaje transformador a través de clases que va a cambiar sus vidas para siempre.
La actriz y cantante Nicole Wallace, conocida por su participación en series como Skam España y en películas como Culpa Mía y Culpa Tuya, lanza ahora «Tres Días», una canción que ya está disponible en las principales plataformas. A través de esta canción, Wallace presenta una nueva faceta de su carrera, integrando su talento musical en la historia que narra Un año y un día.
Vaya, que estamos entre veteranos cuando creemos que solo son chicos que están despuntando.
Junto a Wallace, Fernández y de Santiago, el reparto incluye a Carlos Iglesias, Cossete Silgueiro, Fanny Gautier, Víctor Elías, Antonio Gil y Paula Iglesias. La banda sonora original es obra de Víctor Elías y Jaime Vaquero, con canciones interpretadas por Nicole Wallace.
En palabras de Álex San Martín, director y guionista de la película:
«Creo en el amor, no puedo evitarlo. Siempre he sentido que todo en la vida gira en torno a él, ya sea hacia las personas, los momentos y hasta las pequeñas cosas que nos marcan sin que lo notemos. Y quería explorar cómo el amor, la esperanza y el trabajo pueden transformar, incluso, los momentos más oscuros.»
Estamos ante una historia de segundas oportunidades. ¿En gente tan joven? Sí. Y puesto que el sufrimiento es inevitable, la película nos recuerda que la felicidad se encuentra en los pequeños detalles y momentos que permanecen con nosotros como recuerdo de lo que no podemos perder.
Como espectadores, acabaremos queriendo aprender a tocar el piano. Un logro digno del buen cine.