Shine on you crazy diamond (Brilla, diamante loco)
David Gilmour, Rick Wright & Roger Waters
Pink Floyd
Está claro que el diamante a quien hace referencia la canción no brilló mucho. Y es que Syd Barrett (en un dicho muy 70-80) “se quedó en tripi”. Después de un principio prometedor —según algunos que le conocieron, no tanto para quienes solamente hemos podido oír lo que compuso y grabó—, una espiral de drogas (sobre todo LSD) le sumió en un letargo que se prolongó hasta el final de sus días, en 2006, después de quedarse con el cerebro bastante afectado. El hecho conocido es que únicamente colaboró con el grupo en algunos singles iniciales y en el primer álbum (The piper at the gates of dawn), que tampoco es precisamente para lanzar cohetes. Sin embargo, gente como David Bowie, Marc Bolan o Kevin Ayers han reconocido la influencia del compositor de Cambridge a quien, por cierto, enseñó a tocar la guitarra el propio Gilmour cuando le conoció. Después de aprender algo con la Fender Telecaster vino todo lo demás, hasta su fallecimiento tras pasar los últimos años de su vida junto a su hermana. También el grupo le debe su nombre ya que, al estar interesado también en el blues, Barrett incorporó una mezcla de los nombres de dos viejos cantantes (Pink Anderson y Floyd Council) para formar el de la banda.
El caso es que tanto sus compañeros de entonces, como su sustituto David Gilmour, debieron quedar hondamente impresionados quizá por su decadencia física y mental, quizá por su talento en ciernes desperdiciado y, por esos motivos, decidieron dedicarle el tema más importante de unos de los discos más trascendentes de la banda.
El debate sobre si el desventurado Syd está o no sobrevalorado sigue en pie, naturalmente, aunque creo que algo parecido ocurre con el grupo. Si bien es cierto que son pioneros en la música psicodélica de finales de los sesenta, no puede decirse lo mismo en cuanto a lo que abarca el después conocido como rock progresivo, terreno en el que fueron superados por bastantes grupos que irán apareciendo por aquí. Desde luego, fue a través de ellos como muchas personas llegaron al género, y eso siempre es de agradecer. Pero necesitaron siete discos un tanto discutibles hasta la grabación de The dark side of the moon, trabajo mítico donde los haya que justo antecede al que hoy nos ocupa, que no es otro que el famoso Wish you were here; posteriormente Animals mantiene el gran nivel alcanzado, pero entonces llegó The Wall, justamente el más sobrevalorado de la formación a pesar de contener uno de los temas más celebrados de su historia, como es Confortably numb y un conocidísimo Another brick on the Wall que, por mucho que haya sonado, no deja de ser un desvío hacia el tecnopop un tanto peligroso. Al disco le sigue primero una película de Alan Parker protagonizada por Bob Geldof (espero por el bien de Bob que no la rodaran un lunes) que deja bastante que desear. Todo hubiera quedado ahí de no ser porque el 9 de noviembre de 1989 a unos alemanes se les ocurrió derribar otro muro en Berlín y… ¡viva el oportunismo! ¿Quién puede no creer en la resurrección después de aquello? Que si profecía, que si anticipación en más de diez años, sobre todo por parte de los que no conocían la obra y, menos aún, la letra.
Incluso antes de la histórica fecha de la reunificación teutónica, el grupo estaba ya casi deshecho. Waters echó a Wright del grupo… ¡para luego contratarle como bajista en los conciertos! Tampoco se hablaba con Gilmour. Hubo incluso demandas del propio Waters contra Gilmour y Mason por el uso del nombre de Pink Floyd y aunque finalmente ganaron estos últimos, hubo un acuerdo económico. No volvieron a juntarse hasta el Live 8 de Londres en 2005, pero solo ese día, eso sí, con muchos abrazos públicos. Después, más de lo mismo; discos de unos y otros hasta la actualidad, así como giras, aunque nunca al nivel de la trilogía antes mencionada. Además, en 2008 falleció Rick Wright.
Volviendo al tema del que hoy hablamos, lo cierto es que se interpretó por primera vez durante la gira de The dark side of the moon en 1974, pero se grabó en los renombrados estudios de Abbey Road (sin ningún beatle cruzando por en medio) ya en 1975.
Llama la atención el hecho de que se dividiera en dos pistas separadas por el resto de temas del disco (Welcome to the machine, Have a cigar y Wish you were here). El motivo no es otro que su duración (26 minutos y 11 segundos). Al no caber bien en una cara (entonces eran vinilos, no perdamos la perspectiva) se decidió dividir en dos pistas (las cinco primeras partes al principio y las cuatro últimas al final). Además, hubo que regrabarlo a causa de algunos problemas de sonido excesivo que tapaba a la batería. Recuerda Nick Mason:
«Con la invención de 16 pistas y la cinta de dos pulgadas se creía por mucho tiempo que habría problemas editando una cinta tan grande. Consecuentemente cuando tocábamos estas piezas, lo hacíamos de principio a fin. Especialmente Roger y yo, por tocar la sección rítmica, lo que sería colocado primero; esto era (riendo entre dientes) un trabajo bastante difícil porque todo tenía que estar bien».
Hubo otro incidente curioso en el que un hombre fornido y con la cabeza y las cejas completamente afeitadas, vistiendo una chaqueta blanca, zapatos blancos y llevando consigo una bolsa de plástico en las manos entró al estudio mientras la banda grababa el tema. El hombre permaneció un rato allí hasta que alguien (no se sabe muy bien quién) le reconoció. Era Syd Barrett. Solo faltaba eso. Mientras se seguía grabando, Barrett se levantó y dijo: «Bueno, ¿cuándo me pongo mi guitarra?». El teclista Rick Wright recordaba: «Y por supuesto, él no llevaba una guitarra consigo y le dijimos, ‘lo sentimos, Syd, ya grabamos las guitarras'». Cuando le preguntaron qué pensaba sobre «Shine on You Crazy Diamond», Barrett dijo que sonaba «un poco vieja». Él fue recibido con entusiasmo por la banda, pero, posteriormente, se fue durante la improvisada fiesta por la boda de David Gilmour (que coincidió en ese día). Esa fue la última vez que el resto de la banda lo vio.
Después de todo, hay que reconocer que Shine on you crazy diamond es una auténtica obra maestra. Dividida en nueve partes, la música está compuesta por Gilmour y Wright, y la letra por Waters. La parte I comienza con una mezcla de VCS3, ARP y órgano Hammond seguidos por un lastimero Minimoog y el solo de Gilmour con su Fender Stratocaster. Siguen los solos de guitarra durante las partes II y III, esta última con un tono bastante bluesero. Waters canta en la parte IV acompañado por el resto junto a dos buenas voces femeninas. La parte V viene marcada por dos saxos (barítono y tenor) que dan paso a Welcome to the machine. La parte sexta se caracteriza por su principio con un fuerte viento seguido de nuevo por al ARP y la Stratocaster junto a la Lap Steel Guitar, dando paso a la VII con los juegos vocales. Una segunda guitarra rítmica de Waters junto a un clavinet da paso a la parte VIII. La parte IX es, según Gilmour, una lenta marcha fúnebre (4 x 4) concebida como elogio musical a Syd. Puede oírse de fondo la melodía de See Emily Play, uno de los temas iniciales de Pink Floyd escritos por Barrett.
Si hablamos de la letra, podemos jugar con las iniciales. Al fin y al cabo, todos apreciamos lo de Lucy in the Sky with Diamonds (LSD). ¿Por qué no Shine on You crazy Diamond (SYD)? Ahí se queda.
Esta es la letra del tema:
Remember when you were young, you shone like the sun.
Shine on you crazy diamond.
Now there’s a look in your eyes, like black holes in the sky.
Shine on you crazy diamond.
You were caught on the crossfire of childhood and stardom,
Blown on the steel breeze.
Come on you target for faraway laughter,
Come on you stranger, you legend, you martyr, and shine!
You reached for the secret too soon, you cried for the moon.
Shine on you crazy diamond.
Threatened by shadows at night, and exposed in the light.
Shine on you crazy diamond.
Well you wore out your welcome with random precision,
Rode on the steel breeze.
Come on you raver, you seer of visions,
Come on you painter, you piper, you prisoner, and shine!
Nobody knows where you are, how near or how far.
Shine on you crazy diamond.
Pile on many more layers and I’ll be joining you there.
Shine on you crazy diamond.
And we’ll bask in the shadow of yesterday’s triumph,
sail on the steel breeze.
Come on you boy child, you winner and loser,
come on you miner for truth and delusion, and shine
Y en español:
Recuerda cuando eras joven, brillabas como el sol
Brilla, diamante loco
Ahora hay una mirada en tus ojos, como agujeros negros en el cielo
Brilla, diamante loco
Quedaste atrapado en el fuego cruzado de la niñez y el estrellato
Arrastrado sobre la brisa acerada
Vamos; tú, blanco de risas lejanas
Vamos, extraño
Tú, leyenda, mártir, ¡brilla!
Alcanzaste el secreto demasiado pronto
Pediste la luna
Brilla, diamante loco
Amenazado por las sombras de noche y expuesto a la luz
Brilla, diamante loco
Bueno, te hiciste insoportable con precisión impensada.
Cabalgaste sobre la brisa acerada
Vamos; tú, delirante, vidente de visiones
Vamos pintor,
flautista, prisionero, ¡brilla!
Nadie sabe dónde estás, cuán cerca o cuán lejos
Brilla, diamante loco
Cúbrete con muchas más capas, y me uniré a ti allí
Brilla, diamante loco
Y nos calentaremos en las sombras de los triunfos del ayer.
Y navegaremos en la brisa acerada
Vamos, chiquillo, ganador y perdedor.
Vamos minero, en busca de la verdad y el engaño, ¡brilla!
Y aquí los créditos:
- Música — David Gilmour, Roger Waters, Rick Wright
- Letras — Roger Waters
- Roger Waters— bajo, cantante principal, guitarra eléctrica adicional en la parte VIII
- David Gilmour— Fender Stratocaster, Coro, lap steel guitar en la parte VI, bajo adicional en la parte VI, EMS Synth AKS
- Richard Wright— órgano Hammond, ARP String Ensemble, Mini-Moog Synthesizers, clavinet en la parte VIII, Piano eléctrico en la parte VIII, Piano de cola en las partes III y IX, Coro
- Nick Mason— batería, percusión
- Dick Parry— saxofón barítono y saxofón tenor
- Carlena Williams— Coro
- Venetta Fields— Coro
Es cierto que no puede negarse una especie de homenaje a Syd, aunque hay más cosas. La temática de la letra es más generalizable; con toda probabilidad hay un aviso a los peligros del estrellato, a creerse alguien por vender unos cuantos discos (vinilos en entonces, recordemos) y, una vez más, a la amenaza permanente de los efectos de las drogas sobre los músicos. Hablamos hace ya tiempo de Hotel California. Por supuesto, hay muchas canciones que tratan esos temas, pero también hay que contarlo con música y debe reconocerse que, en este caso, el resultado está muy logrado. Por otro lado, está la soledad inherente al estrellato, la falta de confianza en uno mismo y en los demás que hace que la estrella se distancie más y más de la realidad. En fin, el tema acaba con una especie de canto a la esperanza, como Pandora.
La fotografía de la portada de Wish you were here fue tomada en los estudios de Warner Bros. ubicados en Burbank, California por Storm Thorgerson en una sesión llena de anécdotas. La situación más peliaguda se produjo cuando el viento sopló en dirección equivocada (¡anda que también el viento!) y no se incendiaron de milagro los actores Ronnie Rondell y Danny Rogers, ambos con trajes ignífugos, aunque el primero terminó con el bigote chamuscado.
Particularmente, recomiendo oír la versión original seguida. Para escucharla pincha aquí