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Goyo Salcedo: exposición ‘Metrallarte’ en el Centro Social de Covibar en Rivas-Vaciamadrid del 26 de noviembre de 2019 al 16 de enero de 2020
Por Manuel Hernández*.- / Noviembre 2019
Goyo Salcedo nació en Morata de Tajuña. En este pueblo ha vivido toda su vida, y ahí creó el magnífico Museo de la Batalla del Jarama. Cuando Goyo Salcedo veía a su hermano reconstruir un mapa de España a partir de desconchones de yeso de muros (podría ser una metáfora de nuestro país), decidió dedicarse a la escultura. La metralla como material para remendar unas heridas que nunca terminan de cicatrizar. Quizá es bueno que no cicatricen del todo, que se noten las costuras, para que no olvidemos nunca lo que ocurrió, y para que nadie falsee la historia.
Aparte de la calidad técnica y artística de sus obras, es indiscutible su valor simbólico al estar creadas en su mayor parte por materiales encontrados en los campos de batalla: metralla, picos, obuses estallados. Su interés por la escultura de metralla surgió en los años 50 al encontrarse miles de kilos de ella en los campos de batalla. Eso deja una huella imborrable en tu vida posterior. Y entonces fue cuando empezó a interrogarse: ‘¿Qué hacer con ella? ¿Qué hacer con todos estos obuses que se tiraron unos a otros? Lo mejor es convertir en arte lo que sirvió para matar. Si lo das para fundirlo es posible que otra vez lo empleen para hacer lo mismo: MATAR. Jamás se podrá redimir el daño que hicieron. Solo queda la esperanza de que sirvan para denunciar tal tropelía, que nos dejó en la más absoluta de las miserias, llenos de odio, con un país hundido y que todavía se oyen los ecos de esa miserable guerra’.
Y así, comenzó su faceta como escultor. Al principio, vendiendo figuritas de pueblo en pueblo. Luego surgieron las grandes obras en acero y metralla de la guerra. Los brazos, las piernas desgarrados. El cuerpo humano, las guerras, todo lo que acarrea sufrimiento y que te hace pensar, son componentes emotivos susceptibles de ser plasmados en una obra de arte. Su obra homenajea a personajes hasta ahora poco tratados, como el miliciano que camina con el fusil en una mano y el pico en la otra. Porque un fusil no vale nada si no lo acompaña un pico para cavarte un hoyo. Y en la Batalla del Jarama si no tenías útil para cavarte un hoyo, eras hombre muerto (y muchos que lo tuvieron, también). Otro claro ejemplo de su compromiso y su crítica es la obra ‘Arbeit macht frei’ (‘El trabajo te hace libre’), titulo tomado del letrero que había en muchos campos de concentración nazis, y también en España donde (aunque algunos lo nieguen) también los hubo.
Goyo ha puesto todas sus ilusiones en la próxima exposición que lleva por título ‘MetrallARTE’, que se inaugura el 26 de noviembre en el Centro Social Armando Rodríguez de Covibar (Rivas-Vaciamadrid). Es una exposición antológica de toda su obra, con algunas inéditas. Sin duda una de las instalaciones que la protagonizan es ‘Las trece rosas’. Evidentemente, la obra es anterior a la absurda polémica surgida en los últimos días (que no responde más que a una manifiesta intención de desinformar). El autor no pudo evitar crear este homenaje, que perfectamente podría ubicarse junto a la tapia de la Almudena donde fueron fusilada, ante el sinsentido de su muerte. Trece (en realidad catorce) mujeres jóvenes, entre 18 y 29 años, y recordemos que la mayoría de ellas eran menores de edad, ya que esta se situaba en los 21 años, fusiladas ¿por..? Realmente por nada. Otra salvajada más. Es un homenaje a la feminidad, a la grandeza de la juventud y la inocencia. Si las miras de frente son trece bustos de mujer en acero, todos bellos, todos diferentes, más uno aparte, de metralla (la rosa catorce). Solo te das cuenta de los sufrimientos que debieron pasar cuando miras sus espaldas desgarradas y retorcidas.
Y quiero terminar volviendo al Museo de la Batalla del Jarama. Hemos de decir que, tras unos inicios ilusionantes, aunque no exentos de dificultades y alguna que otra denuncia, el futuro del Museo parecía prometedor. Pero los herederos de la dueña del local no opinan lo mismo, y Goyo tendrá que desmantelarlo próximamente. El futuro del mismo finalmente pasará por las ‘caballerizas’, un local del Ayuntamiento de Morata de Tajuña después de una remodelación del edificio… si le dejan llevarlo a acabo. Por lo tanto, no podemos dejar de invitar a quien no lo haya hecho, a que lo visite, porque su fin está anunciado. Prácticamente todas las obras que veremos en la exposición de Covibar están muy ligadas al Museo de la Batalla del Jarama, forman parte de él, es más, sin ellas el Museo posiblemente no sería el mismo. Otras son prácticamente inéditas como ‘Las Trece Rosas’. Son únicas en el mundo, por ser realizadas con ese material y posiblemente no se expongan después de Rivas nunca más. Es una ocasión única para visitarlo. Para que la memoria no olvide.
- *Manuel Hernández es Gestor Sociocultural