EL FIN DEL REY LAGARTO
The Doors
The end es un tema de The Doors escrito por Jim Morrison y grabado para el primer álbum del grupo (lleva el mismo título, The Doors) en agosto-septiembre 1966 y publicado el 4 de enero del año siguiente por Elektra Records. El grupo se había formado en 1965 en la ciudad de Los Ángeles (California) cuando el siempre nómada Jim Morrison conoció primero a Ray Manzarek y posteriormente a John Densmore y Robbie Krieger que completaron la banda que tomaría el nombre de un poema de William Blake o de un libro de Aldous Huxley, ambos referidos a las puertas de la percepción.
Morrison había nacido en Melbourne (Florida) y, dado que el padre era militar y cambiaba mucho de destino, se había recorrido medio país de residencia en residencia hasta que abandono la ciudad de Washington para mudarse a la mayor ciudad de California a estudiar cine en la UCLA. A pesar de no tener éxito con su primer corto, siguió interesándose por todas las manifestaciones artísticas que entonces se daban allí. Todo hasta que cantó en Venice Beach a Ray Manzarek el tema Moonlight drive a capella…
La idea original de Jim era abrir los conciertos con este tema; sin embargo, dado su título, fueron dejándolo para el final y, si la duración de la actuación no había sido mucha, se iba alargando más y más la canción. Finalmente, esta fue su letra grabada:
This is the end
Beautiful friend
This is the end
My only friend, the end
Of our elaborate plans, the end
Of everything that stands, the end
No safety or surprise, the end
I’ll never look into your eyes… again
Can you picture what will be
So limitless and free
Desperately in need of some stranger’s hand
In a desperate land
Lost in a Roman wilderness of pain
And all the children are insane
All the children are insane
Waiting for the summer rain, yeah
There’s danger on the edge of town
Ride the King’s highway, baby
Weird scenes inside the gold mine
Ride the highway west, baby
Ride the snake, ride the snake
To the lake, the ancient lake, baby
The snake is long, seven miles
Ride the snake
he’s old, and his skin is cold
The west is the best
The west is the best
Get here, and we’ll do the rest
The blue bus is calling us
The blue bus is calling us
Driver, where are you taking’ us
The killer awoke before dawn,
He put his boots on
He took a face from the ancient gallery
And he walked on down the hall
He went into the room where his sister lived,
and then he, then he
Paid a visit to his brother, and then he
He walked on down the hall, and
And he came to a door
and he looked inside
Father, yes son, I want to kill you
Mother… I want to… wa…
(En algunas versiones:)
C’mon baby, take a chance with us
C’mon baby, take a chance with us
C’mon baby, take a chance with us
And meet me at the back of the blue bus
Doing a blue rock
On a blue bus
Doing a blue rock
Come on, yeah
Kill, kill, kill, kill, kill, kill
This is the end
Beautiful friend
This is the end
My only friend, the end
It hurts to set you free
But you’ll never follow me
The end of laughter and soft lies
The end of nights we tried to die
This is the end
Y aquí va una traducción:
Este es el final,
hermoso amigo.
Este es el final
mi único amigo, el final.
De nuestros elaborados planes, el final,
de todo lo que permanece en pie, el final.
No más seguridad o sorpresa, el final
Nunca te miraré a los ojos… de nuevo.
Puedes imaginarte lo que será,
tan ilimitado y libre.
Necesitando desesperadamente la mano de un extraño,
en una tierra desesperada.
Perdidos en un desierto romano de dolor,
y todos los niños están locos,
todos los niños están locos,
esperando a la lluvia de verano, sí.
Hay peligro a las afueras (al borde) de la ciudad,
recorre la autopista del Rey, nena,
extrañas escenas dentro de la mina de oro.
recorre la autopista hacia el oeste, nena.
Monta la serpiente, monta la serpiente,
al lago, al antiguo lago, nena.
La serpiente es larga, siete millas.
Monta la serpiente.
Es viejo, y su piel es fría.
El oeste es lo mejor.
El oeste es lo mejor.
Llega hasta aquí y nosotros haremos el resto.
El autobús azul está llamándonos,
el autobús azul está llamándonos.
Chófer, ¿dónde nos llevas?
El asesino despertó antes de que amaneciera,
se puso las botas,
cogió una cara de la antigua galería,
y bajó hasta el vestíbulo.
Entró en la habitación en que la vivía su hermana,
y entonces él
visitó a su hermano, y entonces él,
él bajó hasta el vestíbulo y,
y llegó hasta una puerta,
y miró dentro.
Padre, ¿si hijo?, quiero matarte
Madre… quiero… wa…
(En algunas versiones)
Vamos nena, aprovecha la oportunidad con nosotros,
vamos nena, aprovecha la oportunidad con nosotros,
vamos nena, aprovecha la oportunidad con nosotros,
y reúnete conmigo detrás del autobús azul.
Haciendo un rock triste,
en un triste autobús.
Haciendo un rock triste,
Vamos, sí.
Matar, matar, matar, matar, matar, matar
Este es final,
hermoso amigo.
Este es el final
mi único amigo, el final.
Duele dejarte libre,
pero tú nunca me seguirás.
El final de las carcajadas y las mentiras piadosas,
el final de las noches en las que tratamos de morir,
este es el final.
No fue hasta 1969 cuando Jim Morrison aclaró algo sobre una letra tan difícil de digerir, al menos en un principio: “Cada vez que oigo esa canción, significa algo más para mí. Comenzó como una simple canción de despedida …Probablemente sólo a una chica, o podría ser un adiós a una especie de infancia. Realmente no lo sé. Creo que es tan suficientemente compleja y universal en su idiosincrasia, que podría ser casi cualquier cosa que quieras que sea”.
Después de 12 minutos aparece la controversia (Madre, quiero … y sigue un sonido ininteligible) que tantas interpretaciones ha suscitado, la mayor parte de ellas con poca o ninguna base, lo que viene siendo habitual en el mundo del rock. En la autobiografía de John Densmore, Riders on the storm, el baterista cuenta: “En un momento Jim estaba llorando, y gritó en el estudio, «¿Alguien me entiende?». Y le dije que sí, que yo lo hago, y en ese mismo momento entramos en una larga discusión, Jim seguía diciendo…matar al padre, se reduce a esto, matar a todas esas cosas en ti mismo, que te han inculcado, que no son tuyas, son conceptos ajenos que no vienen de ti mismo y deben morir. Joder a la madre es muy básico, y significa volver a la esencia, a lo que es la realidad, no la interpretación de los hechos. Así que lo que Jim dice al final de la canción, es que hay que matar a los conceptos ajenos, volver a la realidad, al comienzo de los conceptos propios no los inculcados”.
Posteriormente, Ray Manzarek dio su versión personal de los hechos: “Estaba dando voz en una canción de rock & roll, a la recreación del complejo de Edipo, no estaba diciendo que quería hacérselo con su propia madre ni nada parecido… ¡Fue teatro!”
Es decir, que podemos eliminar referencias tanto a Sófocles o a Nietzsche (El nacimiento de la tragedia) y olvidarnos de complejos. No sería el rey Edipo, sino el rey Lagarto. Más podemos acercarnos a su interior si tenemos en cuenta la ya conocida mezcla de LSD y alcohol y a otras drogas chamánicas como el peyote o la mezcalina que solían acompañar al líder de la banda. El autobús del que se habla puede traducirse libremente como triste o como azul, ya que las dos condiciones cumplían el que se llevaba a los jóvenes a la guerra de Vietnam. Por otra parte, parece que hay referencias lo suficientemente amorosas como para pensar que hay alguna relación perdida o finalizada por ahí. ¿Recuerdos de alguna chica con la que mantuvo una aventura?
Si se habla tanto de la frase que nunca acabó de pronunciarse hasta después de alcanzar el estrellato es por las circunstancias que se dieron la primera vez. En el 8901 de Sunset Boulevard (esa parte se llama Sunset Strip) existe un local abierto desde 1964 llamado Whisky a go-go. Concebido inicialmente como discoteca, una especie de sucursal de la primera abierta en Chicago, pronto empezaron los conciertos en directo. En uno de ellos, tocaba el grupo de Johnny Rivers y había una DJ llamada Rhonda Lane, que ponía discos entre tema y tema en una especie de jaula colgada a la derecha del escenario. En esa actuación, Rhonda comenzó a bailar convirtiéndose así en la primera go-go dancer de la historia, toda una etimología rockera. En ese lugar eran habituales por aquel entonces gentes como The Byrds, Alice Cooper, Buffalo Springfield o Love, además del mismísimo Frank Zappa y sus Mothers of Invention y, por supuesto The Doors. Y allí el bueno de Jim soltó su famosa frase en una especie de recitativo. El dueño del local, indignado, no dudó en expulsar al grupo, pero Jac Holzman se encontraba allí y era el dueño de Elektra Records, y tampoco dudó en ofrecerles un contrato que les llevó a grabar el tema después de muchos días de paciencia con las borracheras de Morrison.
A partir de ahí, el resto es historia conocida. A The Doors siguieron discos como Strange days, Waiting for the sun, The soft parade, Morrison hotel o LA woman que llevarían a la banda a lo más alto hasta la muerte de Jim en París en 1971 y a la posterior disolución del grupo en 1973 tras algún que otro intento infructuoso de seguir haciendo de las suyas y de los que es mejor ni siquiera hablar aquí (No me molestes, mosquito, let me eat my burrito y otras cosas difíciles de digerir).
Algo de todo esto puede verse en la película The Doors, dirigida en 1991 por Oliver Stone. El tema que nos ocupa suena en numerosas series y películas. Ni siquiera el bueno de Joseph Conrad podía saber cuándo escribió El corazón de las tinieblas que, muchos años más tarde, a un tal Francis Ford Coppola le gustaría tanto la novela que decidió adaptarla al cine con el título de Apocalypse now en 1979 y empezarla con una selva al fondo, unos helicópteros, suena The end… ¡y aquí no haremos spoilers!
Respecto a Whisky a go-go, a pesar de haber estado cerrado entre 1982 y 1986, por allí siguieron pasando más grupos como Them (Van Morrison) o gente como Otis Redding, Cass Elliott y David Crosby, amén de bandas de la época como The Kinks, The Who, Cream, Slade, Led Zeppelin, Roxy Music, Oasis… y muchísimos más ya bastante posteriores.
Mientras tanto, en el cementerio parisino de Père Lachaise, junto a Guillaume Apollinaire, François Arago, Honoré de Balzac, Henri Barbusse, Alexandre Théodore Brongniart, Maria Callas, Frédéric Chopin, Alphonse Daudet, Eugène Delacroix, Jean de la Fontaine, Paul Eluard, Félix Fauré, Molière, Yves Montand, Marcel Proust, Jean Moulin o Edith Piaf, por citar solo unos pocos, se encuentra la tumba más concurrida de todas, donde no suelen faltar porros, whisky y rock ‘n’ roll. El famoso King Lizard, del que sin duda volveremos a hablar, yace allí. Descanse en paz.
Para escucharla completa en su versión original pincha aquí