Por Almudena Mestre.-
En el Teatro-Auditorio Buero Vallejo (C/Cifuentes, 30) de Guadalajara. Del 22 de marzo al 7 de abril de 2017.- FINALIZADA
Una artista llena de vitalidad y energía que destila sensibilidad y sensualidad en la figura humana. El lado femenino lo exalta y engrandece, lo expresa mediante gestos y miradas que penetran hasta lo más profundo del ser humano, aquello que late en el corazón y atraviesa el alma.
La luz incide en la creación de la retina que mira y percibe la realidad que la rodea. Un medio inverosímil, lleno de misterio y magia, se proyecta como una lanza en el infinito en la pintura de Johana Roldán Lorente. El símbolo, la imagen y la metáfora se dibujan desde lo sensorial y lo plástico hasta alcanzar el jardín de creatividad de la autora.
Pinceladas y trazos que perfilan el rostro se desvelan como un grito ante la existencia humana en medio de luces y sombras, acrílicos y óleos…Un mundo secreto de verdades y mentiras, absurdos en su geometría, tonalidades pastel tenues y suaves, claroscuros y colores complementarios…Medida bajo un mismo prisma, el color…La luz que irradia la autora se dibuja en el horizonte poético de esta magnífica exposición, recién inaugurada ayer por la tarde en el Teatro Buero Vallejo de Guadalajara que permanecerá hasta el 7 de abril.
La cuestión central de la estética, la naturaleza del arte y la literatura se concreta en el título, «Ut pictura poesis» donde la imaginación temporal de la literatura muchas veces avanza y se desplaza hacia el terreno de la pintura. ¿Se unen poesía y pintura, con lenguajes diferentes en cuanto la expresión o tal vez divergen en el infinito transmitiendo cada uno a su manera emociones y sentimientos?
¿Cuál es el punto de inflexión que acerque o separe la pintura de la literatura dentro de las artes plásticas, visuales o del espacio? El imaginario espacial se dibuja entre medias de los textos plásticos dando su aportación antropológica tal y como nos muestra Johana en sus diseños, rodeados de impulsos y sensaciones, tal vez, enraizados en el inconsciente colectivo y en la corriente psicoanalítica donde aflore el sueño y los deseos en forma de pulsiones.
El arte se expresa mediante múltiples lenguajes que van paralelos en el infinito. Mientras la poesía discurre por senderos de conocimiento que emergen de lo alto, la pintura renace de la tierra. La comunicación entre ambos lenguajes se traduce en la materia que la artista Johana logra unificar mediante el verbo y la palabra. El Edén es la simbiosis plástica de miradas en el que la palabra cobra sentido por medio de ambos lenguajes, el plástico y el poético; de ese modo, las imágenes se suceden a lo largo de un recorrido donde habita la metáfora de la poesía y se transforma al lienzo. Aparece la comunicación artística mediante los signos pictóricos en medio de la plasticidad de las imágenes del paraíso ensalzado por figuras desnudas de gran belleza y armonía. Un mundo vertido al exterior de creación por una artista que desprende emociones al exterior atravesando la poética que crean sus propias imágenes.
La expresividad que adquieren los rostros desvelan misterio e intriga, tal vez, se asemejen a la ficcionalidad de la narrativa o a la poeticidad del pensamiento que conlleva el verso. El alma dormida del visitante despierta al infinito cuando se pasea por la galería del Teatro-Auditorio Buero Vallejo y renace ante el jardín edénico rodeado de tranquilidad y armonía; los desnudos se suceden para resaltar la feminidad de la mujer, su lado más tierno y sutilmente delicado entre luces que emergen hacia lo sublime de la vida. Jante penetra su mirada hacia la profundidad del ser humano recorriendo los mundos oscuros del hombre, del ser que habita en una realidad repleta de símbolos e imágenes inmersos en un mundo misterioso rodeado de belleza. Adán y Eva regresan al momento de la creación en el cual, sus miradas se unen y se solapan ante el deslumbramiento de la luz, un viaje eterno por el locus amoenus, donde los reflejos se traducen en sueños de la artista.
¿Qué sentido tienen los símbolos del jardín del Edén? En la cultura clásica, dentro del Jardín de los Filósofos, Epicuro desarrolló el mundo del amor en medio del paraíso de la paz y la tranquilidad; en el Jardín de la Meditación enclavado en la tradición oriental, se encuentra un lugar de retiro, tranquilizador y pacífico, con el fin de relajarse después de las tensiones diarias de la vida. Tal vez, el Edén identifique un paraíso prehistórico de la naciente Humanidad en la que convivieron los primeros homínidos mezclados entre bestias y vegetales. En la literatura medieval las descripciones que tenemos sobre el Edén nos inducen a adentrarnos en el amor y las delicias entre árboles verdes y pájaros musicales. Dante en la Divina Comedia, ya encontró el Paraíso Terrenal o Edén de Adán y Eva, como símbolo de «inocencia» que tenían ambos personajes antes de perder la Gracia de Dios. Pasemos pues, al paraíso de la imaginación y ensueño de Johana mientras paseamos por la galería del Teatro Buero Vallejo de Guadalajara y dejemos que nuestro pensamiento se despoje libremente ante la belleza de sus lienzos y la musicalidad que desprenden.