Exposición Alphonse Mucha en Madrid
Hasta el 25 de Febrero de 2018 en el Palacio de Gaviria (Calle del Arenal, 9). Horario: Lunes, martes, miércoles, jueves y domingo de 10h a 20h. Viernes y sábados de 10h a 21h (La taquilla cierra una hora antes). Precio entrada adultos: 12 euros. Otros precios y más información sobre la visita a esta exposición en http://www.muchamadrid.com/
Por Elena Rojo García.- | Diciembre 2017
Fotos: Mucha Trust – Fundación Mucha
El Palacio de Gaviria acoge durante estos días y hasta el 25 de febrero 2018, una retrospectiva del genial creador checo Alphonse Mucha, icono del Art Nouveau, ilustrador, diseñador, pintor, cartelista, escultor, fotógrafo, diseñador, profesor de arte y político.
Nacido en Ivancice, 1860, ciudad al sur de Moravia. Tras un periodo de aprendizaje en Viena y Múnich, se trasladó a París para continuar su formación al tiempo que trabajaba como ilustrador y cartelista publicitario.
Durante el recorrido, conoceremos al padre de familia, al hombre cosmopolita y bohemio. Descubriremos a un hombre adelantado a su tiempo, visionario de conceptos que revolucionaron por completo el mundo de la publicidad y las artes gráficas. Sus trabajos en artes decorativas y bellas artes son brillantes.
Una pequeña sala nos abre las puertas a su faceta más íntima y familiar. De sus paredes cuelgan retratos de la que sería su esposa, Maruska, veintidós años más joven que él y de sus hijos Jaroslava y Jiri. Todos ellos posaron en numerosas ocasiones como modelos para él. En la misma habitación se muestra un autorretrato junto al espléndido collar que diseñó para Maruska como regalo de boda y que el orfebre Jan Rechner se encargó de realizar.
En el cuadro que vemos, Maruska posa con la expresión alegre y relajada capturada en los trazos color pastel del artista. Educada y de buena familia se convirtió en fuente de inspiración, la compañera perfecta que le brindó un apoyo incondicional.
Durante su estancia en París, entabló amistad con Gauguin, Rodin o Toloouse-Lautrec. Sin embargo, el punto de inflexión en su carrera llegó de la mano de un encargo en la Nochebuena de 1894; la elaboración de un cartel para la obra de teatro ‘Gismonda’, protagonizada por la gran Sarah Bernhardt, actriz parisina de cine, teatro y empresaria. El resultado dejó a Bernhardt impresionada gracias al diseño de estilo rompedor.
En formato estrecho y alargado, la actriz aparece en una especie de pedestal como si de una diosa se tratara, Mucha la caracteriza aquí semejante a una exótica noble bizantina con una espléndida bata, tocado de orquídeas y un ramo de palma en la mano.
El uno de enero de 1895 los carteles anunciando ‘Gismonda’ aparecían por las calles de todo Paris, convertidas de este modo en un espacio expositivo abierto a todos los públicos. Partidario siempre de acercar el arte a la calle, los carteles eran una excelente forma de ilustrar al gran público que se detenía y los observaba con gran entusiasmo. Su talento representó una bocanada de aire fresco en el panorama artístico parisino. Firmó con la actriz un contrato de seis años, para crear diseños de escenarios, vestuarios y demás carteles.
Disfrutamos de la belleza y armonía que desprenden los carteles de ‘Gismonda’, ‘Medea’, ‘La dama de las camelias’, ‘Hamlet’, ‘Tosca’ o ‘Lorenzaccio’ ambientada esta última en la Florencia del s. XVl donde Sarah Bernhardt protagoniza el personaje masculino asesino de su primo Lorenzo de Medici, duque tirano de Florencia. Aquí nuestro artista, representa a un joven apuesto cuya elegante figura en forma de ‘S’ se recorta contra una ventana de arco. Mucha, se centró en la expresión facial de Sarah Bernhardt para retratar al protagonista en una pose reflexionando sobre el asesinato que acaba de cometer.
Deseoso de compartir su experiencia y con la intención de servir como propuestas para crear objetos relacionados con la vida cotidiana, editó en 1902 unos estudios que llamó ‘Documentos decorativos’, del cual podemos ver un ejemplar, 72 láminas recogen sus mejores trabajos publicitarios y demás elementos que empleaba en sus obras como hojas o flores.
Contemplamos obras realizadas para publicitar productos muy dispares; bicicletas, papel de fumar, papillas de bebé, cajas de perfumes, jabones, licores, champagne, chocolates, etc. Las figuras femeninas de sus composiciones resplandecen, rodeadas de inspiraciones florales y vegetales, seductoras y misteriosas, pero sobre todo elegantes. En todas ellas apreciamos su particular estilo, definido por el uso de los colores pastel, los motivos bizantinos, un formato y composición completamente originales.
Continuamos la visita en el que fuera salón de baile del palacio, de sus paredes, cuelgan enormes espejos que reflejan la luz de la estancia. Disfrutamos los diseños de vajillas y abanicos cuando nuestros ojos se detienen prendados de ‘Las cuatro estaciones’ con sus líneas curvas, colores cálidos advertimos claras influencias del arte bizantino y las estampas japonesas tan de moda en aquella época, unido a su interpretación personal del oficio e influenciado sin duda por sus años de estudio en Viena y Múnich. De un diseño espectacular son también las obras dedicadas a las Artes; danza, pintura música y poesía y el fantástico diseño del Zodíaco, perfil de una mujer majestuosa, recortado sobre una llamativa aureola dibujo que realizó para lo que iba a ser un calendario.
Todo ello sin perder de vista, la genial idea realizada para Chocolates Masson, donde asocia las edades del hombre a los meses del año y la extraordinaria serie de cuatro paneles decorativos dedicados a las piedras semipreciosas: topacio, rubí, amatista y esmeralda.
En 1895 Mucha estaba considerado uno de los artistas más importantes de toda Europa. En 1900 era respetado maestro del arte del cartel y un diseñador de los más imitados en todo París.
Como reconocimiento a su contribución en varios proyectos para la Exposición Universal de Paris en 1900, fue nombrado Caballero de la Legión francesa por el gobierno francés y recibió otra medalla del Imperio Austrohúngaro que suscitó en él sentimientos contradictorios, pues era un nacionalista a favor de la libertad de los pueblos eslavos, que sufrían bajo el domino austriaco.
< p style="text-align: justify;">Fruto de sus emociones y reflexiones, siente la necesidad de llevar a cabo un ambicioso proyecto al que llamará ‘La Epopeya Eslava’ concibe unos paneles enormes de pinturas dedicadas a mostrar la historia de los pueblos eslavos unidos por las alegrías, el dolor y su lucha contra la opresión. Necesita un mecenas que financie esta empresa, por eso entre 1904 y 1909 viajó cinco veces a Estados Unidos, donde fue recibido como un héroe, se presenta en los círculos más selectos de la sociedad estadounidense, hasta que consigue un benefactor. A partir de ahí, se dedicó en cuerpo y alma a madurar su objetivo. Con el fin de documentarse, consultó a expertos contemporáneos en historia eslava, así mismo realizó viajes de investigación. Dibujaba, fotografiaba, analizaba hábitos y costumbres locales, e instaló su taller en el Castillo de Zbiroh en Bohemia Occidental. Podemos ver una proyección de diapositivas con los veinte paneles dedicados al ciclo Epopeya Eslava.
Fue un destacado miembro de la Masonería, nacionalista checoslovaco y apasionado del ocultismo, aspectos que distinguen su obra a principios del s. XX. Otra sala guarda diferentes ejemplos de las obras realizadas para su país; sellos, billetes, documentos gubernamentales, carteles conmemorativos de la creación de la República Checa. O bien los óleos ‘Mujer con traje moravo’ (1936) o ‘Mujer croata con manzanas’ (1920).
Sus últimos trabajos expuestos ponen de manifiesto los intereses humanistas del artista, por ejemplo el retrato de su amiga, la activista turca defensora de los derechos de la mujer, Halid Edip Adivar óleo de 1928. Se trata de la representación psicológica de una mujer luchadora y fuerte, muy diferente de la belleza femenina tan característica de la estética Mucha. Además descubrimos los cartones diseñados para las vidrieras de la Catedral de San Vito en Praga.
Al final de su vida, realizó un estudio para la idea de la razón, la sabiduría y el amor como tres principios clave del progreso de la humanidad. A pesar de ser un nacionalista convenido, éste último trabajo, que no pudo concluir, es un mensaje de paz donde deja patente lo absurdo de las guerras. Mucha consideraba que la fuerza inspiradora del arte contribuiría a unir todos los pueblos en aras del progreso de la humanidad.
Alphonse Mucha ha tenido un relevante papel en el mundo del arte a nivel mundial. Su enorme legado e influencia, ha facilitado ideas a numerosos artistas, creativos y diseñadores.
No deben perderse la oportunidad de conocer la increíble obra y los diferentes aspectos que conformaron su personalidad, en un lugar tan emblemático y hermoso como el Palacio de Gaviria.