Una luchadora por la igualdad, espía y artista con un trágico final
Entreletras.- / Diciembre 2018
Abogada, espía e incluso asesina, Margarita Ruiz de Lihory (1893-1968), fue una de las damas más peculiares de la historia de España. Su figura, digna de una película de Hollywood, estuvo marcada por la aventura y sigue despertando curiosidad 50 años después de su muerte. Margarita fue una dama adelantada a su tiempo, que siempre predicó la libertad de la mujer. Fue abogada, espía, corresponsal y pintora. El libro Damas Ilustres de la historia de España, de Vicenta Márquez de Plata, relata las peculiares aventuras de esta pionera del feminismo de principios del siglo XX.
Aristócrata inconformista
Nacida en una familia aristócrata, el futuro profesional de Margarita se vio influido por cumplir con las expectativas paternas por lo que decidió licenciarse en derecho en una época en la que las mujeres de su clase preferían centrarse en aprender a realizar las labores del hogar. Tras casarse y dar a luz siendo aún muy joven, esta aristócrata decidió separarse de su marido ya que se sentía atrapada y necesitaba algo más en la vida. Margarita pensaba que la mujer debía buscar su realización no solo a través del matrimonio. Ella quería participar activamente en todos los ámbitos sociales y laborales.
Espía intrépida disfrazada de moro
Plasmó sus pensamientos en su forma de vida y decidió lanzarse a la aventura asentándose en Marruecos como corresponsal de prensa. Anotaba con su pluma de oro los duros relatos bélicos que presenció durante la Guerra del Rif e informaba mientras los misiles sobrevolaban por encima de su cabeza.
Tras conocer a Miguel Primo de Rivera, recibió la propuesta de trabajar como espía para España. Haciendo gala de un valor temerario, disfrazada de moro, atravesó las líneas de los soldados marroquíes y entregó al sultán un mensaje del gobierno español. Se enamoró del caudillo rifeño a Abdel-Krim y consiguió mediar con él para que liberara a unos presos españoles, ganándose el apodo de la ‘Mata Hari española’.
Pintora y romántica empedernida
Cansada de la aventura marroquí, abandonó el espionaje para viajar a Norteamérica, donde se hizo un nombre por su habilidad como pintora y por sus conferencias feministas. Margarita recurría al arte para expresar el espíritu pasional y romántico que hacía de su vida un cosmos de emociones. Tal fue su fama como retratista que las grandes figuras del momento le reclamaban para que les admitiese como modelo. Así es como se le atribuyeron varios romances entre los que destaca uno con Henry Ford.
Perturbador final
Tras regresar a España, trabajó como cineasta y actriz. Tal como dice Vicenta Márquez de la Plata en su libro, ‘no es de extrañar que tan impetuosa mujer terminara mal, presa de una enajenación mental`, ya que pasó la última etapa de su vida ingresada en un psiquiátrico debido al célebre ‘caso de la mano cortada’, en el que se acusó a Margarita de cortarle la mano, la lengua y sacar los ojos al cadáver de su hija Margot. Tal fue el revuelo periodístico que levantó, que el suceso provocó las tiradas de prensa más vendidas de la época.´En todo caso, en su época de bienestar mental Margarita Ruiz de Lihory fue una mujer de mundo, brilló como una de las más inteligentes y activas de su tiempo.
Más historias de españolas ‘rebeldes’
Vicenta Márquez de la Plata rescata del olvido más de 40 historias sorprendentes con el libro ‘Damas ilustres en la historia de España’
Historias como la de la ‘Matahari española’ han sido recogidas en el libro ‘Damas Ilustres de la historia de España’, publicado por Ediciones Casiopea, en el que se recupera del olvido la vida de más de 50 españolas adelantas a su época, entre ellas, pintoras, escritoras, soldados, almirantes, aventureras, monjas, místicas, damas ilustradas, mecenas, pensadoras, precursoras del feminismo y virreinas.
Armadas con sus plumas o sus pinceles, subidas a la grupa de sus caballos, navegando en soberbios veleros, guerreando, amando, conspirando, reinando o gobernando ejércitos, fueron las adelantadas a su época. Damas que echan por tierra el mito de que las españolas del pasado poco hicieron por rebelarse o romper las normas imperantes. Ediciones Casiopea publica ‘Damas ilustres en la historia de España’, un inédito muestrario de rompedoras.
Mujeres creadoras: pintoras y escritoras
En una época en que las damas se quedaban en casa bordando, los pergaminos se llenaban con las historias concebidas por escritoras que preferían soñar y las oscuras estancias se iluminaban con el sonido de sus instrumentos. Mujeres como Valentina Pinelo, o Mariana de Carvajal, damas barrocas donde las haya, curiosas y eruditas, que se sentían más cómodas a la luz de las velas narrando biografías o dramas teatrales. Mujeres como sor Juana Inés de la Cruz, amante de los libros y de los instrumentos musicales, que halló inspiración entre los muros conventuales. Damas como María Egual, poetisa y dramaturga barroca, como Rosario Cepeda Mayo, autora dotada de un talento inusual, como la poetisa Vicenta Maturana y Vázquez, o la literata y novelista romántica Amalia de Llano y Dotres.
Mujeres de acción
Hubo también quienes prefirieron los desafíos; heroínas, soldados, almirantas, por cuyas venas corrían borbotones de glóbulos rojos cargados de espíritu de aventura e instinto expedicionario. Doña Mencía Calderón, Isabel Barreto, Catalina de Erauso, María Rosa Gálvez, Teresa Cabarrús, o Mariana Pineda. Mujeres cuyas largas faldas se hallaban a menudo embarradas o salpicadas por la espuma del mar. Unidas por una curiosidad, siempre anhelantes, siempre atentas, protagonizaron los episodios más románticos de su vida afrontando retos impensables. Mujeres como María de la Consolación Domitila de Azlor y Villavicencio, (la heroína de los sitios de Zaragoza), que pese a su rimbombante nombre se sentía a gusto entre el olor de la pólvora y el relincho de caballos, o como la polifacética Margarita Ruiz de Lihory, pintora, periodista, abogada y espía de principios de siglo XX.
En conventos, en su hogar o en el palacio
Monjas y místicas que obraron maravillas con la pluma o fueron presa de la inquisición, damas ilustradas como Doña Francisca de Sales Portocarrero, una reformista que puso patas arriba la sociedad del siglo XVIII, mecenas como María Josefa Pimentel y Téllez, pensadoras, feministas, librepensadoras, condesas rebeldes, viudas que se supieron reinventar, gobernadoras, validas, virreinas y colonizadoras… Mujeres que ensancharon el horizonte de su vida, que se sintieron arrastradas por su propia determinación, mujeres que hicieron uso de su ingenio y sobrevivieron a la soledad, a las prohibiciones, a las normas, a la asfixia de una sociedad convencional imprimiendo
un aire de ‘realismo mágico’ a su existencia y a la época que les tocó en suerte.
Vicenta Márquez de la Plata es autora de más de 20 títulos, los de Isabel la Católica y su tiempo, han sido obras de consulta en el Instituto Cervantes y en la Academia de la Historia.
Más información: Facebook: @edicionescasiopea