El lunes 2 de septiembre a las 19:00 se presenta en el Café Comercial (Glorieta de Bilbao, 7. Madrid) el libro El paciente que más me preocupa (Visión Libros, 2024), de Emilio González Martínez.
El acto lo abrirá el poeta Rafael Soler. El autor del libro estará acompañado por la rapsoda Elda Hidalgo —que dará lectura a algunos de los textos— y por Eugenio Rivera, escritor e ilustrador —que ha diseñado la portada del libro y hará la presentación del mismo—.
La entrada es libre hasta completar el aforo.
El autor
Emilio González Martínez (Buenos Aires, 1945) es hijo de inmigrantes leoneses y cursó la carrera de Psicología para formarse después como psicoanalista.
Su producción literaria —publicada en el período 1986 y 2019— aborda temas psicológicos y también se acerca a la poesía. Entre los primeros destacan los libros: “Inconsciente como Lenguaje”, “Psicoanálisis de la Angustia”, “Moral y ética en psicoanálisis”, “El deseo en la vida cotidiana. La ética del psicoanálisis”, “La sexualidad y el poder en psicoanálisis” y “Nuestras cosas de todos los días”.
Los poemarios que han visto la luz son los siguientes: “El otro nombre”; “Hojas debidas”; «Escoba de quince»; «Palabrando» y el que ahora se publica en España: “Sobre el paciente que más me preocupa”. Ha reunido su poesía (1986/2016) en el libro «La vida es una herida absurda”.
Ha colaborado asimismo en publicaciones colectivas como “Medicina Psicosomática”, “Vigencia de Sigmund Freud” y “Anatomías secretas».
La obra
En palabras del poeta y crítico literario Antonio Daganzo: «Cierto que las páginas de este libro —tan mesurado en su tono pero tan efusivamente singular— fluyen en las aguas de una corriente narrativa de fondo. Cierto que en él hay pasajes, incluso, de narración explícita, que propende hacia el género del cuento. Y, sin embargo, “Sobre el paciente que más me preocupa» es poesía también, de la de verso reflexivo y sorprendente imaginería; y ensayo que adquiere los episódicos ropajes del artículo —pero no sólo del artículo—. En realidad, cabría ver en esta obra, gozosamente híbrida, la sombra de un diario personal, los mimbres de un dietario desarmado y vuelto a armar con más aguda precisión en su punto de mira. Y todo al calor de las dos pasiones que han sustentado la muy relevante trayectoria de Emilio González Martínez: el psicoanálisis y el ejercicio consciente de las letras; vale decir, la construcción de una poética propia, sin ataduras.
«Puede que no podamos ser libres, pero nuestras palabras sí pueden», afirma el autor. Y por la libertad —recordando a Cervantes— se puede y se debe aventurar la vida».